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EL CLIMA

Ventajas del recalentamiento terrestre

Desde hace más de 30 años Lester Brown, que recibió el premio a los genios de la Fundación MacArthur y es presidente del Earth Policy Institute, nos advierte de que la actividad humana pone en peligro el bienestar y la productividad agrícola. Brown y otros activistas verdes insisten en que el recalentamiento terrestre causado por la actividad humana aumenta la amenaza de una hambruna global. Insisten en que unas temperaturas más altas marchitarán las cosechas y evaporarán la humedad de las tierras agrícolas.

Desde hace más de 30 años Lester Brown, que recibió el premio a los genios de la Fundación MacArthur y es presidente del Earth Policy Institute, nos advierte de que la actividad humana pone en peligro el bienestar y la productividad agrícola. Brown y otros activistas verdes insisten en que el recalentamiento terrestre causado por la actividad humana aumenta la amenaza de una hambruna global. Insisten en que unas temperaturas más altas marchitarán las cosechas y evaporarán la humedad de las tierras agrícolas.
La evidencia contradice esos alegatos. Por el contrario, un planeta más caliente beneficia la producción agrícola y extiende el tiempo de las cosechas, por gozar de más sol y lluvias, mientras que el calor del verano aumenta muy poco. Además, un planeta más caliente significa inviernos menos fríos y menos heladas, que destruyen las cosechas.
 
El calentamiento terrestre también incrementa el dióxido de carbono (CO2), que sirve de fertilizante. A medida que el mundo se calienta los océanos emiten grandes cantidades de CO2, porque el agua fría puede retener mayor cantidad del mismo. A partir de 1950, un período más caliente, estos factores han ayudado a aumentar la producción de granos de 700 a 2.000 millones de toneladas, el año pasado.
 
El clima mundial es menos tormentoso y más estable en períodos más calientes. El calentamiento mundial afecta más a los polos que a la región ecuatorial, reduciendo las diferencias en temperaturas. Y eso disminuye la fuerza de las tormentas.
 
Sólo en los últimos 20 años han comenzado los científicos a comprender que la Tierra tiene un persistente ciclo climático de 1.500 años, que crea las tendencias al enfriamiento y al recalentamiento. En las latitudes de Nueva York y París la temperatura en los períodos calientes aumenta 2°C por encima del promedio durante 500-750 años. Luego caen 2°C por debajo del promedio, por un período de tiempo similar. Por lo tanto, el clima terrestre siempre se está calentando o enfriando, lo cual es causado por la radiación solar.
 
La tendencia actual al recalentamiento no ha resultado en escasez de agua para la agricultura. Por el contrario, las lluvias han aumentado moderadamente, porque las temperaturas más altas evaporan más agua del mar, vigorizando el ciclo hidrológico.
 
La información proveniente de los satélites indica que la Tierra está más verde desde 1982, aparentemente gracias a la mayor cantidad de lluvia y de CO2. Mayor recalentamiento significa más lluvias, no menos. Y si algunas áreas sufren de mayor aridez con temperaturas más altas, tanto la naturaleza como los humanos han experimentado eso muchas veces, y el transporte moderno ayuda contra la falta de alimentos.
 
La cantidad de CO2 en la atmósfera ha aumentado más de un 30% en los últimos 50 años. El CO2 es un componente esencial de la fotosíntesis, el proceso bajo el cual las plantas utilizan la luz solar para crear carbohidratos, el material que contienen sus raíces y su estructura. Más CO2 aumenta el crecimiento de las plantas y mejora la eficiencia de los riegos. Más CO2 reduce, además, la pérdida de humedad de las plantas, lo cual es importante en climas áridos y durante períodos de sequía.
 
Los botánicos siempre han sabido que el CO2 impulsa el crecimiento de las plantas, razón por la cual bombean grandes cantidades de CO2 a los invernaderos, para cultivar más tomates o más flores. Más CO2 permite a las plantas tener mejores y más profundas raíces, con lo cual alcanzan fuentes adicionales de humedad y de nutrientes.
 
En tiempos de los dinosaurios (hace entre 70 y 130 millones de años) había entre 5 y 10 veces más de CO2 en la atmósfera que hoy. La inmensa cantidad de plantas alimentaban a esos grandes animales.
 
De acuerdo con casi 800 investigaciones científicas, doblar el CO2 aumentaría la productividad agrícola en un 32%. La conclusión es que el reto del hambre para la humanidad no ocurrirá durante una era de recalentamiento sino de enfriamiento, cuando una gruesa costra de hielo cubrirá nuevamente Canadá y Rusia, mientras que las grandes praderas serán demasiado frías para poder ser cultivadas. La gente y los animales dependerán de las zonas relativamente pequeñas y cercanas al Ecuador.
 
Felizmente, ese reto no lo enfrentaremos sino dentro de 10.000 años, y para entonces, a menos que las regulaciones verdes lo impidan, tendremos semillas genéticamente modificadas para producir un mayor rendimiento agrícola y poder alimentar a la humanidad con las cosechas provenientes de extensiones de tierra mucho más pequeñas.
 
 
© AIPE
 
Dennis T. Avery, director de Asuntos Alimenticios Globales del Hudson Institute.
H. Sterling Burnett, académico del National Center for Policy Analysis.
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