CRÓNICAS COSMOPOLITAS
Sadam, los perros ladran
Las reacciones a la captura de Sadam Husein tienen el sabor rancio de la repetición, son esencialmente las mismas que cuando la coalición tumbó a la tiranía iraquí. El “campo de la paz”, o sea el campo antiyanqui y pro iraquí, después de que la intervención militar logró en pocas semanas destruir la tiranía, declaró, con algunos remilgos, que nadie podía lamentar la caída de una dictadura tan sangrienta. Pues era esa dictadura tan sangrienta la que habían defendido con uñas y dientes.