Los turcos conocen muy bien la crueldad del régimen neonazi de Sadam Husein. También saben que la democracia en Turquía ha tenido en Occidente, y más precisamente en Estados Unidos, un aliado muy firme. Se podía esperar por tanto que las elites políticas, en particular las de izquierdas, mantuvieran una posición prudente en este asunto. No ha sido así.
En buena medida, la votación del 1 de marzo ha sido considerada un triunfo de la independencia nacional. The Washington Post (06.03.03) informa de que un periódico turco describió su pueblo con un titular: “70 millones de escudos humanos”. Otro halagó el orgullo nacionalista con una viñeta en la que Turquía dejaba atrás su papel de bailarina oriental solicitando los favores norteamericanos para encabezar una solitaria resistencia a los tanques, también americanos, como en la famosa foto de Tiananmen. Ergin Yildizoglu, columnista del diario de izquierdas Cumhuriyet (05.03.03) se permite incluso sacar a relucir la lucha anticolonialista y las consignas de Frantz Fanon, que tanto sufrimiento han causado en los países en vías de desarrollo. Hasta ahí ha llegado el movimiento antiglobalización.
Aun así, las cosas se presentan más matizadas de lo que se podría pensar. Como dice el analista Robert M. Cutler en Asia Times (05.03.03), en rigor la votación del Parlamento turco no aprobó, pero tampoco rechazó la propuesta gubernamental para autorizar la entrada de tropas americanas. No consiguió la mayoría necesaria, pero tampoco la consiguió el no. Es lógico por tanto que la prensa turca, ya desde el día siguiente, especulara acerca de cuánto tardaría el Gobierno en presentar una segunda moción. The New York Times (06.03.03) ha señalado las diferencias de calendario entre Washington (Powell ha hablado de “los próximos días”) y Ankara, que parecen prever un plazo un poco más largo.
Probablemente Washington aceptará los requerimientos de Turquía. El diario progresista Sabah (05.03.03,) dice que no se trata exactamente de una nueva negociación sobre ayuda directa. El Gobierno turco querría más seguridades acerca del control en el norte de Irak (donde los kurdos se están manifestando con virulencia en contra de la entrada de tropas turcas en la zona) y más libertad de movimientos con respecto al Fondo Monetario Internacional.
Pero también en la prensa turca hay voces pesimistas acerca del desenlace. El columnista Oktay Eksi, del diario moderado Hurriyet (04.03.03) no entiende por qué el AKP, el partido en el poder, no tomó una posición parlamentaria conjunta, tan legítima, en democracia, como la dejar a sus diputados votar “en conciencia”. Indica también que Erdogan, el líder del AKP, se juega su presencia en el Parlamento turco este fin de semana. Si no sale elegido, ahí mismo se terminaría la historia de la segunda moción. Hay quien piensa, como la columnista Derya Sazak (Milliyet, 04.03.03) que una segunda moción no conseguirá el respaldo parlamentario en ningún caso, porque el AKP, e incluso el gobierno, están rotos. En contra de esta opinión parece estar la enorme cobertura que han recibido las amplias y matizadas declaraciones del general en jefe Hilmi Ozkok. Ozkok ha tardado en hablar a la prensa, pero lo ha hecho por fin el día 5, apelando a “la moderación y a la cooperación”, es decir a la colaboración con Estados Unidos. (Anadolu Agency, 05.03.03) Continuará.