GRANDE-MARLASKA
El hombre que no creyó en la tos de Otegui
Recuerdo todavía con sentimiento mi primera visión de Z, la película de Costa Gavras sobre el golpe de los coroneles en Grecia y el asesinato del diputado Lambrakis. La vi en Buenos Aires, el día del estreno, en la primera función de la tarde, con un grupo de amigos. Fuimos previsores: no hubo segunda función porque el Gobierno de facto del general Onganía la retiró inmediatamente. Aún hoy me pregunto cómo llegó a distribuirse. Era una lección de democracia práctica, y sobre el sentido y la eficacia de la división de poderes.