Llegados a éste punto hay que distinguir, como ya hice en otras ocasiones, entre los que consideran que el enemigo son los USA, cualquiera que sea su Presidente, y los que consideran que con un Presidente demócrata, todo cambia. Los primeros son los islamistas y sus aliados objetivos, que no son únicamente los extremistas de izquierda, son muchos más, incluyendo a amplios sectores de la derecha nacionalista, algunos de los cuales estarían dispuestos a abandonar parte de la soberanía de sus países, pero únicamente a condición de que Europa se convierta en una superpotencia antiyanqui.
Su odio a los Estados Unidos prima su amor por la Patria. No son sueños, sino delirios de una noche de verano, porque si analizamos fríamente la situación de Europa, resulta evidente que Rusia, China, y hasta India, llegarán a ser superpotencias mucho antes que Europa. También los hay quienes se ilusionan con la victoria de John Kerry, durante su campaña, no da pié con bola, como lo ha demostrado una vez más, criticando a Bush por sus medidas de sentido común, que Clinton y hasta su padre, hubieran debido tomar, para reorganizar la estrategia defensiva de las tropas norteamericanas en el extranjero, heredada de la guerra fría, y que está inadaptada a los nuevos retos de la guerra actual, la guerra contra el terrorismo. Resulta divertido constatar cómo la ultra pacifista Alemania, se lamenta ante la prevista y lógica retirada de las tropas norteamericanas de su territorio, Alemania siendo en la óptica de la guerra fría, una base esencial, hoy lo es mucho menos, pero los pacifistas alemanes gritaban “!US, GO HOME!”, se quejan ahora porque el ejército “imperialista” se va, porque eso va a crear problemas de empleo, y una disminución del comercio en varias ciudades alemanas.
Aunque aparentemente, nada tenga que ver, lo tiene, en todo caso en cuanto a situación internacional y a ética política. Cuando la semana pasada yo escribía sobre el fallo del PP no era no haber sabido convencer, sino el no estar convencido, “El País” me lo pone en bandeja para darme la razón, con las entrevistas de Alberto Ruiz-Gallardón y Josep Piqué, modelos de hipocresía y mala fé. Como era su obligación, los periodistas de “El País”, intentaron tirarles de la lengua, para que criticaran a Aznar y al “aznarismo”, desde luego no se atrevieron a decirlo claramente, pero sí implícitamente, con aquello del nuevo rumbo el PP, y otras sandeces. Y si tampoco se abordó a fondo el tema de la política internacional del Gobierno Aznar, en la crisis iraquí, y otros problemas, lo mismo, se critica implícitamente, con una ausencia de solidaridad impresionantes. Además, Ruiz-Gallardón, se autodesigna dirigente del PP para ayudar a Mariano Rajoy, declara, porque el pobrecito, ¿qué iba a hacer, sin él? ¿Quién le ha elegido a Ruiz-Gallardón, quién ha votado para que desempeñe esa tarea de dirigente de primera fila, que ha decidido desempeñar? ¿Es esa la democracia en el seno del PP? Esperemos que su próximo congreso aclare las cosas, porque todo esto me da muy mala espina.