Menú

Ideas

ENTREVISTA CON PÍO MOA

“Una parte considerable de la izquierda está convencida de que sólo hay democracia si mandan ellos”

De hablar pausado y tranquilo, Pío Moa es hoy el historiador más polémico de España. Uno de sus libros, Los Mitos de la Guerra Civil, es un éxito de ventas. Lleva más de 30 ediciones en poco más de un año, casi a dos por mes. La editorial Áltera acaba de sacar al mercado su último título, 1934, comienza la guerra civil, que, para no defraudar la expectación creada, se ha agotado en todas las librerías en una semana. Libertad Digital tiene el privilegio de contar con él como colaborador desde sus primeros números. Hemos hablado en la que fue su casa durante mucho tiempo, el Ateneo de Madrid. Allí, en uno de los salones que fueron un día la antesala del Parlamento, Pío Moa ha repasado con nosotros su vida, su obra y su visión de la política actual.
LA NUEVA IZQUIERDA

Antiamericanismo y guerra contra el terror

El antiamericanismo es en realidad todo lo que queda del programa político de la izquierda tras el colapso de sus sueños socialistas. Durante la totalidad de la era moderna, la historia mundial estaba polarizada por la lucha entre los modelos revolucionarios de Francia y Estados Unidos. (Los bolcheviques se veían a sí mismos como herederos directos de los jacobinos). Pero con la caída del Muro de Berlín en 1989, todo eso cambió.
TEORÍA POLÍTICA

Problemas de la democracia

Imaginemos un gobierno mundial, elegido democráticamente. ¿Cuál sería el probable resultado donde todos los habitantes del planeta votan? Seguramente ganaría una coalición de China y la India y el nuevo gobierno mundial, para ser reelecto, probablemente decidiría que hay demasiada riqueza concentrada en el occidente y mucha pobreza en el resto del mundo, por lo cual es necesario instrumentar una sistemática redistribución de la riqueza.
DESDE GEORGETOWN

Democracia en América

Antes de nada, debo realizar dos rectificaciones. La primera se refiere al último artículo que publiqué en Libertad Digital, en el que ponía en duda la disposición de Kerry para reconocer su derrota. La prevención estaba basada en la actitud de Al Gore hace cuatro años y en las declaraciones de un John Edwards que parecía dispuesto a dar la batalla legal para el recuento en Ohio. Quedó desmentida a las pocas horas de haber escrito el comentario, cuando John Kerry cumplió con la buena tradición democrática de reconocer la victoria del adversario en unas elecciones limpias