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DRAGONES Y MAZMORRAS

El año que viene en donde sea

Todo empezó el viernes pasado con la mesa redonda en la que participaban Jon Juaristi, Fernando Savater y Herman Tertsch, coordinados por Fernando Múgica, en el Círculo de Bellas Artes.

Todo empezó el viernes pasado con la mesa redonda en la que participaban Jon Juaristi, Fernando Savater y Herman Tertsch, coordinados por Fernando Múgica, en el Círculo de Bellas Artes.
Era la segunda de un ciclo dedicado al terrorismo hoy, y si paso muy por encima por ello no es porque lo ahí dicho no tuviera interés sino porque quiero ir pronto al grano del evento que quiero referirles (con el que, por cierto, no anda tan desvinculado) no sin antes corroborarles que los tres cumplieron las expectativas y me pregunto si al periódico en el que publican dos de los que ahí hablaban, esto es El País, les gustaron las tesis que estos apoyaron en sus intervenciones, y que son diametralmente opuestas a lo que se conoce como línea editorial de la publicación. Desde luego, como sigan así, ambos acabarán reuniéndose con Juaristi en “la cinemacheca” (feliz hallazgo de Jiménez Losantos) cualquier día de estos, acusados de pensar por su cuenta. Quien no se escaparía de ella, seguro, es Jacobo Machover, a quien salva todavía la distancia, y que pronunciaba el otro día una conferencia en la sede de la Comunidad judía de Madrid sobre la situación del antisemitismo en Francia. Machover haría doblete al día siguiente en el Círculo de Bellas Artes, donde se celebraban una Jornadas sobre Isaac Bashevis Singer y el mundo yiddish, con motivo del centenario de su nacimiento, de las que nada puedo contarles porque no he podido asistir y no han tenido gran eco en los periódicos, qué raro. De lo que no se escapa Machover es de la ira de las web pro-palestinas y revisionistas, por razones que en cuanto les refiera su conferencia van a comprender ustedes perfectamente.
 
Jacobo Machover, profesor de universidad, periodista de prensa, televisión y radio nació en la Habana en 1954. Su padre era un judío polaco que huyó a Cuba de la persecución nazi. En los campos de exterminio murieron su abuelo y un tío. En 1963 salieron de Cuba y reside en París desde entonces. Machover es conocido sobre todo por su militancia anticastrista (San Jacobo, creo que le llamó Cabrera Infante) y ha escrito unos cuantos libros al respecto (El año que viene en La Habana, La Habana, 1952-1961. De un dictador a otro, libro del que fue coordinador) pero últimamente ha añadido otro frente a su disidencia, el de la lucha contra el recrudecimiento del antisemitismo en Francia, país que fuera otrora cuna del antisemitismo europeo, pero que desde la segunda guerra mundial hizo alarde de lo contrario. Esta conferencia forma parte de ella y parece natural que una víctima del castrismo y del nazismo sea especialmente sensible a lo que sucede en este momento que es, como sabemos, aterrador. Machover contó que de un tiempo a esta parte los actos antisemitas se han recrudecido en Francia, envalentonados con la situación que todos conocemos desde el 11S: profanación de tumbas, ataques indiscriminados a escuelas judías, etc. La reacción del honrado pueblo francés contra estos actos vandálicos se ha templado mucho. Del millón de personas que a principios de los ochenta protestaron en la calle por la profanación del cementerio de Carpentras, a los apenas 10-30000 que salen ahora a la calle ahora, cuando pasa algo parecido, hay una dramática diferencia que cubre un siniestro proceso de deterioro. Pero es que ahora, el antisemitismo viene fundamentalmente de la izquierda, de la condena a los israelíes y a los americanos. De nada vale, dice Machover, que casi todos los dirigentes y fundadores de las organizaciones de extrema izquierda sean judíos. 
 
Otros elementos que configuran este nuevo antisemitismo son los antiglobalización, en la persona de José Bové, típico francés antisemita. Y otro de los síntomas, el resurgimiento de los negacionistas y revisionistas que propició en los 70 el profesor Robert Faurisson con la negación de la existencia de los campos de exterminio. Después vino Roger Garaudy con su libro “Mitos fundadores de Israel” y su conversión al islamismo. Por cierto (esto no lo dijo Machover pero se lo recuerdo yo) este personaje tuvo una trayectoria muy aleccionadora. De Presidente de las Juventudes de Acción Católica en Francia, pasó a convertirse en filósofo oficial de uno de los partidos comunistas más estalinistas y aberrantes del universo mundo, el Partido Comunista de Francia. Luego se convirtió al islamismo y se marchó a Córdoba a seguir cavando el pozo de Babel. Por cierto que esta ciudad, fiel a su destino victimario, le regaló la torre de Calahorra para un supuesto museo de las tres culturas (de una más que de otras, como apunta Machover) y sede actual de la Fundación Roger Garaudy. Esto de regalar monumentos históricos a las peores causas, les ha gustado mucho a los andaluces y como la Junta tiene transferida la titularidad del patrimonio histórico, ahora van a regalar el palacio de la madre de Boadbil, que pertenecía al convento de Santa Clara, fundación de la Reina Isabel de Castilla, a la fundación José Saramago, otro de los grandes poceros de la humanidad.
 
