La primera, como los españoles sabemos muy bien, es la inclusión de Batasuna en la lista de organizaciones terroristas elaborada por el gobierno norteamericano. Las consecuencias de esta inclusión son en primer lugar de orden práctico y se refieren a investigación y control de movimientos de fondos y de personas. También son de orden jurídico, porque colocan en situación de inseguridad a quienes tengan la tentación de integrarse en las organizaciones nacionalistas radicales. Y son de carácter político, porque la decisión saca la lucha contra el terrorismo nacionalista vasco del ámbito español o hispano-francés, y le concede el rango que tiene verdaderamente, el de lucha global contra el mayor de los peligros contra la convivencia, los derechos humanos y la civilización.
En España ya sabemos también la cicatería con la que el PSOE ha acogido la decisión. Ha intentado, primero, reducir el alcance de la medida y se ha esforzado luego por presentarla como una concesión, las migajas con las que Estados Unidos se ha dignado gratificar a su nuevo aliado a cambio de su sumisa obediencia. Si en el Partido Socialista se creen que ese es el camino para ganar las elecciones municipales y autonómicas, se equivocan. Siempre se van a negar a aceptar que la intervención norteamericana y británica en Irak, hecha con el apoyo de España, entre otros muchos países, ha hecho más por la justicia y la libertad en el mundo que la parálisis del Consejo de Seguridad de la ONU, incapaz de tomar una decisión. Aun así, no deberían intentar minusvalorar los frutos de la posición española, en particular cuando se refieren a la lucha antiterrorista. En este punto, el Gobierno, y por tanto el Partido Popular, lleva siempre las de ganar. Cualquier avance en la lucha contra el terrorismo es recibido como positivo por los españoles. Más aún cuando se trata de una decisión que diluye el aspecto particular del problema y lo sitúa en su verdadera dimensión. Además, como saben de sobra los socialistas, el avance no es pequeño y más que el resultado de la guerra, es la culminación de una posición española que empezó a fraguar tras el 11 de septiembre.
Bien es verdad que los socialistas, en este punto, no están solos. De hecho, la inclusión de Batasuna en la lista de organizaciones terroristas del gobierno norteamericano ha tenido poco eco en los principales medios de comunicación occidental. The New York Times (08.05.03) recoge la noticia, pero exactamente al modo de los socialistas españoles. Y con mala intención, además: antes de este “premio” vienen otros dos: un encuentro en el despacho Oval y la cena en la Casa Blanca. Es curioso que los progresistas americanos coincidan, en su afán de despreciar España, con nuestros socialistas.
The Miami Herald (08.05.03) recoge la noticia de agencias, con más neutralidad y The Washington Post (08.05.03) como complemento a la participación de 1.500 tropas españolas en la reconstrucción de Irak. David Sharrock, de The Times (07.05.03), describe la inclusión de Batasuna en la lista negra del gobierno norteamericano como una ayuda de Bush a su aliado con problemas electorales. Por cierto, David Sharrock se empeña en llamar a Aznar “Señor Aznar”, como si “Señor” fuera el nombre del presidente español, lo que produce frases bastante pintorescas. No sabemos si Mister Sharrock sabe castellano. El caso es que el prejuicio antiespañol y pronacionalista sigue haciendo estragos en la prensa extranjera destacada en Madrid.
Y en este caso la inglesa es peor que la francesa. Ni siquiera Le Monde se atreve a tanto, y enumera las ventajas que para la lucha antiterrorista supone la decisión norteamericana (08.05.03). No puede, de todos modos, dejar de destacar que “José María Aznar da las gracias al presidente americano”. Le Figaro (08.05.03) prefiere referirse a la propuesta de Aznar ante la ONU de crear una lista mundial de organizaciones terroristas. También expone el escaso eco que ha tenido esta propuesta, importante, y recoge sin comentarios —no los necesita— la declaración del embajador de Gran Bretaña ante la ONU, Mister Jeremy Greenstock, según el cual “antes de elaborar la lista habría que definir lo que es el terrorismo”. Como recuerda Le Figaro, Batasuna no está incluida en la lista de organizaciones terroristas en Europa. Obviamente, las organizaciones internacionales surgidas después de la Segunda Guerra Mundial no sirven para combatir el terrorismo.
Por otra parte, el manifiesto de los intelectuales “de alcance mundial” o algo parecido, como los llamó ABC, en contra del terrorismo nacionalista en el País Vasco sólo tiene eco en The New York Times: los progresistas con los progresistas.
ASUNTOS EXTERIORES
La lista negra y sus críticos
La segunda guerra del Golfo se terminó, pero no así el terremoto al que ha dado lugar. Las consecuencias de las decisiones tomadas en las semanas previas a la guerra, cuando el Consejo de Seguridad negociaba una segunda declaración que autorizara el uso de la fuerza contra Sadam Husein, empiezan a ser visibles ahora.
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