Como siempre desde que, hace 13 años, se comenzara a elaborar el Índice de Libertad Económica, Hong Kong y Singapur encabezan la lista de países más libres en términos económicos, con un 89 y un 86% de libertad, según los baremos del estudio. A continuación figuran Australia (83), Estados Unidos (82), Nueva Zelanda (82), el Reino Unido (82), Irlanda (81), Luxemburgo (79), Suiza (79) y Canadá (79).
En el otro extremo de la lista se encuentran los países menos libres: Corea del Norte ocupa el 157º lugar de los 157 posibles, con un índice de libertad del 3%; Cuba ocupa el 156º, con un 30%; luego vienen Libia (34), Zimbabue (36), Birmania (40), Turkmenistán (42), el Congo (43), Irán (43), Angola (43) y Guinea-Bissau (45).
Los autores del Índice han elaborado un mapa en el que se divide a los países en "libres" (free), "principalmente libres" (mostly free), "moderadamente libres" (moderately free), "principalmente no libres" (mostly unfree) y "reprimidos" (repressed). ¿Sabe en qué categorías quedan encuadradas las más pobres de entre las naciones? Si ha respondido que en la de mostly unfree y en la de repressed, enhorabuena: se ha llevado el gato al agua.
Hay quien sostiene que algunos países son ricos porque disponen de abundantes recursos naturales. ¡Qué disparate! África y América del Sur son, probablemente, los continentes más ricos en recursos naturales, pero albergan algunos de los pueblos más pobres del mundo. Por el contrario, países como Inglaterra, Japón o Hong Kong son pobres en recursos naturales, pero sus pueblos se encuentran entre los más ricos del planeta. Hong Kong tiene que importar hasta la comida y el agua.
Hay quien acude a la historia colonial para justificar la pobreza. Otro disparate. Los Estados Unidos de América fueron una colonia. También lo fueron Canadá, Australia, Nueva Zelanda o Hong Kong. No obstante, todos ellos se cuentan entre los países más ricos del mundo.
La razón de que unos países sean más ricos que otros reside, sobre todo, en el grado de libertad económica de que disfrutan los habitantes de unos y otros, así como en los distintos niveles de injerencia estatal que han de soportar en materia económica.
No cometa el error de equiparar libertad económica con democracia. Después de todo, la India es políticamente una democracia, pero en el terreno económico es "fundamentalmente no libre": de hecho, ocupa el 104º lugar en el índice de la Heritage y el WSJ. Hay países que no cuentan con un largo historial democrático, como Chile, que ocupa el 11º lugar en el Índice, o Taiwán (26º), que son mucho más ricos que otros con una trayectoria democrática más dilatada. ¿A qué se debe? Pues a que sus sistemas económicos son "libres" o "principalmente libres", y esto no es consecuencia del establecimiento de un sistema político democrático.
La moraleja está clara como el agua: la libertad económica promueve la riqueza; el intervencionismo estatal, la corrupción y la precariedad en materia de protección a los derechos de propiedad garantizan la pobreza. El crecimiento económico y el bienestar de un país dependen fundamentalmente de su infraestructura institucional. Lo más importante de todo es proteger debidamente los derechos de propiedad, garantizar el cumplimiento de los contratos y respetar y hacer respetar la legalidad.
Si queremos ayudar al prójimo, nada mejor que convencerle para que erija la infraestructura institucional necesaria para la creación de riqueza. La ayuda externa, los préstamos del Fondo Monetario Internacional y otras donaciones por el estilo no sirven como sustitutos: lo único que hacen es posibilitar la supervivencia de unas élites cuyas políticas de autopreservación mantienen a los países que sojuzgan en la pobreza. Excepción hecha de la que, con fines humanitarios, se envía de urgencia luego de una catástrofe, puede que la ayuda externa sea lo peor que pueda hacer Occidente por los países pobres.