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LIBROS: LA SECTA PEDAGÓGICA de MERCEDES RUIZ PAZ

Extraña fe en la Logse

Afirmar que los pedagogos han constituido una secta suena verdaderamente provocador y podría considerarse un tanto temerario si no fuera porque la autora de este libro a lo largo de sus 150 densas páginas deja al lector convencido de que tal acusación está plenamente justificada.

Mercedes Ruiz Paz demuestra que la secta pedagógica, como cualquier otra secta, tiene un lenguaje propio que aísla a sus miembros del mundo real, una mística que los envuelve haciéndoles perder su individualidad, una disciplina interna que no admite desviaciones, un secretismo un tanto patológico, un apostolado planificado y, por supuesto, unos intereses económicos que se mantienen celosamente ocultos.

La autora de este interesante libro estudió Pedagogía en la Universidad Complutense de Madrid durante los años de la transición y ha ejercido como maestra desde comienzos de la década de los 80. Así que conoce bien el terreno que pisa y sabe de lo que habla cuando afirma que todo ese conjunto de “pedagogos, sindicatos, concejales y falsos profetas”, que hace más de veinte años tomaron al asalto el sistema de enseñanza español, se ha organizado en una impenetrable secta cuyos preceptos han convertido en inquebrantable ley.

La mística de los pedagogos se basa en una extraña fe, la fe en la LOGSE. Mercedes Ruiz Paz recuerda unas declaraciones de la consejera de Educación de Cataluña, Carme Laura Gil, hechas a El País en enero de 2000, en las que pronunció estas palabras: “Al instaurar el sistema educativo hemos pedido fe, y no hemos inspirado suficiente confianza”. La autora se dice a sí misma con extrañeza: “¡Era un problema de creencia! Pero, ¿desde cuándo hay que creer en una ley?”

Difícilmente puede una secta mantener vivo el fuego de la fe haciendo ascos al dinero, así que había que buscar algún buen negocio que pudiera nutrirse de las ciegas creencias de nuestros sectarios pedagogos. Ese negocio, dice nuestra autora, es el de las editoriales, pues no olvidemos que “el ascenso de la secta se originó en gran parte gracias al anclaje de sus miembros fundadores en determinado sector del mundo editorial (en estrecha complicidad con el político)”.

Mercedes Ruiz Paz pasa revista a todos los cambios que la LOGSE ha llevado a nuestros centros públicos de enseñanza primaria. Con una sencillez y una sinceridad que resultan provocadoras, muestra la realidad de lo que sucede en esas aulas donde los miembros de la secta pedagógica campan a sus anchas mientras los pocos insumisos que aún quedan están obligados a esconderse.

Nos habla del “nacional-aldeanismo” o manía por ligarse al entorno más próximo que no es otra cosa que un “disfraz pedagógico bajo el cual las políticas nacionalistas entraron en los centros de enseñanza y en los programas de estudio”. Alerta sobre ese “fundamentalismo ecológico” que amenaza a los nuevos escolares, enseñados a “proteger” la naturaleza pero mantenidos en la ignorancia de las razones científicas de los fenómenos que en ella se producen.

Pero es que, además, la autora de este libro, como especialista en la enseñanza de discapacitados, critica con dureza el resultado de la práctica de las medidas “integradoras” y “diversificadoras” que contemplaba la LOGSE. Todo un batallón de “orientadores psicopedagógicos” y especialistas en minusvalías que, llegados a los centros escolares, en vez de dedicarse a la atención individual de los niños discapacitados, enseñan a los maestros, de forma superficial, un conjunto de pautas de comportamiento para que ellos mismos las apliquen en sus clases.

No parece que la autora sea muy optimista con respecto a los cambios que se puedan producir con la implantación de la nueva Ley de Calidad de la Enseñanza, pues la secta, asegura, sobrevivirá a los cambios y seguirá imponiendo su doctrina. Para ella resulta sorprendente la gran cantidad de profesores que, en su día, apoyaron con pasión la Reforma Educativa del PSOE y ahora se han convertido en los más ardientes defensores de la Ley de Calidad.

El primer libro de Mercedes Ruiz Paz, Los límites de la educación, fue publicado en 1999 y levantó un notable revuelo. La autora explicaba en él los peligros que corría la juventud en manos de unos profesores que no estaban dispuestos asumir la responsabilidad de mandar. Este nuevo libro, como aquél, llama la atención por la frescura de su sintaxis. Encontrar un especialista en pedagogía que escribe para que se le entienda es algo verdaderamente insólito en el mundo de los expertos en educación.

Entre estas dos obras, escritas ambas con la intención de criticar la nueva pedagogía y que han resultado de lectura imprescindible para todo aquel que se interese o dedique a la educación, hay, sin embargo, una notable diferencia. La primera transmitía cierto optimismo, las cosas se habían hecho mal pero la autora dejaba adivinar sus deseos de luchar para que se pusiera remedio a tanta falacia y estupidez. La secta pedagógica, por el contrario, está preñada de amargura. Y es que su autora se ha dado cuenta de que, después de cuatro años, la secta ha consolidado su poder, un poder ante el que la sociedad y los políticos han sucumbido.

Esta amargura se adivina bien en las palabras que cierran este ensayo sobre educación:

“No podemos afirmar que los componentes de una secta militen en un determinado partido político o suscriban los mandatos de un sindicato en particular. Todas las sectas son la misma secta. Todas ellas son capaces de adaptarse a cualquier nueva situación. (…) En todo caso, la secta experimentará siempre su mayor progreso en aquellas sociedades dispuestas a organizar el suicidio colectivo cultural de occidente a través de sus escuelas. ¿Por qué someternos a la secta?”

Mercedes Ruiz Paz, La secta pedagógica. Grupo Unisón. Madrid, 2003 (148 páginas).


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