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LA ESPAÑA DE ZAPATERO

Hombres de poca fe

Volvemos al trabajo y vuelven, como las oscuras golondrinas de Bécquer, los buenos propósitos. Vamos a ser buenos, a ir al gimnasio, a ordenar la mesa, a aprender ruso... Pero nadie se llama a engaño, y sabemos que son solamente eso: propósitos huérfanos de voluntad que los lleve a la práctica. No nos importa demasiado porque no afectamos a nadie, y casi sin querer esos propósitos de enmienda se han convertido en parte de los rituales de fin de año.

Volvemos al trabajo y vuelven, como las oscuras golondrinas de Bécquer, los buenos propósitos. Vamos a ser buenos, a ir al gimnasio, a ordenar la mesa, a aprender ruso... Pero nadie se llama a engaño, y sabemos que son solamente eso: propósitos huérfanos de voluntad que los lleve a la práctica. No nos importa demasiado porque no afectamos a nadie, y casi sin querer esos propósitos de enmienda se han convertido en parte de los rituales de fin de año.

Esta vez se ha sumado a la comparsa el grupo terrorista ETA, que acaba de anunciar un alto el fuego "permanente y verificable". La reacción es de dolor, porque no nos fiamos: todos presagiamos que no cumplirá; y rabiamos porque recordamos a los españoles vascos amenazados, exiliados, a los muertos de ayer y de hoy. O bien nos tapamos los ojos y pretendemos que de verdad puede no haber más muertos mañana. Y se repiten los mensajes buenistas sobre lo bueno que es siempre hablar, no ceder al desánimo cuando se trata de dialogar para conseguir la paz.

El detalle del alto el fuego "verificable" tiene su guasa. Se verifica que mientras decidan que no se dispara no van a disparar. Pero la historia es tozuda, y nos muestra cuántas veces volvieron a abrir fuego porque convenía, y salieron reforzados porque habían conseguido con esa performance que el gobierno de la nación, de la mía y de la de ETA, que es la misma, bajara la testuz y negociara con terroristas. Cosa que, por otra parte, es casi una costumbre en quienes manejan nuestra barca y nuestro dinero a día de hoy.

Zapatero.Lo cierto es que hasta el gobierno se reafirma en que no valen los simulacros, que o hay abandono de las armas o no hay nada. En mi opinión, además de la propuesta y la reacción del gobierno, es interesante preguntarse por qué ahora, cuando están a punto de intervenir Portugal, con lo que eso implica, cuando el crédito de Zapatero está bajo mínimos, cuando hasta Arenas, el campeón de los fracasos electorales, ganaría hoy al PSOE en Andalucía.

Y creo que esa palabra es la clave de nuestro camino común: crédito. Ni ETA tiene crédito ni lo tiene el gobierno. Lo de ETA no es extraño, al fin y al cabo hablamos de terroristas que juegan a ser un grupo separatista para no quedar mal en la prensa internacional pero que no pasan de ser un conjunto de asesinos que extorsionan para financiarse. Pero lo del gobierno es grave y significativo. Se trata de unos supuestos representantes, que manejan las armas y el dinero de todos, con el beneplácito de once millones de españoles (y con esa legitimidad gobiernan a todos), y que nos mienten sin cesar. No había crisis, no estuvimos en suspensión de pagos o similar en mayo (no llegamos a estarlo porque se difirió la venta de deuda), Zapatero no se presenta o sí a candidato... Aquí nunca pasa nada, pero ni Europa, ni los malísimos mercados, ni los ciudadanos ni los compañeros de partido creen ya a estos dirigentes. Han agotado el depósito de confianza de todo el mundo. Y quienes abogan con su mejor intención por un estado respetuoso, escueto y eficiente ya no saben qué decir: son los políticos españoles, o los electores, o la idiosincrasia, o la mediocridad patria... o el chachachá.

Pero ahí no acaba el drama. A pesar de que todos hemos puesto cara de "Aquí no pasa nada, comamos el turrón y las uvas", no nos creemos esta momentánea calma. Las familias y las empresas siguen sin conseguir créditos de los bancos. Hay orden de no conceder más allá de tal cantidad de dinero, lo que quiere decir que la sospecha de que seas deudor de riesgo (cada vez más fácil que lo seas) te quita la posibilidad de obtener dinero sobre la base de la confianza del acreedor. No hay expectativas de mejora. La acción empresarial es, por supuesto, complicada.

Con esta perspectiva, ¿qué pretende decir ahora el presidente Zapatero que cambie la disposición de ánimo general? La responsabilidad de Zapatero por los millones de parados, la población empobrecida, la parálisis del tejido empresarial, es absoluta. Ha sido él quien ha manipulado, mentido, maquillado, con el más mezquino de los objetivos: un puñado de votos. Esperemos que nadie lo olvide cuando toque.

 

© Instituto Juan de Mariana

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