
Lo del micrófono abierto, cuando lo creían cerrado, me recuerda una película de Elia Kazan, donde ocurre lo mismo, pero en la película se le deja abierto adrede, y además en la radio, para que millones de oyentes se dieran cuenta qué tipo de bestia adulaban. En el caso de Rajoy, no se dieron cuenta de nada, ni se dan cuenta de nada en cosas más importantes que un micrófono abierto a destiempo. (Claro que esa confesión privada sobre el "coñazo de desfile" se ha convertido en archipública).
Lo dicho, el coñazo es la vida política española, que va de mal a peor. Tengo la impresión, y algo así como un convencimiento, de que Felipe González no puede compararse, a menos de querer insultarle, con José Luis Rodríguez Zapatero, como tampoco se puede comparar a José María Aznar con Rajoy, a menos de querer insultarle. Y puestos a comparar, es aún más evidente que no se puede comparar a José María Aznar con Felipe González, porque si éste fue infinitamente más inteligente que Zapatero, también fue un bandido, hasta el punto de que se le prohibió volver a ser presidente de nada, salvo de sus negocios privados y de sus canicas. La estafa y el asesinato, por GAL interpuesto, son motivos para ir a la cárcel, desde luego, pero la real voluntad le salvó, a condición de que sólo se ocupara de su jardín japonés.
Cuando yo decía que Aznar era el mejor presidente de Gobierno que España había tenido desde hacía muchos años, algunos me contestaban: "Eso no significa nada". Lo siento, pero para España eso significó mucho. Y claro, Rajoy, ya entonces, se asustó, considerándole demasiado audaz en política internacional. El caso es que yo lamento que Aznar se mantenga ahora en esa postura de académico.

Yo, desde luego, me quedo con la fórmula de Ronald Reagan: "El Estado no es la solución, es el problema".

Y para colmo Rajoy le dice amén a todo lo que le pide Zapatero. Ninguna manifestación contra ETA, pues ninguna manifestación contra ETA; unidad de todos frente a la crisis financiera, pues sí, unidad de todos frente a la crisis financiera. Y así, casi todo. Casi, porque en el problema del agua y los trasvases los egoísmos regionales, los más baturros, se disparan, hasta romper la sacrosanta disciplina de partido.
En este coñazo de crisis financiera, que tiene repercusiones negativas en lo que se califica de economía real, como si el dinero, las acciones, el "casino", como dicen algunos, no fueran reales, me llama la atención un detalle: los responsables de dos grandes organizaciones internacionales, onusianas y lo demás, encargadas de esa "regulación" tan exigida son dos socialistas franceses: Pascal Lamy dirige la OMC, y Dominique Strauss-Kahn el FMI, en teoría más directamente responsable de esta crisis, y que no dijo nada, no avisó de nada, no alertó a nadie, se instaló confortablemente en sus funciones de parásito global, y cuando los gobiernos de los EEUU y de Europa han tomado medidas urgentes, pero que pueden ser catastróficas a medio plazo, Strauss-Kahn, desde el cielito lindo de su sabiduría y de su butaca, ha soltado: "Necesitamos más Estado". Olvidándose, por lo visto, de que su jefe, no hace tanto, el presidente Mitterrand, en 1981-82 aplicó su fórmula de "más Estado" nacionalizando todos los bancos aún privados y el crédito, lo cual condujo a una crisis económica grave, y a tres devaluaciones seguidas de la moneda de entonces, el franco.
Y "más Estado" ya lo teníais, y muchos de los socialburócratas europeos y latinoamericanos lo exaltaban y lo ponían como modelo. Me refiero, claro, al todoestado de la URSS y demás países comunistas, que con su "planificación socialista de la economía" evitaban éste y otros tipos de crisis, salvo que las resolvían con la penuria de sus ciudadanos y la demanda de créditos a las organizaciones capitalistas internacionales, para no hundirse del todo. Y se hundieron, y se convirtieron al capitalismo, y ahora forman parte de esos países emergentes que triunfan, no, desde luego, en el terreno de la democracia, en el terreno de la economía capitalista.