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Ideas

Imagen del frente polisario
España y Marruecos

La entrega del Sahara y los intereses de España

En 1943, Francia era un país ocupado. Sin embargo, quien quisiera entrar en su territorio desde España, por ejemplo, debía atenerse a la decisión de las autoridades francesas, no a la de las alemanas. En ese caso, ocupantes y colaboradores guardaban las formas. No ocurría lo mismo en Polonia, donde el Reich tenía un proyecto de germanización y muchos menos simpatizantes; aunque nadie intentaba llegar a Varsovia sin propósitos bélicos por aquellas fechas. La presencia de Marruecos en el Sahara guarda más semejanzas con el segundo caso. Las autoridades marroquíes, sin mandato alguno, como fuerza de ocupación pura y dura, se han hecho cargo de El Aaiún. Y las autoridades españolas no hacen ni harán nada para poner remedio a esa situación. ¿Por qué se van a ocupar de los saharauis si tampoco se ocupan de los presos españoles en Marruecos, cuya situación es infame?
Robert Nozik, uno de los principales filósofos liberales.
Liberal: ¿radical o conservador? (y III)

¿Y por qué no extremista?

Tras las dos anteriores consideraciones de este Librepensamiento en tres actos acerca de por qué no le desmerece ni ofende al liberal la condición de radical, mas sí la de conservador, es momento de sopesar ahora un tercer sesgo caracterológico de la praxis política que tiene que ver con dicha disputa: el extremismo. En esta ocasión, será un trabajo de Robert Nozick el que atraiga nuestra atención y sirva de pre-texto para nuestro examen del asunto.
El Corán
Inconsecuencia de la izquerda

La profanación del Corán, una victoria para los sicofantes de la jihad

Robert Mugabe, el dictador cleptócrata de Zimbabwe, destruyó una mezquita el otro día. Fue en Hatcliffe Extension, un barrio de chabolas a las afueras de Harare, arrasado por la “policía”. Mugabe es un vándalo igualitario: también redujo a escombros un centro católico de SIDA. El gobierno destruyó la ciudad para forzar a los residentes a ir al campo a vivir en tierras robadas a los granjeros blancos. Cómo pretende eso beneficiar en algo a cualquiera de las partes implicadas o a las necesidades generales de Zimbabwe se me escapa; pero no soy experto en teoría económica afro-marxista.
Albert Boadella
Crónicas cosmopolitas

"Apartheid" catalán

No creo que deba exagerarse la importancia de este Manifiesto “Por un nuevo partido político en Cataluña”, ni la de sus firmantes, en el sentido de que es poco probable que logren su cometido: la creación de un nuevo partido que arrase en las futuras elecciones con consignas como las expuestas durante su conferencia de prensa: “Nosotros no somos nacionalistas. Somos españoles del Estado español, el único que existe.” Pero bueno, algo es algo, y constituye una señal evidente de malestar y en muchos casos de indignación ante la política de apartheid que impera en Cataluña, agravada últimamente con la siniestra coalición Martorell-Carod, aún más cerca que la conducida por Pujol y  compinches.
Manuel Fraga, candidato popular a la Xunta de Galicia
Relevo o continuidad

Ante las elecciones gallegas

Una de las carencias de la democracia es la reducción a unas pocas, muy pocas, opciones de la multitud de determinaciones de voto, articulada cada una de ellas sobre una pluralidad de opciones. Otra viene dada por la circunstancia de que las preferencias ciudadanas, aun permaneciendo las mismas, pueden abocar a gobiernos de diferente y aún opuesto signo, según el concreto sistema electoral vigente en cada país. Por ejemplo, no hay duda de que el Partido Popular ganará las próximas elecciones gallegas. Con un sistema electoral como el británico continuaría en la Xunta. En cambio, con nuestro sistema electoral y dada la distribución ideológica de las fuerzas políticas, necesita para ello no sólo ganar, sino hacerlo por mayoría absoluta.
George W. Bush, presidente de los Estados Unidos
Desinformación progresista

El déficit comercial de EE UU creció un 12%

O esto creerán los lectores de El País que, como es normal, hagan caso de la crónica del pasado 11 de junio, escrita por su corresponsal en Nueva York. En el mismo periódico, pero edición electrónica, la agencia EFE tituló el día anterior los mismos hechos de esta forma: “El déficit comercial de EE UU aumenta un 6,3% en abril”. ¿Cuál es la cifra correcta? ¿Y cuál es la cifra que le pide el cuerpo a un lector o un redactor de El País o Europa Press? Solución: los titulares están en orden inverso a las preguntas. Por cierto, Europa Press se permite, después de dar el dato mal, añadir comentarios antibushistas que ni El País los incluyó en su noticia. Como luego veremos, no es determinante la cifra de incremento. Bien podría haber sido un 12%, y lo importante no sería eso, sino los componentes de ese incremento.