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LIBREPENSAMIENTOS

Los que protestan, ahora

En estas últimas semanas, asistimos en España a múltiples actos de protesta, y casi, casi de lucha, en distintos frentes estudiantiles y del siempre efervescente mundo de la cultura, por parte de rectores, decanos, profesores, intelectuales y alumnos, muy indignados todos.

En estas últimas semanas, asistimos en España a múltiples actos de protesta, y casi, casi de lucha, en distintos frentes estudiantiles y del siempre efervescente mundo de la cultura, por parte de rectores, decanos, profesores, intelectuales y alumnos, muy indignados todos.
El filósofo Eugenio Trías.
A la vista de sus consignas, deduzco que se sienten maltratados por recientes disposiciones auspiciadas por el Gobierno de turno y los políticos del ramo, quienes, pese al buen propósito y al valor que se les supone, muestran, no obstante, una escandalosa falta de sensibilidad hacia determinados colectivos esenciales para la sociedad.
 
Acostumbrados, desde hace un año, a que un Buen Gobierno debe contentar a todos sin excepción, algunos, tocados por la mala fortuna, se sienten, claro, vejados y ultrajados. De manera que, como también han aprendido mucho en este tiempo sobre movilización callejera, participación ciudadana y talleres de meditación, concentración y sentadas, están persuadidos de que no hay quien pueda con la gente cabreada, y quien no llora no mama.
 
Recibo correos electrónicos convocándome a movilizaciones, llamadas y casi, casi, citaciones con acuse de recibo a fin de que tome conciencia de la actual situación. Comoquiera que, por lo general, bastantes me dicen que exagero la gravedad de lo que está pasando en España, a modo de prevención, y antes de posicionarme y ponerme las zapatillas de saltar y correr, decido enterarme mejor de a qué responde tanto alboroto y queja, no vaya a ser que uno abuse de tanto "hay motivo".
 
Ante mi vista se despliega un denso manifiesto de profesores e investigadores universitarios, quienes, "en tanto que responsables ante la sociedad" de diferentes campos del conocimiento, se preocupan ahora por la clase de educación superior europea que está orientando el proceso de construcción de un Espacio Europeo de Educación Superior, así como por el intento de reducción del "peso económico del sector estatal en la educación" en favor de la financiación privada, la cual, como es sabido, no tiene conciencia social y sólo atiende a espurios intereses.
 
La ministra de Educación, María Jesús Sansegundo.¿Cómo acaba la cosa? Pues, como toda declaración de buenas intenciones inspirada en la conciencia social y contraria al afán mercantilista: "Lo que está en juego es el futuro de la educación superior en el seno del Estado Social de Derecho".
 
Cierro los ojos y parece que me viene el sueño. Los abro de nuevo y la realidad no ha cambiado, a pesar de todo. Nada nuevo bajo el sol. De pronto, otro pliego de faltas y de abajofirmantes. Profesores por el conocimiento: sobre el proceso de convergencia europea. ¿De qué va la protesta, ahora? Por una parte, docentes cognoscentes denuncian proyectos de reforma, tal que el programa piloto Tuning y otros borradores que van generándose a propósito de la Convergencia Europea, y en particular el intento de sustituir en la universidad la tarea magistral transmisora de conocimientos por un plan de bricolaje que aspira a que el alumno se limite a adquirir básicamente destrezas, competencias y habilidades. Nada más y nada menos que las "líneas maestras" de la memorable LOGSE aplicada a las enseñanzas no universitarias, las cuales a la mayoría no les parecieron mal, puesto que en su día no protestaron.
 
Lo hacen justamente ahora; protestar, digo, cuando la ola de progreso, el "curriculismo ilustrado" y la enseñanza-aprendizaje amenazan con salpicar sus despachos y su estatus. Protestan de esta injusta traslación, pero para no ser confundidos con lo que no son dan la nota de suspenso al mal de fondo, a saber: la sombra de "mercantilización" que planea sobre los proyectos en los que todo se subordina a la adaptación al mercado de trabajo y al "empleador", al mundo empresarial, convertidos así en portavoces de la totalidad de los intereses sociales. Me pregunto, con todo, qué echan de menos. ¿Las asambleas deliberativas de facultad y una mayor participación de los sindicatos de clase?
 
