Ideas

Tal vez alguien se asombre al encontrar un link en la apertura de un artículo. Pero es que no se trata de un link cualquiera, sino de una línea directa con la dignidad. En 1940, el rey Christian X de Dinamarca se negó a firmar la capitulación ante los nazis y decidió, con toda su familia, usar la estrella amarilla que la soldadesca alemana imponía a los judíos.

Hace tiempo que perdí la cuenta del número de veces que he encendido la televisión y he visto a tipos saltando como locos calle arriba y abajo, quemando la bandera americana y gritando: "¡Muerte al Gran Satán!". O quemando la bandera británica y gritando: "¡Muerte al Satán Original pero ahora algo artrítico y semijubilado!". Pero nunca pensé que encendería la televisión y vería a jóvenes excitables [1] saltando calle arriba y abajo por Yakarta, Lahore, Adén, Hebrón, etcétera, quemando la bandera de Dinamarca.

La furia musulmana por las viñetas del profeta islámico Mahoma publicadas a comienzos de octubre en un diario danés sigue creciendo en todo el mundo. He aquí las susodichas viñetas. Son mucho menos ofensivas que lo que se publica cotidianamente en cada periódico americano sobre presidentes, candidatos presidenciales y demás políticos.

El Estado necesita animales de carga, no personas con criterio. El buen ciudadano es aquel que disfruta siendo explotado; hay que pagar impuestos con alegría y aplaudir la redistribución coactiva de la riqueza. Para convertirnos en dóciles mulas, los gobiernos utilizan tres técnicas contra los individuos. La primera y la segunda pueden ser agrupadas en torno al "palo" y la "zanahoria".

Ahora que en América Latina le llega el turno a la izquierda mercantilista, después del fracaso de la derecha mercantilista, es oportuno hacer ver que ambos tipos de mercantilismo tienen el mismo problema del socialismo, pues ambos suponen que el Estado puede dirigir la economía y suplantar al "mercado". Por eso también es predecible su fracaso, y el ciclo de la pobreza seguirá. Veamos cuál es el problema que ignoran los mercantilistas, tanto de derecha como de izquierda.

Nada ayuda el que la izquierda en Estados Unidos se haya apoderado hace años del término "liberalismo", aun cuando sus políticas son radicalmente opuestas al liberalismo clásico. A su vez, aquí los conservadores defienden la libertad del individuo en cuestiones económicas pero rechazan que somos dueños de nuestro cuerpo en asuntos como el aborto, la sexualidad, el cigarrillo, las drogas, etcétera.