DERIVAS POPULISTAS
La argentinización de la política española
Arzálluz, aquel que esperaba que otros movieran el árbol para recoger los frutos, nueces me parece que eran, ha hablado claro. Como siempre: no se le puede reprochar al hombre un excesivo silencio. Ha dicho que por ahora acata la Constitución que ni él ni los suyos votaron, pero que en cualquier momento la impugnará y pasará de ella. Como si no estuvieran haciendo eso desde hace rato. Esto se parece a la Argentina. Los brazos políticos de los grupos armados o viceversa son los que marcan la línea. Allá mandan los montoneros. ¿Y aquí?