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NUEVA ERA

Bricolaje espiritual

El pasado 15 de septiembre, Eugenio Trías publicó un extenso y muy interesante artículo en el diario El Mundo titulado La religión y la edad del espíritu. Como no gozamos de tanto espacio como él, nos centraremos solamente en comentar algo de lo más interesante. El pensador español dice que “no hay religiones mejores ni peores”, lo cual es mucho decir, sobre todo si tenemos en cuenta que en la historia de las religiones nos encontramos con que algunas han admitido los sacrificios humanos o la prostitución sagrada, sólo por poner algunos ejemplos, sin necesidad de preguntar a las mujeres.

El pasado 15 de septiembre, Eugenio Trías publicó un extenso y muy interesante artículo en el diario El Mundo titulado La religión y la edad del espíritu. Como no gozamos de tanto espacio como él, nos centraremos solamente en comentar algo de lo más interesante. El pensador español dice que “no hay religiones mejores ni peores”, lo cual es mucho decir, sobre todo si tenemos en cuenta que en la historia de las religiones nos encontramos con que algunas han admitido los sacrificios humanos o la prostitución sagrada, sólo por poner algunos ejemplos, sin necesidad de preguntar a las mujeres.
Pirámide New Age, la edad del espíritu

En cualquier caso, este tipo de afirmaciones que equiparan realidades distintas, me recuerda siempre a esos chistes en los que se dice: “¿En que se parece un elefante a una hormiga? En que ninguno de los dos monta en bicicleta”. Y es que en lo que se niega es fácil coincidir. En el fondo, es lo que hace Trías, pues si leemos con atención su artículo nos damos cuenta de que las religiones son solamente para él un espacio donde encontrar los medios para acceder a lo sagrado. De esto, evidentemente, hay bastante en ellas, pero desde luego son mucho más. A base de equiparlas a todas, lo que ha hecho en realidad ha sido negarlas y ofrecernos una religión alternativa, la de la edad del espíritu. Así en la historia de la humanidad habrá dos tipos de religiones a partir de ahora, las equivalentes, que pertenecen al pasado, y la alternativa a todas ellas, la que nos brinda nuestro autor.

¿Y en que consiste la religión de la nueva era? Él mismo nos lo dice: “Un ethos guiado por un criterio de selección de aquellos aspectos de la experiencia religiosa que mejor correspondan a cada persona. Se trata de hacer uso del inmenso arsenal de formas que las religiones ofrecen. Estas componen un inventario que permite proporcionar las mejores sugerencias a quienes quieren cultivar su experiencia religiosa por cauces aventureros”. Es decir, que aunque podríamos hablar de religiones igualmente válidas, lo que es indudable es que también tendríamos que hablar de la religión, con lo cual es indudable que habría una religión superior que podría mirar a las otras por encima del hombro y, no solamente eso, sino que también se serviría de ellas, si no como siervas, sí al menos como anaqueles del gran Leroy Merlín del espíritu. Todo esto con la ventaja de “librarse del sometimiento a la disciplina jerarquizada de una congregación”.

Desde luego, hay religiones donde el acento se pone en el esfuerzo personal para poder acceder a lo sagrado y gozar de una experiencia mística, ¿Pero la religión se puede reducir solamente a eso? Si fuera así, Eugenio Trías tendría razón y únicamente yo añadiría un toque de modestia recomendando al inexperto que por lo menos se tomara la molestia de buscar un maestro, pues hasta en los deportes de aventura es recomendable hacerlo. Sin embargo tal vez no deberíamos precipitarnos conformándonos únicamente con hablar de lo sagrado y del acceso del hombre a ello. Pues no tenemos que perder de vista que tres de las más importantes religiones vivas –cristianismo, judaísmo e islamismo- ponen en su centro la revelación, esto es, que se trata de la relación con Alguien y no con algo, y que ese Alguien, que es Dios y no simplemente lo sagrado, es quien se da a conocer y no es un simple objeto al alcance de nuestra mano como si de una muestra de laboratorio se tratase. Para algunos, al menos, aún a riesgo de pecar de falta de originalidad, esto de la religión es un vínculo interpersonal y, como en todos estos, nunca está de más respetar la libertad del Otro que tal vez tenga algo que decir sobre como quiere relacionarse con nosotros.

Eugenio Trías, como si se tratara de un buen heredero de Joaquín de Fiore, nos habla de una nueva era del espíritu y, en ella, pone el acento en la personalización y la libertad de cada quien. No creo que sobre esto Dios tenga mucho que objetar, pues a fin de cuentas fue Él quien nos creó personas libres y a estas alturas no creo que vaya a enmendarse la plana. Lo que ya no está tan claro es que nosotros vayamos a respetar la suya y, en vez de aceptar su amistad tal como la ofrece, le impongamos nuestra original forma de ver las cosas.
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