Su única aportación al postmodernismo, son sus confusas tesis sobre la sociedad "espectacular mercantil", que realizó magníficamente cuando, a principios de los años setenta, disolvió su Internacional Situacionista porque "sus ideas habiéndose encarnado en las masas, que las habían hecho suyas, la I.S. había logrado su objetivo revolucionario, y por lo tanto se autodisolvía para no convertirse en una burocracia más." (cito de memoria). Cuando no se tienen ideas fácil es convencerse de que todo el mundo las comparte. La verdad es mucho más rastrera, el señorito Debord se aburrió de su juguete y lo rompió.
Hasta ahora yo tenía la impresión de que el Premio Juan Rulfo era un premio discreto, pero se lo han dado este año a Juan Goytisolo, en el marco de la Feria del Libro de Guadalajara (México), que se parece a una continuación del Foro de Barcelona, y de pronto cobra mediática brillantez. En ese contexto publicitario y comercial, y en su discurso académico, Goytisolo afirma que "... nunca he tratado de trepar por el escalafón ni hacer carrera en el Parnaso", con cínica ingenuidad.
Hay varias maneras de se conformista y de recibir honores y mordidas, una de las más usuales es precisamente la de fingir rechazarlos, al mismo tiempo que se coleccionan medallitas y premios. Dárselas de diferente y de rebelde en el contexto de la Feria de Guadalajara (las palabras a veces tienen su sentido) es francamente ridículo. Como buen paleto, Goytisolo se las arregla para hablar de Debord, algo que no venía a cuento en esas circunstancias, si no considerara que el situacionista difunto está de moda y que citarle es por lo tanto chic. Nos cuenta que llega a París, ansioso por leer a Gide, Proust, Malraux, Sartre, Camus, y Debord le dice que son pura mierda, o algo así. Goytisolo acusa a "Franco y a su Iglesia", de haberle impedido conocer a esos y otros autores, pero, sin negar la censura franquista, yo conozco a muchos a quienes, viviendo en Barcelona por los mismos años que Goytisolo, se las arreglaron para leer esos y muchos más autores sin necesidad de entrevistarse con Debord en París. Si con admirable modestia confiesa haber abandonado su condición de niño bonito de Gallimard, para lanzarse a la periferia. (¿dónde está eso?), no es por su estatuto de "autor de moda", como indica que Debord le trató públicamente de Goytisalaud (salaud: canalla), sino por su papel de comisario político y delator, acerca de Sartre, antes de convertirse en perrito faldero de las catástrofes nacionales que fueron Fernando Claudín y Federico Sánchez. Además, yo creía que el propio Goytisolo se había arrepentido de ese sucio papel que desempeñó durante la época.
Pero me equivoco, no fue Debord quien le abrió los ojos, fue Genet: "El ejemplo cercano del rigor ético y literario de Genet me salvó." Si se le puede conceder dotes literarias o talento o lo que sea a Genet, lo del rigor ético, no es sino otra estafa propagandística, porque reiteradamente Genet puso por las nubes el más despiadado y cruel terrorismo, y basta con releer sus textos, alguno publicado en Le Monde, para poder apostar, sin riesgo, que hubiera frenéticamente aplaudido a los atentados de Atocha. Si eso es rigor ético, ustedes me dirán en qué consiste el crimen contra la Humanidad.
Claro, que en Guadalajara, con tamboriles y trompetas mariachis, Goytisolo se ha atrevido a realizar un panegírico del terrorismo, ni siquiera enmascarado. En cambio demuestra un conformismo de sacristía, cuando, usando una de cal y otra de arena, lamenta tanto "la humillación y sufrimientos de los palestinos", como "los atentados terroristas (y) los bombardeos ciegos", tanto "la explosión mortífera de los trenes en la estación madrileña de Atocha", como "el horror del asedio a Sarajevo", etcétera. Declarando que todos son culpables es fácil convencerse de que no lo es ninguno, que la vida no es así de cruel. Desde luego que en las guerras se cometen atrocidades, pero si todas las guerras son injustas, las hay que lo son más. Ponernos todos en el mismo saco y tirarnos al río no te lava las manos ni te limpia de culpas. Por ejemplo, ¿todos los palestinos están "humillados", o hay palestinos en la OLP y en Hamás que son terroristas?, ¿por qué no te atreves a decir, como tu maestro Genet, que son héroes? Yo también me indigné por el asedio a Sarajevo, pongamos, pero no porque entre los asediados hubiera musulmanes, sino porque eran todos víctimas de la barbarie del ejército serbio. Pero también me indigné de la agresión soviética contra Afganistán, y que la derrota de la URSS era entonces el enemigo principal. La Historia no es una autopista recta, rodeada de flores, las malas sorpresas son frecuentes, y las guerras a veces innecesarias, como en Afganistán, o en Irak, o contra los nacionalcomunistas serbios.