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LIBRO DE JOSEP MIRÓ I ARDÈVOL

Antídoto contra la modorra de los católicos

Josep Miró i Ardèvol ha escrito un carta de navegación para el católico del siglo XXI. Se titula “El desafío cristiano” y rompe con la corriente de lo políticamente correcto al ofrecer a los lectores más de doscientas apretadas páginas de ideas para la acción frente a la inconmensurable levedad del ser y del pensamiento que nos atrapa por doquier.

Josep Miró i Ardèvol ha escrito un carta de navegación para el católico del siglo XXI. Se titula “El desafío cristiano” y rompe con la corriente de lo políticamente correcto al ofrecer a los lectores más de doscientas apretadas páginas de ideas para la acción frente a la inconmensurable levedad del ser y del pensamiento que nos atrapa por doquier.
El desafío cristiano, de Josep Miró i Ardèvol.
El desaforado y desaforante laicismo que el partido en el gobierno manifiesta en su programa social conduce, quiéranlo o no, a un despertar de la conciencia católica como no se ha dado en los últimos años. Muestra de ello es el movimiento E-Cristians y el “Manifiesto por la vida y por las libertades”, de los que el autor de este libro es destacado actor principal. Una conciencia católica que carece, en buena medida, de un sujeto social, de un sujeto organizado, más allá de algunas iniciativas particulares. Una conciencia sin sujeto es síntoma seguro de esquizofrenia. La conciencia católica carece, hoy como ayer, es decir, como en los finales de los dos últimos siglos, de una articulación que le facilite una respuesta no meramente coyuntural a las demandas de los tiempos. No hay conciencia y capacidad de respuesta a los retos contemporáneos si no se tiene clara la identidad católica en la hora presente. El fruto más granado de la sistemática pérdida de horizonte de la teología y de la pastoral en la Iglesia ha sido la desarticulación de la vida católica, puesta al socaire de las novedades como forma de progreso espiritual. La fascinación por el existencialismo; el marxismo y un diálogo que condujo a un mayor aburguesamiento en ambas partes; y, por último, una permeable “oenegeización” de la Iglesia, han conducido al sujeto católico a una modorra de la que despertará con dificultad.
 
Si algo consiguió el marxismo, en la teoría de la comprensión de la historia y en la práctica de la revolución cultural, fue diluir el protagonismo de la ideas y de los hombres que cabalgaban sobre las más clarificadoras doctrinas. Pocos son los intelectuales que han roto con la dinámica de lo novedoso por lo novedoso, del cambio por el cambio, en un mundo en el que, acabada la crítica por la crítica o la crítica por sistema, el análisis de las contradicciones en que nos vemos envueltos no suele salir gratis. Curiosamente, la ideología del “no límite”, sobre la que escribió magníficamente Tessek Kolakowski, se ha reproducido en todos los órdenes de la realidad, no sólo en la pretensión prometeica del nuevo hombre. Sólo quien tenga clara cuál es su naturaleza y cuáles son los fines que pretende será capaz de dar cerrojazo a la permanente cultura de la trasgresión en la que nos encontramos.
 
Para Josep Miró la categoría de ruptura es clave para comprender nuestro tiempo: ruptura en las relaciones humanas, que nos conduce a la sociedad de la desvinculación; ruptura antropológica, que nos lleva a la recreación de una naturaleza artificial; injusticia social manifiesta como ruptura del orden de la creación; e idolatría política como ruptura de los principios de autoridad y de gobierno. La clave de este libro se encuentra la pretensión sistemática de desenmascarar qué hay detrás del laicismo, de la ideología homosexual, del materialismo científico, de la ideología tecnológica, de las políticas educativas basadas en la desactivación del pensamiento, del criterio y del esfuerzo como principio pedagógico, de las contradicciones en el orden social y en las políticas de los partidos.
 
La situación social y cultural en la que nos encontramos supone, sin duda, una llamada a la responsabilidad. Quien más, quien menos, debe sentirse protagonista de su historia, aunque sólo sea para que las futuras generaciones no miren hacia atrás con el desprecio de quienes sospecharon que sus antepasados vivían tan cómodos como insolidarios. Mientras que la Iglesia tiene garantizada la pervivencia en la historia, amparándose en la promesa de Cristo de que la puertas del infierno no prevalecerán contra ella, no ocurre así con los cristianos, ni con las formas de vivir la fe. La pregunta por la verdad del hombre exige la respuesta que nace del encuentro con Cristo y con el hombre. Lavarse sistemáticamente las manos no es más que un ejercicio de cobardía. Josep Miró i Ardèvol nos ha invitado, con este libro, a despertar la conciencia y despertar del sueño del progreso por el progreso, de la razón acrítica. Bien merece que le dediquemos algo de nuestro tiempo.
 
 
Josep Miró i Ardèvol, El desafío cristiano, Barcelona, Planeta, 2005, 295 páginas.
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