Sin embargo, la mayor parte de la popular música rap de hoy en día (alejándose de sus orígenes) es una cloaca de canciones cuyas letras glorifican el materialismo (bling bling*), presentando distorsionadas caricaturas de la auténtica masculinidad y deshumanizando a las mujeres.
Contrariamente a lo que algunos creen, el rap no es un género que sea característico de la subcultura negra: El Boston Globe informa que más del 70% de todas las compras de música rap son hechas por los jóvenes blancos de los barrios residenciales de la periferia urbana. La música rap y hip hop en general tiene una audiencia de oyentes que en un 75% no es negra.
Las referencias a las mujeres como objetos de satisfacción sexual masculina y la glorificación de estilos de vida infrahumanos permea el variado mundo de la música rap. El artista 50 Cent en un reciente éxito número uno “Candy Shop” le canta a una mujer a la que va a llevar a una tienda de golosinas para que ella “chupe el pirulí”. Luego le ofrece tener relaciones sexuales esporádicas “en un hotel o en la parte trasera del alquilado”. Cuando se encuentran “es como una contrarreloj para ver quién se desviste más rápido”.
El célebre rapero The Game tiene un éxito que se titula “How We Do” en el que alardea que él y sus amigos “actúan como tontos mientras están en el club”. The Game anhela encontrar a la chica perfecta para “levantarle el vestido”. La estrella del hip hop Usher, que reclutó la ayuda de Lil’ Jon y Ludacris en la canción “Lovers and Friends”, ordena a una muchacha a “ser una niña buena, darse la vuelta y recibir esos azotes como le gustan a ella”. Los videos musicales que acompañan a estas canciones no son otra cosa que porno blando servido al mundo vía MTV o BET, mientras que son patrocinados por gigantes de los refrescos como Coca Cola.
¿Y las mujeres no se sienten indignadas con esa música que animaliza el sexo, que las minusvalora y que reduce a los hombres a la estupidez? En realidad, las chicas jóvenes constituyen el 54% de todas las compras de música urbana. El mismo mercado que denigra la dignidad de las mujeres es respaldado mayoritariamente por esas chicas jóvenes.
Las raperas comparten parte de la culpa. Las hipsters como Fantasia, que encabeza el ranking con su canción “Baby Mama” describe las penurias de la familia monoparental pero nunca dice ni una palabra sobre la responsabilidad sexual. Lil’ Kim en la canción “Not Tonight” rapea sobre la dominación sexual de los hombres. ¿Qué le diría Lil’ Kim a Rosa Parks? “Sra. Parks, gracias por su valor en la lucha por los derechos civiles para que las mujeres negras tengan la oportunidad de ser devaluadas y sexualizadas por igual por todos los americanos”.
La música rap domina las ondas radiales de Nueva York, Los Angeles, Chicago, San Francisco, Dallas, Filadelfia, WashingtonD.C. y otras grandes ciudades. ¿Alguien se sorprende que el sexismo y el racismo “aún” exista? Con una población de entre 13 a 34 años, de todos los perfiles, pasándose una década más o menos digiriendo las letras de canciones que hablan de pensamiento y comportamiento animalizado, ¿qué otra cosa podemos esperar?
Oferta y demanda conspiran a favor de este mal. Los raperos degradan a las mujeres de las minorías, se deshumanizan a sí mismos, promueven el materialismo; la juventud blanca de los suburbios y las mujeres se lo tragan; las compañías discográficas no tienen escrúpulos para aprovecharse del arreglo.
¿Estaría Martin Luther King orgulloso de esto? ¿Fue por esto que Harriet Tubman arriesgó la vida llevando esclavos a través del Tren Subterráneo? La industria actual del rap le debe a los líderes de los derechos civiles de los años 50 y 60 una enorme disculpa. Los residentes de esos barrios residenciales de clase media deberían avergonzarse.
La generación hip hop ha dado paso a un mercado multiétnico de deshumanización que erosiona cada vez más la estructura de nuestra sociedad civil. La mala música rap cambiará su contenido sólo cuando los valores judeocristianos, ésos que nos hablan del diseño de Dios sobre las relaciones humanas, el sexo y la responsabilidad, moldeen las mentes y las vidas tanto de los productores como de los consumidores.
* Nota de traducción: El término “bling bling” describe joyas, alhajas en general por el sonido que producen al chocar contra otras piezas. Su significado se amplía para describir obvia y apetecible riqueza.