Ideas

A pesar de lo que muchos afirman, la insurrección izquierdista de 1934 no tuvo nada que ver con supuestos temores a un golpe fascista o a los sucesos de Alemania y Austria. Sin embargo es cierto que Gil Robles profería a veces frases antidemocráticas y antiparlamentarias. Esto plantea un problema de método que ya he abordado al tratar el mismo tema en relación con las lucubraciones de Paul Preston y de Carrillo

A mi me divierten, estos señores de la Academia Sueca –¿no sé si hay señoras en el jurado del Premio Nobel?, en las fotos sólo he visto a señores–. Han concedido tres premios seguidos a escritores desconocidos o poco conocidos. Entretanto, las potentes divisiones acorazadas del mundo de la edición, de la política, de la "comunicación", como ahora se califica la publicidad, preparaban sus candidatos, ejercían todas las presiones a su alcance, conspiraban como mafiosos, y emitían su lista de favoritos, los cuales lo son, se diría, que para siempre jamás.

En la casa en la que vivo en Georgetown vive también un mapache. No vive en la casa, claro, pero por las noches se pasea por los patios o los jardines traseros de la manzana. Los mapaches son portadores de la rabia y se aconseja vivamente no acercarse a ellos. La niña de la casa quiere matarlo, pero los adultos se oponen a una medida tan… republicana. En resumen, los mapaches son una molestia aceptable.

A finales de 1936, en las cercanías de Guadalajara, fue derribado un Potez 54 en el que viajaba el Dr. Henny, delegado de la Cruz Roja. Inmediatamente, la prensa de la España controlada por el Frente popular acusó del hecho a la aviación nacional. Pero, en realidad, ¿quién –y sobre todo– por qué derribó el Potez 54?

Para las sociedades libres y el bienestar de las personas no hay nada peor que sus gobernantes digan menospreciar el poder y, al mismo tiempo, confiesen su pasión por estar en el Gobierno, en la política, para así cambiar las cosas, transformar el mundo, alterarlo todo. Esto es lo que nos pasa en España con el Ejecutivo de Zapatero.

Hace pocos días falleció, como consecuencia de un paro cardíaco, Christopher Reeve, el actor que caracterizó la figura de Superman ante los ojos de cientos de millones de espectadores de todo el planeta. Las paradojas de la vida hicieron que el superhéroe volador y redentor de la humanidad en la gran pantalla se convirtiera en la vida real en un hombre sin capacidad de movimiento.