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2. ENIGMAS DE LA HISTORIA

¿Quiso atacar Stalin a Alemania en 1941?

Durante décadas, el ataque que en junio de 1941 desencadenó Hitler contra la URSS ha sido interpretado como una ofensiva dirigida contra un aliado leal que no alentaba en absoluto intenciones agresivas contra el III Reich. Sin embargo, ¿realmente Stalin pretendía respetar el pacto de no-agresión suscrito con Hitler en agosto de 1939 o tuvo la intención de atacar a Alemania en 1941?

El Credo de ataque soviético resulta acentuadamente revelador en cuanto a los planes de agresión de Stalin. Júzguese por lo que reproducimos a continuación:
 
“Cuando se considera que Alemania mantiene la movilidad de su ejército mediante la instalación de servicios de apoyo en la retaguardia, se llega a la conclusión de que puede llevar a cabo un ataque preventivo durante nuestro despliegue y desencadenar un ataque sorpresa. Para evitarlo y aplastar al ejército alemán, considero necesario no dejar la iniciativa al mando alemán en ningún momento, bajo ninguna circunstancia y llevar a cabo un ataque preventivo contra el enemigo mientras se despliega y atacar al ejército alemán durante la fase de despliegue...”
 
El texto no puede ser más obvio. El ejército soviético preparaba una ofensiva contra Alemania. Semejante paso podría provocar un ataque preventivo del III Reich que abortara los propósitos de Stalin. Para evitar semejante eventualidad, las tropas soviéticas debían desencadenar su ataque cuanto antes.
 
Los objetivos de la ofensiva eran, a la vez, políticos y militares. Los primeros correrían a cargo de grupos de acciones especiales (osobogo naznaceniya osnaz) que llevarían a cabo terribles purgas entre las poblaciones invadidas para someterlas al comunismo. Curiosamente, entre los personajes designados para llevar a cabo esa tarea de represión se hallaba Leonid Brezhnev, el futuro dictador soviético. Esa acción político-represiva descansaría —como sucedería después de 1944-45 y como había sucedido en 1939-40 en Polonia y los países bálticos— sobre la base de un encadenamiento de victorias militares. El primer objetivo estratégico era la destrucción de las fuerzas principales de la Wehrmacht alemana situadas al sur de la línea Brest-Deblin así como alcanzar la línea Ostroleka-Narev-Lodz-Kreuzburg-Oppeln-Olmütz en un plazo de treinta días. El segundo objetivo estratégico era la continuación de la ofensiva desde la región en torno a Kattowitz hacia el norte y el noroeste para aplastar a las fuerzas alemanas situadas en el ala izquierda y apoderarse de toda Polonia y de Prusia oriental. Como señalaría Kalinin, el 20 de mayo de 1941, de esa manera se lograría “expandir la zona del comunismo”.
 
Hasta qué punto el plan soviético podía tener éxito se puede desprender del hecho de que las fuerzas alemanas no estaban todavía desplegadas en aquel mes de mayo de 1941 y no comenzarían a estarlo hasta el 3 de junio del mismo año. Resultaba, por lo tanto, totalmente plausible que pudieran ser sorprendidas y aniquiladas por unas fuerzas numéricamente muy superiores que, por orden de Stalin, se apresuraron a adoptar cuatro medidas claramente relevantes:
 
Una movilización secreta disfrazada de maniobras del Ejército rojo.
Las tropas soviéticas se concentraron en la cercanía de la frontera occidental, así como las fuerzas de reserva.
Las fuerzas aéreas iban a ser concentradas en secreto en los aeropuertos.
Los servicios de apoyo de la retaguardia se organizaron.
 
A inicios de la primavera de 1941, los alemanes se percataron de que en la literatura militar soviética aparecían “extensos estudios” acerca de la “fase inicial de una nueva guerra”. Según un informe realizado por el alto mando del 18 ejército alemán de 15 de abril de 1941, todos estos estudios soviéticos coincidían en que cualquier guerra futura debía evitar la declaración formal y ocultar la movilización previa hasta el estallido de las hostilidades. Asimismo la literatura soviética señalaba que las fuerzas acorazadas y de caballería debían ser concentradas en las zonas fronterizas con el pretexto de llevar a cabo un ataque que se disfrazaría bajo un simulacro de maniobras.
 
Los planes del Ejército rojo difícilmente hubieran podido adaptarse mejor a esa visión de la futura guerra. De hecho, las tropas soviéticas recibieron órdenes del Alto estado mayor para prepararse para una movilización general en junio de 1941. El día 15 de ese mes debían estar movilizadas todas las tropas e instalaciones de los distritos militares occidentales y el 20, los distritos militares del Báltico. Para facilitar el éxito de la ofensiva, durante el mes de mayo Stalin ordenó la movilización de ochocientos mil reservistas adicionales. En conjunto, el Ejército Rojo contaba con trescientas divisiones con las que atacar a Alemania. De éstas, la mayor parte de las fuerzas motorizadas se concentraron en el saliente de Bialystock y Lemberg.
 
El despliegue no sólo resultó espectacular sino que además reunió vehículos especialmente diseñados para avanzar por las autopistas alemanas. Algo similar sucedió con las fuerzas aéreas que se convirtieron en la mayor agrupación de aviones conocida hasta entonces. Finalmente, se proporcionó a las unidades soviéticas mapas del territorio controlado por Alemania así como información útil que pudiera utilizarse en el curso de la invasión. Sin embargo, los planes para la invasión de Alemania trazados por Stalin y el Alto estado mayor del Ejército Rojo iban a verse frustrados. Vamos a detenernos en las razones de ese fracaso.
 
La próxima semana seguiremos desvelando el ENIGMA sobre las intenciones de Stalin para atacar Alemania en 1941.

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