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ECONOMÍA

Injusticia tributaria

Los grupos que dicen luchar por impuestos "más justos" suelen pretender la imposición de tributos más altos a gente productiva, para transferir ese dinero al Estado, a pesar de que tradicionalmente definimos el término "justicia" como la merecida asignación de premios o castigos.

Los grupos que dicen luchar por impuestos "más justos" suelen pretender la imposición de tributos más altos a gente productiva, para transferir ese dinero al Estado, a pesar de que tradicionalmente definimos el término "justicia" como la merecida asignación de premios o castigos.
Hay una organización, llamada Red de Justicia Tributaria, cuyos líderes pertenecen a grupos socialistas de todo el mundo. Recientemente expusieron sus puntos de vista a congresistas y funcionarios del Congreso en Washington. Esta organización se opone frontalmente a la competencia existente entre los países que tienen variados sistemas impositivos, y su "manifiesto por la justicia tributaria" pretende aumentar la recaudación de impuestos en todo el planeta.
 
Prácticamente todos los estudios que se han hecho sobre impuestos concluyen que éstos suelen estar por encima de las tasas que potencian al máximo el bienestar, la recaudación total y el tamaño adecuado de los gobiernos. Entonces, ¿cómo puede llamarse "justo" a un intento de hacer más daño que bien en el mundo? Los autores del "manifiesto por la justicia tributaria" aspiran a eliminar la evasión tributaria por las fronteras, de manera que las grandes empresas y los ricos paguen impuestos según su capacidad para hacerlo. También aspiran a aumentar las tasas impositivas en todas partes.
 
Leer su programa sorprende por lo poco que saben de economía y por su ciego irrespeto a la libertad individual, empezando con su total desconocimiento del hecho de que las compañías son sólo una manera legal de hacer negocios y de que imponerlas impuestos significa que quienes en realidad los pagan son los consumidores –a través de precios más altos–, los trabajadores –con menores salarios– y los accionistas –con dividendos más bajos–. Es difícil entender, entonces, cómo puede resultar beneficioso el aumento de los precios y la caída de los salarios. La verdadera injusticia la causan los impuestos exagerados, que logran que tanto la gente como los inversionistas emigren a otros lugares.
 
Bill Gates.La noción de "habilidad de pagar" choca con la definición de justicia. Un hombre riquísimo como Bill Gates puede pagar una tasa de impuestos del 99% sobre sus ingresos, pero ¿sería eso justo? Claro que no.
 
El manifiesto también busca eliminar las ventajas impositivas de algunos países, cuando los países en desarrollo que han tenido más éxito son aquellos que protegen los derechos de propiedad, mantienen el Estado de Derecho y tienen impuestos y regulaciones razonables. Esas son las naciones que atraen capital extranjero en beneficio de sus ciudadanos.
 
Los autores del manifiesto quieren asimismo frenar el avance de las privatizaciones y la "degradación de los servicios públicos", olvidando que el socialismo ha fracasado estrepitosamente en todos los lugares donde ha sido impuesto. La presión por la privatización surgió de la infame calidad de los servicios ofrecidos por la burocracia, y no tiene nada de "justo" hacer que la gente espere meses o años por la instalación de un teléfono, tener acceso a agua potable o recibir cualquier otro servicio gubernamental que el sector privado puede ofrecer más eficientemente y a menor costo.
 
El intercambio de información tributaria entre todos los países es otra demanda de este grupo, pero cuán justo es negar la privacidad financiera a la gente y, de paso, proveer esa información a gobiernos corruptos, amigos de grupos terroristas y criminales que utilizan la información para realizar secuestros y financiar sus operaciones delictivas.
 
La propuesta más absurda tiene que ver con un programa mundial de bienestar para aquellos que pierdan su empleo debido a los impuestos más altos que ellos mismos pretenden imponer en todo el mundo.
 
Una verdadera justicia tributaria no penaliza a la gente que trabaja duro para producir bienes y servicios que desean los demás. No se deje engañar por quienes pretenden alterar el significado de las palabras para despojarnos de nuestra libertad.
 
 
© AIPE
 
Richard W. Rahn, académico del Discovery Institute y académico asociado del Cato Institute.
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