Pese a su popularidad en Estados Unidos, Pamela Denise Anderson es una emigrante canadiense, nacida en Columbia Británica el 1 de julio de 1967. Después de haber pasado por el quirófano para sobredimensionar sus pechos, Pamela inició con 22 años la carrera hacia la fama a través de Playboy, ocupando sus páginas centrales en febrero de 1990. El trabajo del cirujano plástico debió de parecerle espléndido a los lectores de la revista, puesto que la joven canadiense acabó convirtiéndose en una de las “playmates” más populares de la década de los noventa. En estos once años, Pamela ha ocupado siete portadas de Playboy y ha sido protagonista de tres vídeos eróticos de gran éxito comercial.
Sin embargo, su enorme popularidad se debe más bien a la participación en Los vigilantes de la Playa. Tras cinco años de trabajo como abnegada socorrista (1992-1997), Pamela abandonó la serie debido a sus constantes problemas con el actor y productor David Hasselhoff. Al parecer, David es un admirador de las bellezas femeninas en traje de baño, pero no admite que sus actrices se desnuden con tanta asiduidad en las publicaciones de caballeros.
Convertida en un mito erótico para millones de adolescentes barbilampiños (el príncipe Guillermo de Inglaterra es gran admirador de su curvilínea anatomía), Pamela intentó triunfar en el cine con Barb Wire (1995), una fallida producción de ciencia-ficción que decepcionó a sus admiradores por su escaso contenido erótico y su irritante acumulación de escenas de acción. Muchos tiros y patadas, pero poca lencería fina y ningún arrebato horizontal. La actriz tampoco ha tenido demasiado con el resto de su filmografía, que está constituida por tres modestos thrillers eróticos poco conocidos en España: Snapdragon (1993) Raw Justice (1994) y Naked Souls (1995).
La turbulenta vida privada de Pamela Anderson ha estado marcada por su relación con el irascible Tommy Lee, batería del grupo heavy Motley Crüe y uno de los personajes más controvertidos del mundo del espectáculo en Estados Unidos. La pareja se casó en febrero de 1995, tiene dos hijos y se ha separado en varias ocasiones de forma poco amistosa. Además de empeñarse en convertir su cuerpo en un inmenso tatuaje, Tommy Lee empina el codo y tiene mal beber. Tal vez por su pasión por la batería, se aficionó a aporrear a su esposa, como si fuese un tambor, en sus noches de excesos etílicos. También se acostumbró a dormir en los calabozos de las comisarías y a comparecer esposado ante el juez. Pese a las palizas y las cogorzas, Pamela sigue muy enamorada de su marido o de la geografía de sus tatuajes, porque la última reconciliación se produjo hace tan sólo unos meses, cuando Tommy Lee abandonó una clínica de desintoxicación en la que había pasado una larga temporada bebiendo agua mineral y contemplando el paisaje.
Fruto de ese amor arrebatado es el célebre vídeo doméstico de carácter pornográfico que ambos protagonizaron hace cuatro años. En realidad, la cinta fue robada de la mansión del matrimonio, para luego ser comercializada y difundida a través de Internet. Pam & Tommy Lee Uncensored (1997) se convirtió en el vídeo porno de mayor éxito comercial de la historia, con más de seis millones de copias vendidas tan sólo en Estados Unidos.
El último golpe de efecto (erótico) de Pamela Anderson ha sido el divertido reportaje de desnudo publicado en Playboy (julio de 2001) en el que la actriz revive de forma paródica algunos de los capítulos más conocidos de su vida. En las estridentes fotografías de David LaChapelle, el mito erótico más popular de Norteamérica demuestra una prodigiosa capacidad para reírse de si misma sin que su caricatura deje de ser excitante. Un sorprendente gesto de inteligencia que no se ajusta a su imagen de explosiva muñequita rubia. ¿Es posible que Pamela Anderson sea tan inteligente como Madame Curie?
BASURA SELECTA
Pamela Anderson, espejo convexo de Norteamérica
Desde finales de los años ochenta, Estados Unidos ha logrado imponer en todo el planeta una desbordante estética femenina que se caracteriza por sinuosos pectorales de silicona, carnosos labios de colágeno, leoninas cabelleras rubias y perpetuos bronceados playeros. La actriz y antigua modelo Pamela Anderson encarna a la perfección este artificioso modelo de mujer de formas superlativas y finos retoques quirúrgicos, que se ha difundido internacionalmente a través de series televisivas de éxito como “Los vigilantes de la playa” e incluso de las modestas producciones pornográficas que se ruedan en el Valle de San Fernando en California. Si tenemos en cuenta ciertos parecidos físicos, Pamela Anderson también podría ser la encarnación de la popular muñeca Barbie, pero con unos tintes perversos y escandalosos que jamás hubiesen admitido los propietarios de Mattel. Sin duda, su azarosa biografía no se ajusta a los principios morales por los que se regía aquel grupo de colonos puritanos que desembarcaron del Mayflower para fundar Nueva Inglaterra.
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