Suerte a los famosos. Quienes llevamos años reclamando que se haga algo en Darfur esperamos que su activismo produzca más resultados que el nuestro. La preocupación de Clooney por la gente de la región parece ser genuina y seria. Pero a menos que también sea serio en lo tocante a respaldar a las únicas fuerzas del mundo con la capacidad y la voluntad para actuar en Sudán, simplemente será otro niñato petulante que no engaña a nadie.
La ONU mata. Esta es la lección que nos han deparado los últimos tres años.
Como recordarán ustedes, en 2003 Estados Unidos fue vilipendiado como un cowboy unilateralista porque, junto a su coalición de perritos falderos, emprendió una guerra ilegal sin autorización de la ONU contra un Estado soberano en manos de un régimen criminal que no representaba amenaza alguna para nadie, excepción hecha de determinados grupos etnoculturales del país, los kurdos y los chiíes, a cuyos miembros asesinaba a mansalva.
Bien, Washington aprendió la lección. Frente a otro régimen criminal que no representa amenaza alguna para nadie, excepción hecha de determinados grupos etnoculturales del país, africanos musulmanes y cristianos del sur, a cuyos miembros asesina a mansalva, el cowboy unilateralista decidió seguir el libreto onusino. Nada de acciones ilegales. En vez de eso, reuniones en las Naciones Unidas. Consultas con los aliados. Una posible remisión del asunto al Consejo de Seguridad.
Como escribí en esta página [1] en julio de 2004, "el problema es que, para cuando has terminado en la ONU, todo el mundo ha muerto". Y como escribí en el Daily Telegraph en septiembre de 2004: "Estados Unidos acordó seguir el itinerario de la ONU, y parece que va a tener una vigorosa resolución de compromiso aproximadamente una semana después de que el último aldeano haya sido asesinado, y sometida su esposa a una violación múltiple".
Varios cientos de miles de cadáveres más tarde, Clooney exige ahora "una fuerza multinacional más vigorosa para proteger a los civiles de Darfur".
De acuerdo. De modo que pasemos a los detalles. Si por "multinacional" entiende Clooney una intervención militar autorizada por la ONU, entonces es un fraude y un farsante y no deberíamos prestarle mayor atención. La ONU nunca emprenderá una acción relevante. Sudán tiene en el bolsillo al menos dos vetos en el Consejo de Seguridad: China recibe de Jartum el 6% del petróleo que consume, y Rusia tiene razones menos comerciales y más filosóficas: también cree en el derecho de los estados soberanos a masacrar a los suyos. Así que olvídese de una intervención legal autorizada por la ONU.
Si por "multinacional" entiende Clooney la participación militar de los correligionarios del régimen sudanés, entonces que siga soñando. La Liga Árabe, como acostumbra cuando uno de sus miembros más sanguinarios tiene mala prensa, ha puesto los camellos en círculo y decidido conceder a Jartum su Sello de Garantía de Buenas Labores Domésticas celebrando allí su más reciente cumbre.
De modo que, al final, ¿a quién atañe la "acción multinacional"? Al mismo reducido grupo de naciones responsables de casi toda actuación global significativa, desde Sierra Leona hasta Irak, pasando por Afganistán, los países devastados por el tsunami –Sri Lanka, Tailandia e Indonesia–, Timor Oriental y las Islas Salomón. El mismo núcleo de países anglohablantes, técnicamente multinacional pero de hecho angustiosamente monocultural y monolingüe. Ciertamente, Estados Unidos, Gran Bretaña, Australia y Canadá (allá en Afganistán) atraen a otros socios, desde los aguerridos polacos hasta el reino de Tonga.
Pero, sea lo que sea lo que el Derecho Internacional tenga que decir al respecto, las únicas intervenciones eficaces son las acometidas, mediante coaliciones ad hoc, por los valerosos mosqueteros de la Anglosfera. ¿Quién está ahora mismo sobre el terreno, presionando a los reticentes sudaneses en sus negociaciones con la Unión Africana? El subsecretario de Estado norteamericano, Bob Zoellick, y la secretaria británica para el Desarrollo Internacional, Hilary Benn. Lo siento, George, eso es todo lo que da de sí lo "multinacional".
Clooney hizo hace unas semanas un comentario interesante. Dijo que "liberal" [2] se había convertido en una palabra fea en América, y que le gustaría cambiar eso. Vale. Pero no lo conseguirás mientras tus instintos de filántropo se vean sobrepasados por la náusea que te produce la proyección del poder americano.
Mark Leon Goldberg, del American Prospect, escribía un artículo cómicamente agónico acerca de las circunstancias en que estaría dispuesto a apoyar una intervención de Bush en Darfur. ¿Quién necesita a los janjaweed [3] cuando estás dispuesto a torturar tus propios argumentos del modo en que lo hace Goldberg? Llega hasta el penúltimo párrafo y está aún diciendo cosas como que "la cuestión, por supuesto, es si Estados Unidos busca el apoyo del Consejo de Seguridad para legitimar los ataques aéreos".
Bien, no; ésa no es la cuestión. Si piensa que la defensa de la intervención en Darfur pasa por que el chino levante la mano en el Consejo de Seguridad, siento decírselo, pero usted no está siendo serio. Las buenas gentes de Darfur llevan más de dos años confiadas a la legitimidad de la ONU, y las están matando. En 2004, después de meses de expresar profunda preocupación, grave preocupación, profunda preocupación por las gravedades y profunda gravedad preocupante sobre si las gravedades eran lo bastante profundas, Kofi Annan tomó la decisión decisiva y nombró un comité de la ONU para examinar qué es lo que está pasando allí. Posteriormente, los comisionados informaron de que aquello no es genocidio.
Gracias a Dios. Porque, como proclamaba audazmente otro de los comités de la ONU nombrado por Kofi, "el genocidio, en cualquier parte, es una amenaza para la seguridad de todos y nunca debería ser tolerado". De modo que, afortunadamente, lo que está pasando en Sudán no es un genocidio. Simplemente, hay centenares de miles de cadáveres que resulta que pertenecen al mismo grupo étnico, lo que significa que la ONU puede continuar tolerando la situación incluso hasta que todo el mundo esté muerto, momento en que la "izquierda decente" podrá respaldar una fuerza "multinacional" bajo los auspicios de la Liga Árabe que acuda al lugar para garantizar que los restos no contaminen el agua.
¿Cuál es la causa izquierdista por excelencia? La que se ve en las pegatinas de tropecientos parachoques: Free Tibet. Todo centro universitario de Estados Unidos tiene una Sociedad Tíbet Libre: están los Estudiantes por un Tíbet Libre de la Universidad de Indiana, los Estudiantes por un Tíbet Libre de la Universidad de Wisconsin-Madison, los Estudiantes por un Tíbet Libre de la Universidad de Michigan. Todo el mundo está a favor de un Tíbet libre, pero nadie está a favor de liberar el Tíbet.
Los del bando Irak Libre-Darfur Libre somos coherentes: a la hora de derrocar regímenes criminales no hay motivos malos, y la soberanía posmoderna adorada por la ONU es estrictamente condicional. En algún momento la izquierda tendrá que decidir si defiende algo que no sea la pasividad autocomplaciente y el fetichismo por un trasnacionalismo fracasado y corrupto. En palabras de Alexander Downer: "Los resultados son más importantes que la fe ciega en los principios de no intervención, soberanía y multilateralismo".
© Mark Steyn, 2006
[1] Este artículo apareció en The Australian el día 8.
[2] Progresista.
[3] Los milicianos paragubernamentales que perpetran las matanzas en Darfur.