Y las jóvenes generaciones ¿qué tienen que decir? El Manifiesto de Estudiantes de Filosofía se une al lamento de sus mayores de la Federación de Sociedades de Filosofía (Fesofi) por considerar un atentado a la Inteligencia y a la Razón el que se pretenda privar a las presentes y futuras hornadas de alumnos de las herramientas consustanciales a la actitud reflexiva y crítica: las clases y los exámenes de Filosofía. Resulta un tanto excesivo, la verdad, que la "comunidad filosófica" se erija ante la opinión pública en privilegiada representante, "guardia e intérprete", del Saber y el Conocimiento, como si, huérfanos de curso escolar, la capacidad de entendimiento y análisis desapareciese de la vida de los hombres.
 
¿Quién tiene la culpa de todo esto? El Gobierno socialista se halla blindado en el poder y no recibe muchas críticas. Si los que protestan ahora se concentran ante el Ministerio de Educación, en la mayoría de los casos, lo hacen por un acto reflejo, puesto que la institución representa al Sistema y al Estado, que todo lo conmueve y, asimismo, todo lo salva. Si no aquél, la culpa la tendrán, entonces, los de siempre: "Antiguamente era la Iglesia la que impedía sacar a la luz los nuevos descubrimientos porque iban en perjuicio de sus intereses –todos conocemos el caso Galileo–; ahora son los intereses de la entidades privadas, los intereses del mercado los que lo impedirán. Ahora es el mercado el que tiene que decidir que sea o que no sea conocimiento" [sic a todo].
 
¿Qué quieren? Quieren más. Más Platón y menos no sé qué; tal vez, menos Religión, Latín y Griego. Más horas para lo mío y menos para los otros. Todo sea en nombre de la solidaridad y la justicia poética.
 
Seamos serios. ¿Tienen derecho los rectores, decanos, profesores y estudiantes en acción a protestar ahora en defensa de sus intereses? Por supuesto que sí. Pero que no hagan pasar su opinión por Conocimiento, su reivindicación corporativa por Pensamiento Libre, ni su defensa legítima de empleo fijo por defensa de las Ideas frente a la Ideología o de la Razón Crítica contra el Dogmatismo. En tal caso, respetaré su protesta.
 
Lo mismo haré si se manifiestan los empleados de Unión de Explosivos Riotinto o de los Astilleros en favor de sus puestos de trabajo, siempre que no justifiquen su movilización en nombre de la paz en el mundo, ni digan que el armamento que fabrican es sólo para equipar a los soldados del amor y para desfilar al son de la música ligera (de cascos) de Marta Sánchez, o que los buques y navíos que construyen tienen un fin defensivo y no ofensivo. Seamos serios, digo.
 
Sigo leyendo más crónicas y reportajes periodísticos sobre protestas y movilizaciones contra la desaparición de otras asignaturas: "Sí a la Historia del Arte". Muchos de quienes portan la pancarta de marras arrastraban hace meses aquella que rezaba: "No a la guerra". Ahora van en positivo. Tanto que sus promotores catedráticos de cabecera se apresuran a declarar que ellos ni se callan ni llevan bozal. Ah, y que los actos de ahora son culturales y no políticos. Que porque dirijan, en fin, su protesta a la autoridad de turno (progresista, por supuesto) no están por ello en contra el Gobierno. Ahora. Que conste.
 
Leo por último al catedrático Eugenio Trías en El Mundo: 'La filosofía y los gobiernos socialistas'. Se queja ahora de que los socialistas en el poder, y "para sorpresa de todos" (será de la suya, o de los suyos), hayan suprimido la Filosofía en la Enseñanza Secundaria que el anterior Gobierno amparó.
 
¿Se ha pasado Trías al PP? No, no. Resulta que ahora le han tocado el colectivo. Mas puntualiza: "La anterior ministra Pilar del Castillo pudo cometer errores en su gestión, pero pueden en cambio reconocérsele algunos aciertos evidentes. ¡También hubo aciertos en esos ocho años de gobierno de la derecha! O en todo caso, no todo fue contaminado por la lamentable guerra de Irak y del encuentro en las Azores".
 
¿Qué les decía yo hace unas semanas en esta misma sección de los discursos funambulescos? Pues eso, que ahora la protesta está más clara.
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