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En torno al Día de San José, la Iglesia celebra el Día del seminario. Con el lema “Generosos y entregados...como María” en este caso la celebración se enmarca dentro de la conmemoración del ciento cincuenta aniversario del dogma de la Inmaculada Concepción de María.

 

"El objetivo de esta jornada es apoyar a nuestros seminarios y seminaristas -ha dicho Mariano Herrera, secretario de la Comisión de Seminarios- y animar a niños y jóvenes a que se planteen el ministerio sacerdotal".

Según datos de la Conferencia Episcopal en los seminarios de las diócesis españoles hay un total de 1524 seminaristas; de ellos 281 son de nuevo ingreso, una de las cifras más altas de los últimos años.

Con motivo de esta jornada los obispos de todas las diócesis se han dirigido a sus diocesanos recordando que ser sacerdote es una apasionante aventura por cambiar el mundo, como ha dicho Juan del Río, obispo de la Diócesis de Asidonia-Jerez. Los rectores de los seminarios de Barcelona y Toledo, por su parte, se han dirigido a la comunidad cristiana subrayando que ésta ha de ser sustrato abonado para las vocaciones.

 

 

 

El Papa Juan Pablo II nombró el pasado jueves a los cardenales Antonio María Rouco Varela, arzobispo de Madrid, y al patriarca de Venecia, Angelo Scola, miembros de la Prefectura de los Asuntos Económicos de la Santa Sede, según anunció la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

La Prefectura de los Asuntos Económicos de la Santa Sede está encargada de dirigir y controlar la administración de los bienes que preside la Santa Sede o que dependen de ella. Dicho organismo está presidido por el cardenal italiano Sergio Sebastián.

La prefectura “prepara el presupuesto y el balance general de la Santa Sede y lo somete a la aprobación de la autoridad superior dentro del tiempo establecido”. Además, este organismo del Vaticano examina el estado patrimonial y económico, y los balances y presupuestos anuales de los organismos de la Santa Sede, “inspeccionando, si fuere necesario, libros de contabilidad y documentos”.

 

 

 

El Obispo de Santander, Monseñor José Vilaplana Blasco, anunció el pasado domingo, Domingo de Ramos, que la apertura del próximo Año Santo Lebaniego será el 23 de abril de 2006 y que la clausura tendrá lugar el 22 de abril de 2007. El anuncio se produjo durante la Homilía de la misa dominical, que se celebró a mediodía en la catedral de Santander.

 

El lema de este año será “La cruz, signo de vida”. Haciendo referencia al lema, el prelado afirmó que la cruz es “vida nueva que para cada uno de nosotros comenzó el día de nuestro bautismo; en ese mismo día fuimos marcados por la cruz de Cristo porque la señal del cristiano es la Santa Cruz”.

En el monasterio de Santo Toribio del valle cántabro de Liébana se guarda un fragmento de la Cruz de Cristo, según enseña la tradición cristiana. El último jubileo lebaniego fue el pasado 2000. La cadencia se repite en ciclos de 3, 5 y 11 años.

 

 

 

La Santa Sede hizo público el martes el nombramiento de Cecilio Raúl Berzosa Martínez como nuevo Obispo Auxiliar de la Archidiócesis de Oviedo, una diócesis cuyo titular es el arzobispo Carlos Osoro. Según ha informado la archidiócesis de Oviedo, Raúl Berzosa "recibirá la ordenación episcopal en la Catedral de Oviedo el sábado 14 de mayo, víspera de Pentecostés, y ha elegido como lema episcopal la frase de San Ireneo: La Gloria de Dios es que el hombre viva".    

En su primer mensaje a los cristianos de Asturias, Raúl Berzosa dijo que llega a la archidiócesis para "aprender y servir" y que desea ser "el Obispo de todos, con todos y para todos".    

    

Al dar a conocer la noticia durante el transcurso de la Misa Crismal, el arzobispo de Oviedo, monseñor Carlos Osoro pidió a todos los fieles de Asturias que se acoja este nombramiento "como una gracia especial de Dios a nuestra Iglesia Diocesana, desde el empeño de querer anunciar el Evangelio con nuevo ardor, método y expresión".

 

Raúl Berzosa, de 47 años,  nació en la localidad burgalesa de Aranda de Duero. Doctor en Teología Dogmática ha ocupado en la diócesis de Burgos entre otros, los cargos de Delegado de Medios de Comunicación, Provicario General y Vicario de Pastoral, Secretario de Iglesia en Castilla y en la actualidad Director del Instituto Superior de Ciencias Religiosas "San Jerónimo".