Pero volviendo al negacionismo o revisionismo (como ellos prefieren decir porque queda más bonito) para aquellos que nada sepan diré que se trata de una corriente que niega el Holocausto y en cuyo origen confluyen extrema derecha y extrema izquierda, no a partes iguales, sino con gran preponderancia de esta última. Paul Rassinier, uno de sus padres fundadores, fue un comunista convencido, y también son de izquierdas Noam Chomsky, el famoso lingüista americano, y el filósofo Jean Beaufret, que defendieron a Faurisson en nombre de la libertad de expresión. Machover contó que hay una ley en Francia contra los negacionistas (y pienso en la leyes contra el Auschwitzluge, o negación del genocidio) pero es muy difícil atacar a las redes, que es donde se alojan ahora sus defensores, entre los que hay que incluir, a cara descubierta, a la ONG “Reporteros sin Fronteras”, también en nombre de la libertad de expresión. Esa ley no impide que los negacionistas tengan en Francia cada vez más predicamento; incluso hay una joven profesora de la Universidad Paris 8, ya jubilada, llamada María Poumier que está “revisando” la expulsión de los judíos de España, aunque no a mayor gloria de los Reyes Católicos, me temo. Esta señora, según me he enterado posteriormente, está muy ligada al gobierno cubano y apoyó las detenciones y fusilamientos de la primavera de 2003, firmando una carta colectiva que fue muy difundida en la TV y en la prensa cubana. Tengo entendido que se la tiene jurada a Machover a quien incluso ha intentado entablar un proceso. Una joya. Pero donde la situación es crítica es en los liceos, agravada con la polémica del velo así como el reto que ha lanzado la comunidad magrebí al laicismo republicano. La influencia magrebí en la sociedad francesa es cada vez más poderosa. Machover contó que muchos profesores no se atreven a enseñar el Holocausto porque literalmente se les vacía la clase y no sólo son musulmanes los que se marchan. Está claro que es la izquierda quien ha tomado la batuta en la expresión del antisemitismo actual hasta el punto de que la extrema derecha  de Le Pen, sigue diciendo Machover, representa en este sentido un peligro casi inexistente. No necesitan librar esa batalla porque lo está haciendo la izquierda por ellos y ya se sabe que la izquierda puede hacer lo que le da la gana. En esta estela de permisividad, Le Monde y Libération no tienen reparo en publicar a veces a Tarik Ramadan “predicador” y "filosofo" islamista que defendió una "moratoria" sobre la lapidacion de las mujeres, por ejemplo, y publicó una lista de intelectuales judíos que defienden a Israel  por el mero hecho de ser judíos. La abogada y también esposa del terrorista mercenario Carlos, que se ha convertido al islamismo, es una asidua colaboradora de los sitios proislamistas, que son muy numerosos, y yo me pregunto que tiene legislado el Corán al respecto.
 
Machover lamentó que eso estuviera ocurriendo en Francia, país que hace alarde de su tolerancia cultural y racial, y puso como ejemplo el equipo francés que ganó los mundiales de fútbol. En Francia, aparentemente, y hasta hace no mucho, se podía convivir entre todo tipo de razas y creencias. ¿Cómo se ha llegado a lo contrario?, se pregunta el conferenciante. ¿Cómo se ha producido esa lucha intracomunitaria? Porque se trata de eso, de que la comunidad judía y la comunidad magrebí están enfrentadas y, lo que es peor, que los antiguos antiracistas son los antisemitas de ahora. Para combatir lo que ellos llaman “comunitarismo”, los franceses oponen los valores republicanos. Todo el mundo apoya de boquilla que Francia es de todos y se debe a todos. Quienes más sufren son las mujeres, por la misoginia consustancial al islamismo. Hace poco un muchacho magrebí quemó a su novia viva porque llevaba minifalda y fue considerado como un héroe por su Comunidad. También se da el fenómeno de los judíos que toman posiciones antijudías, como Edgar Morin, que es de origen sefardí. Machover aseguró que se ha llegado a un punto en que se puede plantear de nuevo para los judíos la necesidad de tener que irse y a ese propósito lanzó una inquietante pregunta: ¿Qué hacer, hay que marcharse de Francia o hay que quedarse y resistir? Y concluyó que había que hacer, tal vez lo segundo, pero por si acaso él ya tiene preparadas sus maletas. Ya saben, el año que viene en donde sea.
 
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