Lo mismo puede decirse de las dos preguntas que dominan la actual campaña presidencial. ¿Estamos más seguros hoy de lo que lo estábamos el 11 de Septiembre?. ¿Fue la guerra contra Irak un error? Los partidarios del Presidente Bush contestarán sí a la primera pregunta y no a la segunda; los partidarios del Senador Kerry optarán por la opinión opuesta.
Como partidario de la guerra y del presidente, he notado una omisión común en los argumentos de los niegalotodo: su desliz a la hora de mirar el lado de la ecuación que controlan nuestros enemigos.
Al defender la premisa del Senador Kerry de que esta guerra fue "errónea, en el lugar incorrecto, en el momento equivocado", William Saletan dice en un reciente Slate.com: "¿Cómo le pides a un hombre que sea el último hombre en morir por un error?. Eso es a lo que se reduce todo - este debate, esta guerra, estas elecciones".
Como muestra Saletan, es fácil argumentar que lo fue - si uno habla simplemente del coste de la guerra y su actual estado. La guerra no se ha ganado. Mil norteamericanos y muchos más iraquíes han muerto. Irak es un follón. La etiqueta del precio de este desastre marca 200 billones de dólares. ¿Cómo no podría tratarse de un error?.
Este balance, sin embargo, omite dos costes cruciales: el precio de no haber librado la guerra, y los beneficios que podrían lograrse continuando la guerra hasta que se ganara.
Si no hubiéramos invadido Irak, Saddam Hussein aún estaría en el poder; Abu Musab al-Zarqawi estaría a cargo de un ejército de al-Qaeda al norte de Irak; la resolución número 17 de la ONU ordenando a Saddam cumplirla o atenerse a las consecuencias habría sido desafiada con éxito, la mayor fábrica de armas químicas del Tercer Mundo, en Libia, estaría aún funcionando a pleno rendimiento junto con una planta de armamento nuclear avanzado (ambas hoy cerradas). ¿Y qué estarían haciendo las fuerzas del terror - los Zarqawis y los Zawahiris - en vísperas de otro apaciguamiento carente de significado por parte de la comunidad mundial?. Esa es, por supuesto, la cuestión que Saletan y Kerry - y los que están de acuerdo con ellos - no pueden contestar.
Para ser justos, han pinchado en hueso. En el primer debate presidencial, Kerry dijo que la guerra de Irak fue "una desviación" de la guerra contra el terror (aunque no explicó cómo podría cazarse a Zarqawi, que tiene su base en Irak, mediante una guerra en Afganistán). En cuanto a Irak, "habríamos obtenido sanciones. Habríamos tenido inspectores de la ONU. Saddam Hussein se habría visto debilitado continuamente". Pero la única razón por la que hubo inspectores de la ONU en Irak fue porque la administración Bush colocó a 200.000 tropas a lo largo de la frontera iraquí, dispuestas a ajustar las cuentas y a forzar a Saddam a dejarles entrar. ¿Alguien se imagina en serio que podríamos haber mantenido a 200.000 soldados norteamericanos en el desierto indefinidamente mientras Saddam Hussein jugaba al mismo juego del gato y el ratón con los inspectores al que llevaba jugando desde 1991?. ¿O que podría haber sido debilitado por nuestro fracaso en actuar en un plazo límite que el Consejo de Seguridad hubiera aprobado unánimemente?. ¿Puede alguien creerse en serio que las sanciones eran un medio factible de debilitar a Saddam Hussein, cuando él había sido capaz de hacer que la ONU apoyase un programa "petróleo por alimentos" de 50 billones de dólares que socavaba el efecto de las sanciones, al tiempo que le permitía hacerse ilegalmente con el 20% del programa entero para fines personales, incluyendo el soborno de políticos franceses, rusos y alemanes para que protegieran sus mortales activos?.
¿Fue la guerra de Irak una desviación?. El Senador Kerry piensa que deberíamos haber puesto todas nuestras tropas del juego en un esfuerzo por cazar a Osama bin Laden. Pero bin Laden probablemente esté muerto, y tres cuartas partes de su cúpula ha sido decapitada. Bin Laden no se ha manifestado desde su presunta fuga de las cavernas de Tora Bora. No ha sido capaz de preparar un ataque dentro de Estados Unidos en tres años. La amenaza más reciente de al-Qaeda llega a nombre de al-Zawahiri, su segundo de abordo. El terrorista más importante y destructivo vivo hoy es Abu Musab al-Zarqawi. Y está en Irak.