"Cristo resucitado viene a curar las llagas abiertas y dolientes" de la humanidad. Así de tajante se mostró el Santo Padre en su Mensaje del Domingo de Resurrección, antes de la bendición Urbi et Orbi. Por este motivo, pidió soluciones de paz para tierras en conflicto, como Darfur, Tierra Santa, Irak, el Líbano y el Tíbet.
"El egoísmo, la injusticia, el odio, la violencia" marcan las relaciones entre personas, grupos y pueblos, en lugar del amor. Por eso, la humanidad está llena de llagas "que desgarran el alma y el cuerpo de innumerables hermanos y hermanas nuestros", que "esperan obtener alivio y ser curadas por las llagas gloriosas del Señor resucitado y por la solidaridad de cuantos, siguiendo sus huellas y en su nombre, realizan gestos de amor".
Estos cristianos se comprometen "en favor de la justicia" y difunden a su alrededor "signos luminosos de esperanza en los lugares ensangrentados por los conflictos y dondequiera que la dignidad de la persona humana continúe siendo denigrada y vulnerada".
Benedicto XVI pidió que se recuerde y se rece por los "misioneros mártires" muertos en 2007, cuyo ejemplo es "un estímulo" para dar testimonio "de una manera cada vez más valiente" de la fe. Tuvo este recuerdo en el Día Mundial de Oración y Ayuno por los Misioneros Mártires, celebrado el lunes de Pascua.
El Papa señaló que es "un deber de gratitud para toda la Iglesia" recordar y rezar por los "hermanos y hermanas –obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos– caídos a los largo de 2007 mientras desarrollaban su servicio misionero".
Antes del rezo del Regina Caeli, oración que sustituye al Ángelus durante el tiempo pascual, Benedicto XVI también se acordó de los enfermos de tuberculosis, en la jornada mundial por la lucha contra esta enfermedad. Mostró su cercanía a los enfermos y familiares, y pidió que crezca "el compromiso a nivel mundial para derrotar este flagelo". La tuberculosis afecta a unos dos mil millones de personas, siendo las zonas más golpeadas por esta enfermedad el África subsahariana y el sudeste asiático.
Monseñor Juan José Omella pide "a Dios" que ETA desaparezca "de una vez por todas"
El obispo de Calahorra y La Calzada-Logroño, monseñor Juan José Omella, pidió en un comunicado "a Dios y a la Virgen" que ETA desaparezca "de una vez por todas", tras el atentado terrorista con un coche-bomba contra el cuartel de la Guardia Civil.
Omella condenó "con la máxima firmeza" el acto terrorista, "que ha podido sumir a la ciudad en una masacre terrible" al tiempo que manifestó su "cercanía y afecto por la Guardia Civil, por todos sus miembros y familiares, especialmente en estos momentos".
"Nos unimos al dolor y a la contradicción en que los ciudadanos de nuestra querida Calahorra se han visto afectados por la sinrazón de los violentos de ETA; especialmente queremos estar al lado de los afectados, en sus personas y en sus bienes, por la explosión", indicó.
La Subcomisión Episcopal de Familia y Vida afirma que "la Ley del aborto debe ser abolida"
Con motivo de la VII Jornada por la Vida, que se celebra el 25 de marzo, los obispos de la Subcomisión Episcopal para la Familia y Defensa de la Vida han hecho público un mensaje en el que piden promover una cultura de la vida que venza a la "cultura de la muerte" y proclaman "el valor sagrado de toda vida humana desde su comienzo en la fecundación hasta su fin natural".
"La Ley del aborto debe ser abolida, al tiempo que hay que apoyar eficazmente a la mujer, especialmente con motivo de su maternidad, creando una nueva cultura donde las familias acojan y promuevan la vida", subrayan los obispos, que sugieren a la vez que una alternativa importante al aborto es la adopción.
Por su parte, el arzobispo de Toledo, cardenal Antonio Cañizares, advirtió en su homilía del Domingo de Resurrección que "la batalla por la vida es dura en este momento, pero aun se prevé que sea más dura los años sucesivos con normativas o formas de actuar que favorecen el aborto, la eutanasia y la investigación con embriones". Así, animó a los cristianos a "cooperar en la vida social".
El sacerdote mexicano Pascual Chávez Villanueva ha sido reelegido, en el marco del 26 Capítulo General que los salesianos celebran esta semana en Roma, como rector mayor de la Congregación para el sexenio 2008-2014.
Chávez accedió al cargo en 2002 y se convirtió en el noveno sucesor de don Bosco. Durante su primer mandato, hizo hincapié en la necesidad de llevar el carisma salesiano hacia niveles espirituales más auténticos y el empeño salesiano a los más necesitados de la sociedad y cultura actual. Para ello, Chávez visitó, durante estos años, todas las inspectorías de la Congregación y recibió, por su carisma, el reconocimiento de numerosos ayuntamientos que le concedieron la ciudadanía honoraria.
Pascual Chávez es, además, consultor de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica y presidente de la Unión de Superiores Generales.
La comunidad salesiana está presente en 129 países. La forman 15.750 salesianos divididos en 10.720 sacerdotes, 2.092 coadjutores (no sacerdotes), 2.805 seminaristas, 17 diáconos permanentes y 484 novicios.
Benedicto XVI ha aprobado la publicación del decreto con el que la Iglesia reconoce las virtudes heroicas de tres españoles, con el que se ha dado un paso decisivo hacia su beatificación.
Una de ellas es la sierva de Dios Margarita Amengual Campaner, joven laica, nacida en Palma de Mallorca en septiembre de 1888 y fallecida en Costix en enero de 1919. Otro es el religioso español Francisco de la Pasión Gondra Muruaga, conocido como Francisco de la Pasión o "Aita Patxi" (Padre Patxi), nacido en Líbano de Arrieta,(Vizcaya), el 5 de marzo de 1910 y fallecido de leucemia el 6 de agosto de 1974 en Basurto, (Bilbao). El tercer español es Leopoldo Sánchez Márquez, laico, profesor de la orden de los Hermanos Menores Capuchinos, nacido en Alpandeire en junio de 1864 y fallecido en Granada en 1956.
La aprobación de los decretos tuvo lugar el sábado 15 de marzo en una audiencia que el Papa concedió al prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, cardenal José Saraiva Martins. Además de los tres españoles, el Papa ha aprobado decretos que reconocen las virtudes heroicas de otros once bautizados de diferentes países.