Sondra (Scarlett Johansson) es una joven estudiante de periodismo que un día recibe una revelación sobrenatural mientras se presta como voluntaria para un truco de magia. En esa inquietante aparición se le confía el nombre del asesino del Tarot, un psicópata que tiene aterrorizada a la sociedad londinense. Pero resulta que se trata de un hombre conocido e influyente de la aristocracia británica. Sondra, ayudada del timorato mago Splendini (Woody Allen), se lanza a la investigación de ese caso que la puede convertir en una afamada periodista.
Woody Allen quiere aprovechar la buena suerte que le trajo Match Point, su anterior título, y opta por repetir ciudad (Londres), actriz protagonista (Scarlett Johansson) y tramas (aristocracia londinense, amores interclasistas, fantasmas del más allá que retornan para solucionar asuntos pendientes...). Lo que no repite es tono: la solemnidad dramática de Match Point aquí se troca en divertida película de enredos policíacos que recuerdan mucho a los de su gran Misterioso asesinato en Manhattan. No es esa la única autoreferencia, ya que también encontramos ecos de La maldición del Escorpión de Jade o incluso de Desmontando a Harry, sobre todo en cuanto al surrealismo que hace convivir lo escatológico con lo cotidiano de forma sorprendente. También podemos encontrar huellas del maestro del suspense, Hitchcock, al toparnos con escenas que parecen homenajes a Sospecha o Encadenados.
La película retoma el estilo cómico más antiguo y tradicional de Allen: diálogos irónicos y vertiginosos, gags vertebrados por la paranoica personalidad de su anti-héroe, búsqueda de contrastes, etc. El sexo, el psicoanálisis y el judaísmo, temas insistentes en su cine clásico, son minimizados para dejar su espacio a cuestiones como la culpabilidad, la muerte, la crítica social, que sin estar ausentes de su anterior filmografía, parece que aquí y en Match Point presentan matices nuevos. De todas formas, la película no parece querer profundizar en nada, sólo apuntar cuestiones que preocupan a su autor, y sobre todo, divertir mucho.