 

Conferenciante, director de encuentros, autor de libros sobre el diálogo fe-cultura ha colaborado habitualmente en distintos medios de comunicación, entre ellos la cadena COPE, donde dirigió los programas religiosos en la emisora burgalesa.

 

 

 

Como todos los años, Juan Pablo II ha escrito una carta dirigida a todos los sacerdotes del mundo con motivo del Jueves Santo, en la que les da su consejo más personal: vivir las palabras que pronuncian al celebrar la Eucaristía.

 

“El sacerdote es alguien que, no obstante el paso de los años, continúa irradiando juventud y contagiándola a las personas que encuentra en su camino –dice el texto-. Su secreto reside en la pasión que tiene por Cristo. Como decía san Pablo: ‘Para mí la vida es Cristo’”.

 

“En el contexto de la nueva evangelización, la gente tiene derecho a dirigirse a los sacerdotes con la esperanza de ver en ellos a Cristo -añade el pontífice-. Tienen necesidad de ello particularmente los jóvenes, a los cuales Cristo sigue llamando para que sean sus amigos y para proponer a algunos la entrega total a causa del Reino”.

 

“No faltarán ciertamente vocaciones si se eleva el tono de nuestra vida sacerdotal, si fuéramos más santos, más alegres, más apasionados en el ejercicio de nuestro ministerio”, sigue diciendo. “Un sacerdote "conquistado" por Cristo, "conquista" más fácilmente a otros para que se decidan a compartir la misma aventura”.

Para lograr este objetivo, el obispo de Roma deja a sus sacerdotes su consejo central: “las palabras de la institución de la Eucaristía no deben ser para nosotros únicamente una fórmula consagratoria, sino también una ‘fórmula de vida’”.

 

“En esta Pascua del Año de la Eucaristía me complace hacerme eco para todos vosotros de aquellas palabras dulces y confortantes de Jesús: ‘Ahí tienes a tu madre’”, reconoce.

 

El Papa concluye su mensaje poniendo en manos de la Virgen Maria a los sacerdotes de todo el mundo, “especialmente a los más ancianos, a los enfermos y a cuantos se encuentran en dificultad”.

 

 

 

Desde su habitación del hospital, el Papa volvió a proponer a toda la Iglesia y a la humanidad el vibrante llamamiento a la justicia que hace cuarenta años lanzó el Concilio Vaticano II.

“El desafío ante el que se encuentra constantemente la Iglesia”, constata el Papa, consiste en “recordar a todo creyente la necesidad de interpretar las realidades sociales a la luz del Evangelio”. Se trata de una de las conclusiones más destacadas a las que llegó la reunión de los obispos del mundo al publicar el 7 de diciembre de 1965 la constitución pastoral Gaudium et spes.

 

El Papa recoge esta herencia en un mensaje enviado el miércoles pasado al inaugurarse la conferencia internacional del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, cuyo presidente es el cardenal Renato R. Martino, con el lema: “El llamamiento a la justicia. La herencia de la Gaudium et spes cuarenta años después”.

En ese documento, los participantes en el Concilio sugirieron al Papa Pablo VI la creación de lo que hoy es el Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz, que tiene por misión “promover la justicia y la paz en el mundo según el Evangelio y la doctrina social de la Iglesia” (Cf. constitución apostólica Pastor Bonus, artículo 142).

“En ocasiones, los enormes progresos de la ciencia y de la tecnología pueden llevar a olvidar cuestiones fundamentales de justicia, a pesar de la aspiración común a una mayor solidaridad entre pueblos y a una estructuración más humana de las relaciones sociales”, constata la misiva papal. “En este sentido -reconoce el obispo de Roma-, deseo reafirmar una vez más que la paz es obra de la justicia”.

 

 

 

El patriarca latino de Jerusalén, Su Beatitud Michel Sabbah, presidió este jueves en Roma una multitudinaria celebración eucarística en el vigésimo quinto aniversario del martirio del arzobispo de San Salvador Oscar Romero. En la homilía precisó que “monseñor Romero tuvo el valor de pronunciar palabras duras, y fue acusado de hacer política, pero él predicaba el Evangelio”.

Oscar Romero fue asesinado en la capilla de un hospital mientras celebraba la misa el 24 de marzo de 1980.

El proceso de beatificación, que se encuentra en Roma desde 1997, concluida la fase diocesana, se reanudará en estos días, según ha revelado su postulador, monseñor Vincenzo Paglia, obispo de Terni-Narni-Amelia.

“El proceso está a punto de reanudar su itinerario ordinario. La delicadeza de esta causa ha exigido una atención particular. No olvidamos que se trata de un proceso sobre martirio y no sobre virtudes”, ha informado a la prensa el prelado.