BENEDICTO XVI
¡Eppur si muove!
Ya no falta ninguno. La gran prensa ha decretado que se abre la veda, y como en los primeros años del Papa Wojtyla, todo vale para abatir al hombre de Roma. Desde la sutileza editorial a la sal gorda de los humoristas, desde las viñetas indecentes a las encuestas de urgencia.