EN DEFENSA DE OCCIDENTE
La barbarie islámica
Una vez estuve cautiva en Kabul. Por aquel entonces era la esposa de un encantador, seductor y occidentalizado musulmán afgano, a quien conocí en una universidad norteamericana. Mi purdah fue de relativo buen tono, pero no lo era, para nada, la completa reclusión en que vivían las mujeres.