Las vidas de Celia
Un retrato social en forma de thriller
Se trata de la última obra de Antonio Chavarrías, director que obtuvo buenas críticas con su anterior film, Volverás. Se trata en esta ocasión de un thriller sobre un crimen de barrio, un crimen que nos lleva, de la mano del policía Miguel Ángel, a la sórdida vida de una familia en la que nada es lo que parece. La película nos mete de lleno en un mundo de desgraciada actualidad, un mundo en el que el sexo adúltero, el alcohol y la violencia no son más que la punta del iceberg de un vacío y un hastío enormes.
Chavarrías apuesta por una película de personajes, de conflictos personales irresueltos, más que por la maquinaria narrativa propia del género. Opta por una técnica moderna, rodando en video de alta definición y super 16 mm. con la cámara en mano, lo cual aleja estéticamente al film del clasicismo del film noir y lo acerca al testimonio naturalista del reportaje con aire improvisado. Narrativamente, sin embargo, Las vidas de Celia transcurre en tiempos paralelos, superpuestos, con innumerables flashbacks. Sobre ello declara el director: "Esta estructura exige al espectador un esfuerzo, pero también le permite ordenar los fragmentos según su criterio, y así su mirada se convierte en el último elemento que les da sentido".
Aunque el final del film deja abierto un camino de esperanza y positividad, lo cierto es que el conjunto es un fresco terrible de nuestra urbana modernidad. Relaciones desgastadas, ausencia de culpabilidad, soledad instintiva e inmediatez de los objetivos vitales son las pinceladas de un cuadro que subraya el nihilismo práctico que asumen personajes de toda edad y condición.
La dirección de actores es excelente, ya que todos deben interpretar personajes heridos y desgarrados y lo hacen sin énfasis ni sobreactuaciones. Najwa Nimri, Daniel Giménez-Cacho y Aida Folch hacen probablemente sus mejores papeles. Luis Tosar, muy correcto, debería luchar para que no le encasillen siempre en el mismo tipo de personajes con un lado siniestro. En fin, uno de los mejores títulos del cine español de la temporada.
Lo que sé de Lola
El miedo a la aventura de la vida
El cortometrajista de éxito Javier Rebollo debuta en el largometraje con Lo que sé de Lola, una película atípica y muy personal. Escrita por él y por Lola Mayo, está coproducida por Francia, y es en Paris donde transcurre casi toda la acción. León es un hombre solitario y silencioso que dedica su vida al cuidado de su madre enferma. Cuando esta fallece centra su energía en espiar, seguir y conocer a su vecina Lola. Pero siempre en la distancia, sin llegar jamás a dar el paso de una relación personal.
La película apunta maneras, y es más interesante su planteamiento de fondo que su tratamiento narrativo, muy lastrado por un tempo que exige un metraje mucho menor. Silencios y primeros planos son los ingredientes de una historia que habla de una de las enfermedades más extendidas de nuestro tiempo: la incapacidad del hombre actual de implicarse en una relación verdadera, que es lo mismo que el miedo a vivir la vida como una aventura que se escapa a nuestro control. El personaje de León ama a Lola, pero no quiere jugarse su libertad ni corres riesgos, por ello sólo se implica de verdad cuando ella está en coma. Es decir, cuando Lola está completamente "bajo control". León es capaz de pasar un rato con una prostituta porque sabe que esa relación no le compromete, pero es incapaz de decirle a Lola que la quiere. La película plantea esta enfermedad –en realidad no se puede decir que León no sea un psicópata– sin ofrecer vías de salida. Únicamemente describe esa castración del deseo humano en aras de la seguridad. El resultado: la soledad completa.
La cinta, protagonizada por el francés Michaël Abiteboul y por Lola Dueñas, está rodada con un estilo que recuerda mucho al de Pickpocket de Robert Bresson: una melancólica voz en off del protagonista, planos sigilosos, encuadres cortos, fueras de campo. Pero también hay referentes españoles como El sur, de Víctor Erice, o Hable con ella, de Almodóvar, homenajeados en un par de momentos del film.