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COCINANDO LA "ESPAÑA PLURAL"

Pedagogía federal

Rezaba el artículo 339 de la Constitución de Cádiz: “Las contribuciones se repartirán entre todos los españoles en proporción a sus facultades, sin excepción ni privilegio alguno”. Desde que la Nación soberana escribiera por primera vez esa frase, han pasado 192 años. De entonces aquí ha llovido mucho, pero no lo suficiente.

Cuando leyeron aquel papel, los que no podían tolerar que los españoles, además de justos y bondadosos, fuesen iguales ante la Ley, se echaron al monte. Y ahí siguen, porque todavía no han bajado. Dos siglos son muchos años, y dan tiempo para que ocurran los episodios más insólitos. Sin ir más lejos, pronto se cumplirán doscientos años desde que el alcalde de Móstoles declarara la guerra a Napoleón. Por eso, nadie se debe extrañar ahora de que José Montilla, la primera autoridad civil del Ayuntamiento de Cornellà del Llobregat, haya manifestado que piensa instalarse en la capital de la Nación, para “hacer pedagogía”. ¿Con quién? Pues, entre otros, con la Comisión Ejecutiva del PSOE y su candidato a presidir el Gobierno de España, José Luis Rodríguez Zapatero. Puede que algún lector inadvertido se esté preguntando sobré qué versará tan docto magisterio. Pues, como no habrá escapado a los más avisados, acerca de cómo borrar las cinco palabras que siguen a la coma en la única frase que contiene el artículo 339 de la Constitución de Cádiz. Porque, si no se quita esa coma y lo que se dice tras ella, a lo peor, el edil podría volver a aquel monte con el que seguramente fantaseara en sus años mozos de militancia maoísta; y entonces estaría servido el drama.
 
Por lo visto, Montilla va a explicar la receta jurídica para construir la “España plural”. Al parecer, España no es plural ahora. El  Estado de las Autonomías que consagra la Constitución de 1978, por lo oído, es heredero directo de ese nacionalismo español uniformista y reaccionario que, a su vez, es el último legado del franquismo. Es tarea difícil la que se ha propuesto. Porque cuando uno lee a los catedráticos que han licenciado al pedagogo Montilla, descubre con pesar que su reino no es de este mundo. Así, el cerebro gris del maragallismo, Xavier Rubert de Ventós, después de buscar y rebuscar únicamente ha sido capaz de ofrecer como ejemplo de su nueva idea del Estado al subcomandante Marcos. Sí, Marcos, el payaso de la capucha. El fantasmal Estado Libre Zapatista de Chiapas que sólo existe en la fantasía del ex vendedor del Corte Inglés, parece ser que tiene reconocido el derecho a intervenir —y en su caso, vetar— en cualquier legislación federal mexicana que afecte a su territorio. Salvo esa excepción, no hay otra manifestación de federalismo asimétrico en el planeta que puedan ofrecer los socialistas catalanes para que sepamos por dónde van sus tiros.
 
Por eso, tampoco hay que extrañarse de que sus alumnos de la calle Ferraz anden un poco confundidos y no acaben de asimilar del todo las enseñanzas que les llegan de Barcelona. Zapatero, por ejemplo, balbucea sobre “avanzar” hacia un Estado federal, sin haber dedicado un par de tardes al estudio para enterarse de que España es un Estado federal. Para marearlo más, los jefes de Montilla le han contado que en Alemania existen los Länder, federalismo del bueno, con el que cualquiera se puede saltar la maldita coma de Cádiz. Lo que, al parecer, nadie le ha explicado es que Alemania, el ejemplo de libro sobre el federalismo en Europa, es precisamente el caso más parecido en el continente a la configuración política y territorial que establece nuestro Estado de las Autonomías; tanto se parece que tampoco allí se puede saltar nadie la coma de Cádiz.
 
Con la inflación de maestros ciruela que están brotando de la excitación de sus nacionalistas periféricos, convendría que alguno de esos consultores externos que escriben el programa electoral del PSOE ilustrara sobre la cuestión a su líder. Que le explicara que el modelo alemán de financiación federal es serio; y que por eso, desde que nació el Estado, sólo ha sufrido una única modificación importante, en 1969. También debería contarle que los Länder comparten con la Administración Federal la recaudación de los tres impuestos más importantes (42,5% del IRPF, 50 % del Impuesto de Sociedades y 49,5% del IVA); y que, como aquí, existen Estados de la Federación más ricos que otros. Llegado a ese punto, debería sorprenderle con la noticia de que la Ley Fundamental establece que los Länder que obtienen unos ingresos inferiores a la media nacional tienen derecho a ser compensados por aquellos Länder que están por encima de ese promedio y que, por Ley, es el Gobierno Federal quien fija la cuantía de esa transferencia solidaria llamada compensación horizontal. Si ese mecanismo no basta para conseguir la pretendida igualación de recursos, el Gobierno puede complementarla con una compensación vertical, se le diría a Zapatero. Y, por último, sabría que, naturalmente, sólo los que continúan por debajo de la media pueden recibirla, siempre por una cuantía que no les haga pasar por delante de otros Länder mejor situados. Concluiría su explicación el consultor certificándole que, grosso modo, se trata de un modelo similar al nuestro.
 
Esa urgente labor pedagógica tendría que hacerla ya algún consultor externo porque los falsos federalistas del PSC nunca estarán por la labor. ¿La razón? A ellos, en toda esa historia, les sobra una coma.
 
 
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