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LIBERTADES

Usted elige, pero yo también quiero elegir

Si usted se siente más seguro y feliz permitiendo que un grupo de desconocidos administre buena parte de su dinero, le diga qué debe y qué no debe comer, a qué horas y cuántas puede trabajar, cuánto debe cobrar por ello, dónde y cuándo puede gastar su dinero, cómo y dónde debe educar a sus hijos, qué valores son despreciables... pues me parece muy bien. Usted elige. Pero permítame hacer lo propio. Se lo ruego, pues yo, así, no me siento seguro... ni feliz.