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CRÓNICAS COSMOPOLITAS

Estambul no es Constantinopla

Se reunieron a cuatro, para dar más peso a su delirio, y firmaron un texto publicado en "Le Monde" del sábado pasado. Edgar Morin y Alain Touraine, sociólogos, Jean-Christophe Rufin, escritor y ex vice-presidente de Médicos sin Fronteras, y Goy Sorman, ensayista (¿qué se le habrá perdido en aquel patio?), declaran solemnemente que sin Turquía, Europa no es nada. Seguirá flotando, indecisa, sin gran Timonel, sin voluntad, sin ambición, exclusivamente ocupada en triviales asuntos económicos.

Se reunieron a cuatro, para dar más peso a su delirio, y firmaron un texto publicado en "Le Monde" del sábado pasado. Edgar Morin y Alain Touraine, sociólogos, Jean-Christophe Rufin, escritor y ex vice-presidente de Médicos sin Fronteras, y Goy Sorman, ensayista (¿qué se le habrá perdido en aquel patio?), declaran solemnemente que sin Turquía, Europa no es nada. Seguirá flotando, indecisa, sin gran Timonel, sin voluntad, sin ambición, exclusivamente ocupada en triviales asuntos económicos.
Estambul, capital de una Turquía demasiado poco europea
Consideran, en efecto, que la entrada de Turquía en la UE "es indispensable para que Europa mantenga o recobre un papel a nivel mundial, o sea que invente una relación con el mundo islámico opuesta a la que los norteamericanos han creado en Medio Oriente". Y más adelante, con tono bravucón, amenazan: "Quienes dan prioridad al mantenimiento de la hegemonía norteamericana, que lo digan en voz alta, pero que los demás salgan de su miedo y su hipocresía y digan claramente que es posible construir una relación diferente entre Europa –u Occidente- y el mundo islámico". "Rechazar Turquía equivaldría a cerrar nuestro horizonte y renunciar a cualquier responsabilidad mundial". Lo dicho: o Turquía o el caos. Pero su chantaje se derrumbaría ridículamente cuando se sabe que el más firme defensor de la entrada en Turquía en la UE es precisamente el Presidente Bush. Nosotros que, en voz alta, apoyamos a los USA en su guerra contra el terrorismo, tenemos la suficiente independencia política para oponernos a Washington en este capítulo concreto.
 
Por lo tanto, proclamar "con Turquía, contra USA" es dar gato por liebre. O al menos lo era, ya que una Turquía islamizándose a marchas forzadas puede convertirse en un próximo futuro en un enemigo de los USA – y de Occidente-, y el aliado de todos los Bin Laden que aún andan sueltos por ahí. Todo su texto es pura bazofia, como cuando afirman, por ejemplo, que "desde el siglo XIV, el Imperio otomano fue una potencia europea." El Imperio otomano conquistó, eso sí, y a sangre y fuego, buena parte de Europa oriental, y fue derrotado en Viena. Desde entonces, la Historia de Europa se confunde con la Historia de la reconquista de sus tierras contra el invasor otomano. Además, dicho Imperio no sólo fue una potencia opresora en Europa, sus conquistas fueron mucho más considerables en Medio Oriente y Oriente, hasta Egipto, y pese a haber perdido territorios, en duras batallas, se mantuvo hasta la primera guerra mundial, cuando, para ceñirnos a la Turquía moderna, Mustafá Kemal (Ataturk), realizó su revolución laica, cuyos principios de separación del poder político, de la religión musulmana, el gobierno Erdogán, desde hace dos años, está tirando a la basura.
 
Decir que Turquía es Europa, porque conquistó parte de ella, equivaldría a decir que España es América Latina y Filipinas, pongamos, y debería de participar en los gobiernos, como en los "mercados comunes" de todos esos países. Dejemos de estas sandeces y vayamos al grano, porque lo que dicen estos señores es de una gran banalidad en el bando del fanatismo antinorteamericano, y puede resumirse así: "Europa debe convertirse en gran potencia antiyanqui y, para lograrlo, debe aliarse con el mundo islámico, empezando por Turquía". De náusea.
 
Pues bien ¿qué es Turquía, hoy? Dejemos de lado un momento, no por falta de importancia, sino por falta de espacio, el genocidio de armenios en 1915 que las autoridades turcas siguen negando o la invasión de Chipre, quedándose los turcos con una parte de la isla, curiosa situación para una Europa "unida". Veamos brevemente, algún ejemplo. Tratándose de un país musulmán, lo primero que debe preocuparnos es la situación de las mujeres; pues bien, hace pocos meses el Gobierno Erdogán se sacó de la manga una ley que condena a la cárcel a las mujeres, supuestamente adúlteras. La UE, menos mal, protestó, y los turcos arrinconaron dicha ley, y todos tan contentos, como si no hubiera pasado nada. Pero ¿se imaginan el escándalo que se hubiera armado si un país europeo de verdad como, pongamos, Francia o Alemania, hubiera aprobado en su Parlamento semejante ley, como hicieron los turcos? Esto bastaría para demostrar el abismo que separa a Europa de Turquía. Si las autoridades turcas arrinconaron dicha infame ley, es porque se ven obligados a desempeñar dos papeles a la vez: cada día más musulmanes en el interior del país –y que hayan abandonado momentáneamente esa ley, en absoluto significa que la situación de la mujer en Turquía no sea musulmana, por lo tanto degradante-, y cada vez más "europea" cara al exterior, porque les interesa entrar en la UE, ser el caballo de Troya del islamismo en el seno de Europa, volver a una versión "moderna" del Imperio otomano.
 
Otra cuestión candente y ocultada puede resumirse con el rótulo de "derechos de las minorías". Armenios y kurdos, masacrados por los turcos en diferentes épocas, pueden testimoniar de la tolerancia turca. Lo mismo puede decirse de la libertad religiosa, que tampoco existe para las minorías. Por ejemplo, es el propio Ministerio de Educación el que impone y vigila el estudio del Corán en todas las escuelas. El Islam se ha convertido en religión de estado y el Corán en otro "libro rojo" de otra revolución cultural, dando al traste con el laicismo de Ataturk.
 
Uno de los temas que también habían circulado en los medios, en los parlamentos, y en los salones políticos, es el de la tortura sistemática. Los optimistas (¿cuánto cobrarán?), nos dicen ahora que eso ha mejorado mucho, que la tortura ya no es "sistemática", sólo es espontánea... Podría dar muchos más ejemplos para demostrar que Turquía no es ni democrática ni europea. También se ha dicho que lo de la geografía no tiene la menor importancia, que lo único importante son los intereses de Europa. Si la geografía no cuenta ¿por qué no se entablan negociaciones para su adhesión a la UE con Canadá, por ejemplo, país de origen esencialmente europeo, democrático, que ha sabido apaciguar pacíficamente y democráticamente sus problemas con los independentistas del Quebec?
 
A los partidarios de la entrada de Turquía en la UE, pese a sus lisonjas a este país musulmán, sólo les interesa, en realidad, convertir Turquía en instrumento de la política europea en el mundo arabomusulmán. Algunos, como nuestros carcamales antes citados, con claros objetivos antiyanquis, otros, si también sueñan con una Europa potencia, más pragmáticos, se interesan igualmente por el petróleo, la venta de armas europeas y algunas cositas más, mientras que las actuales autoridades turcas quieren forzar las puertas de la UE para plantar en el corazón de Europa la bandera del Islam. Por ahora, la principal víctima de todos estos mejunjes "imperiales" es la democracia.
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