Y esto sin contar con que los inmigrantes siempre benefician al país que los recibe porque trabajan y crean riqueza, ya que ningún empleador tomaría a una persona si su empresa no gana con ello y nadie sería cliente de la compañía si no se beneficia con sus servicios o productos. También se beneficia el país de origen, ya que los inmigrantes suelen enviar remesas a sus familiares. Y, finalmente, se beneficia la paz mundial porque los inmigrantes se entremezclan, fortaleciendo los lazos entre las naciones. Claro que si hay desempleo, debido a la interferencia estatal en el mercado (beneficios laborales, salarios mínimos y otras imposiciones coactivas), entonces podría suceder que los inmigrantes se conviertan en desocupados. En tal caso, lo que debe hacerse es desregular el mercado laboral, para lograr pleno empleo.
Según un informe realizado por ocho organizaciones de EEUU, las pérdidas de las compañías son consecuencia de transacciones que no se concretaron debido a los retrasos en la concesión de visas a hombres de negocios extranjeros. El 75% de las 734 compañías consultadas experimentó atrasos o rechazos de sus solicitudes de visas, mientras que para el 60% los retrasos las perjudicaron con mayores costos o ventas frustradas. Hay empresas que ahora no pueden contratar técnicos y profesionales indispensables para su desarrollo. Cursos de capacitación deben ser organizados en el exterior para que puedan asistir los empleados extranjeros que no consiguen visas para viajar a la casa matriz. Las universidades norteamericanas perdieron alumnos y docentes de todo el mundo.
“Estamos a favor de la seguridad, pero las medidas deben reflejar las realidades”, sostuvo Bill Reinsch, del National Foreign Trade Council. ¿Acaso mejora la seguridad interna negar la entrada a personas que no tienen antecedentes delictivos o terroristas? Parece que no y parece también que los terroristas tienen la capacidad de realizar sus actos sin que importen estos controles que, en cambio, perjudican a quienes no pretenden burlarlos. Además, las discriminaciones no sólo irritan, aumentando el sentimiento antinorteamericano, sino que hacen de EEUU un objetivo más atractivo para los terroristas.
Reglamentaciones adoptadas en julio de 2002 exigen un exhaustivo control de antecedentes de personas vinculadas con sectores considerados sensibles para la seguridad: empresas aeroespaciales, químicas, de computación y otras. Boeing tuvo que guardar aviones en sus hangares de Seattle durante meses porque los clientes no conseguían el visado para que sus pilotos pudieran ir a buscarlos. Preiser Scientific, que fabrica instrumentos de precisión, perdió una orden de compra por millones de dólares debido a que una delegación china no fue autorizada a ingresar. Motorola perdió una venta de radios a Vietnam.
Los países cuyos empresarios tienen más dificultad en viajar a EEUU son China, India, Rusia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guatemala y México. En enero comenzaron a fotografiar y a tomar las huellas dactilares de todos los que llegan con visas, lo que produjo un incidente con Brasil que adoptó una medida similar con los visitantes de EEUU. En septiembre, el mecanismo se extenderá a los europeos y otros que hoy ingresan sin necesidad de visa.
Pero los europeos no se quedan atrás en la aplicación de reglamentaciones y barreras para los viajeros extranjeros. Ahora, los perros y los gatos requerirán "pasaporte". La Comisión Europea emitió una normativa que exige que las mascotas tengan un documento (la “cartilla veterinaria”) donde figure la vacuna antirrábica y el número de microchip. Como algunos países están teniendo dificultades para implantar el microchip, el comisario de Salud y Protección de los Consumidores, David Byrne, después de una gripe que le impedía ejercer el cargo, aceptó que temporalmente por estas vacaciones de verano, presenten únicamente la vacunación antirrábica. En fin, ojalá que a los animales no les dé rabia las nuevas trabas burocráticas para viajar, pero si muerden a uno que otro burócrata estarán expresando el sentimiento de la mayoría de los demás viajeros.
Alejandro A. Tagliavini es Miembro del Departamento de Política Económica de ESEADE (Escuela Superior de Economía y Administración de Empresas).
© AIPE