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LAS GUERRAS DE TODA LA VIDA

El Papa, Rubianes y la libertad de expresión

Las izquierdas que en el mundo son, muchas y variadas, permanecen estos días sospechosamente calladas, más, si cabe, que cuando se publicaron las célebres viñetas alusivas a Mahoma. Y es que una cosa es decir que los dibujantes daneses tienen derecho a la libertad de expresión (eso tal vez lo hubiesen podido enunciar algunos) y otra muy distinta decir que el Papa tiene idéntico derecho.

Las izquierdas que en el mundo son, muchas y variadas, permanecen estos días sospechosamente calladas, más, si cabe, que cuando se publicaron las célebres viñetas alusivas a Mahoma. Y es que una cosa es decir que los dibujantes daneses tienen derecho a la libertad de expresión (eso tal vez lo hubiesen podido enunciar algunos) y otra muy distinta decir que el Papa tiene idéntico derecho.
Benedicto XVI.
Resulta evidente que la libertad de expresión es un derecho que tiene Pepe Rubianes. Y si la derecha gobernante en el ayuntamiento de Madrid no es capaz de garantizarlo, para eso está Comisiones Obreras, que habla en nombre del proletariado universal, sección autónoma de la capital destos reynos. También goza de libertad de expresión un tal Son, que produce cine pornográfico subvencionado por la Generalidad de Cataluña: por lo que se sabe, los protagonistas de sus filmes se lo montan en catalán.
 
Larry Flynt no necesitó un tal privilegio lingüístico para librar y ganar su batalla en defensa de Hustler en los Estados Unidos, país puritano donde los haya: él simplemente publicaba porno. Hugh Heffner hizo con Playboy lo que nadie había hecho antes: utilizar el porno light como plataforma para difundir cultura disidente de la mejor: el primer número de su revista fue, además de una curiosa (y hoy ingenua) colección de desnudos, la primera edición del Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, un relato que nadie quería publicar y por el que el autor cobró sólo mil dólares. Pero Flynt y Heffner son hombres del imperio, ya se sabe, y muy mal lo hubiesen tenido si les hubiera dado por quemar banderas de la puta América.
 
En España hay libertad de expresión; lo que no hay es libertad de subvención. Rubianes no se fue con la música a otra parte porque no fueran a dejarle decir lo que quisiera, que público hay para todo y los teatreros valientes se arriesgan a recibir huevos y tomates maduros, sino porque no podría hacerlo en un teatro subvencionado: a estos tipos no se les ocurre que lo de la libertad de expresión y lo de la libertad de empresa puedan ir juntas. Al señor Son le da igual qué lengua empleen sus personajes, y nunca mejor dicho, pero prefiere que sea subvencionada.
 
Mahumd Ahmadineyad y Hugo Chávez.Algunas webs islámicas de las que se dedican a repartir patentes de islamofobia (la islamofilia no requiere ese trámite) lo hacen desde la comodidad de la subvención, estatal o autonómica.
 
En eso estábamos cuando terció en la polémica Benedicto XVI, quien, por lo que parece, no tiene derecho a la libertad de expresión, tal vez por su escandalosa y de todos conocida relación con la COPE, tal vez por la ausencia del Estado Vaticano en la reunión de los no alineados (dos tercios de los países del mundo, varios de ellos con bomba atómica, liderados por el ágrafo Chávez, el ya fantasmal Castro y el irreparable Ahmadineyad). Los más esclarecidos miembros de la progresía local han reparado en que la cita que motivó la convocatoria al "día de la ira musulmana", a celebrarse el próximo viernes, es del siglo XIV, y han dicho que eso es prueba de lo poco que ha avanzado la Iglesia en los últimos setecientos años. Cierto que la cólera del islam se ha desatado por razones del siglo VII, pero ése es un dato menor para esta gente, incapaz de reconocer que los musulmanes sólo pretenden que el XXII se parezca al VIII como una gota a otra gota.
 
Cuando el escándalo de las viñetas danesas, como sabe todo aquel que quiera saberlo acudiendo ahora mismo a un buscador de internet, los grandes jefes del agit prop islámico se reunieron para coordinar la actuación espontánea de las masas musulmanas en todo el mundo. Y está claro que el aparato destinado a tal fin no se desmontó posteriormente. Quedó armado y a disposición de los ulemas para que se pusiera en movimiento ante casos como el que hoy nos ocupa, es decir, por un quítame allá esas pajas puesto en boca de cualquier enemigo. Y tengamos claro que el Papa no es un enemigo menor. He visto en televisión a un personaje de la comunidad islámica de Madrid lamentando, en el colmo del cinismo, que su religión no cuente con una estructura comparable a la de la Iglesia Católica para poder responder a las agresiones.
 
Un grupo de musulmanes quema una bandera danesa durante la denominada 'crisis de las viñetas'.La verdad es que el islam, hoy por hoy, posee una estructura bastante más eficaz que la de la Iglesia, como demuestra su expansión y su capacidad para meter el miedo en el cuerpo a más de media humanidad.
 
De aquí en más, los responsables de prensa y propaganda del islam, que tan exitoso desempeño tuvieron en el caso de las viñetas y que ahora mismo están dando lo mejor de sí en la campaña contra Benedicto XVI, estarán preparados para cualquier declaración irregular hecha por quien, de un modo u otro, pueda ser vinculado a la Iglesia Católica.
 
Si hasta la fecha había en el mundo católico quien se desentendiera del enfrentamiento del islam con Occidente, quien supusiera que los islamistas radicales sólo tenían problemas con los judíos, como si eso fuera poco, quien prefiriera ignorar que la guerra de Ben Laden tiene a los cristianos como objetivo, a partir de ahora deberá asumir la realidad o disponerse a ser dihmí, converso o muerto, le venga la muerte como le venga: en forma individual, balazo o bomba personal mediante, o colectiva, en un metro, en un avión, en una mañana de domingo en la plaza de San Pedro o durante la misa en una iglesia de Gaza, de Indonesia o de quién sabe dónde: los Jerónimos, por poner un ejemplo.
 
Yo seguiré esperando, porque la esperanza es lo último que se pierde y porque es de cristianos perdonar, que los tipos que salen en camiseta en la foto de familia de la casta política catalana afirmando que ellos son Rubianes tengan a bien declarar en público que el Papa de Roma tiene el mismo derecho que el cómico gallego a decir lo que se le ocurra, aunque no haya pedido subvención para ello. Porque si no serán cómplices del desastre.
 
Las complicidades con el islam son casi tan infinitas y universales como el ansia de paz y el mar de la injusticia del presidente de la sonrisa. Desde los que afirman que la Reconquista no fue tal, o que fue una conquista, o que fue infame, hasta los que defienden el uso del velo y la enseñanza del islam en la escuela pública al tiempo que repudian la enseñanza de la religión católica. La lista de fundaciones, asociaciones, oenegés y hasta sindicatos islámicos, todos subvencionados (igual que esa fundación cultural, los Latin Kings, reconocida por la Generalidad de Cataluña), excedería con mucho el espacio de varios artículos como éste. Y resulta repugnante ver que los mismos que en el terreno de la propaganda oficial abogan por la igualdad de las mujeres, occidentales, por supuesto, son los que mantienen con dineros públicos, míos y de usted, lector, a unos cuantos imanes dedicados a preservar la sumisión de las mujeres, multiculturales, por supuesto, es decir, las suyas.
 
Y la cosa va a más.
 
 
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