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REFLEXIONES INTEMPESTIVAS

Cuestionario del progresista

¿Qué es un progresista? ¿Un partidario del progreso, según el María Moliner? ¿Del desarrollo de la humanidad o de un país en una época o un aspecto determinado? ¿ “Progresista” es una manera de decir? ¿De posar? ¿De ser? ¿De qué va un progresista? ¿Por qué ejerce de reaccionario?

¿Por qué en el Medio Oriente no se puede ser progresista? ¿Por qué los movimientos antiglobalización y/o progresistas no se pronuncian contra un fundamentalismo que, como el árabe, pone de rodillas a sus respectivos pueblos? ¿Por qué no contra un dogma que haciéndose política mantiene a los países en los que prospera en la más absoluta miseria, violando de paso —y de manera descarada— el albedrío de sus habitantes? ¿Por qué no defienden los derechos de la mujer, de los homosexuales, de los ateos o de la intelectualidad discrepante en el mundo musulmán? ¿Por qué no se solidarizan con los estudiantes reformistas que en Teherán defienden la vida del profesor Hachem Aghajari, acusado de blasfemia por pronunciarse en contra del clero radical islámico? ¿Por qué quienes se oponen al belicismo de George W. Bush no protestan contra el genocidio perpetrado por Sadam Husein, cuya manía de fusilar, ahorcar y gasear iraquíes es ilimitada y notoria? ¿Por qué en Europa, además de hacerlo a favor de una Palestina machacada por el sionismo, nadie se manifiesta contra la masacre que durante décadas el fundamentalismo árabe ha perpetrado en Israel?

¿Por qué en lugar de marchar por leyes favorables a la creación de empleo, el progresismo se manifiesta contra quienes emplean? ¿Por qué en Europa y EEUU nadie marcha contra la política de un gobierno que, como el de Corea del Norte, ha matado a millones de sus ciudadanos de hambre o, para variar, los ha pasado por las armas? ¿Por qué nadie condena las ayudas brindadas por Washington a ese régimen comunista, que las ha invertido en privilegiar a la clase política directamente responsable de las millones de muertes que con esos mismos auxilios EEUU pretendiera evitar? ¿Por qué Occidente no deja de comerciar con China —cuyas autoridades masacran a miles de sus súbditos anualmente— como una vez lo hizo con Sudáfrica? ¿Por qué no se democratiza la ONU (en la que un gobierno como el chino es miembro permanente del Consejo de Seguridad mientras viola sistemáticamente los derechos humanos y se niega a legitimarse en las urnas)? ¿Acaso los productos chinos no son más baratos en el mercado internacional gracias a la minuciosa explotación de que son objeto los obreros y campesinos de ese país asiático? ¿Por qué el movimiento antiglobalización no se pronuncia contra ello o, consecuentemente, contra la globalización gastronómica china, que pretende convertir al mundo en una gigantesca huerta abastecedora de frijolitos de soja? ¿A la intelectualidad progresista no le atrae la comida rápida porque tiene todo el tiempo del mundo para sentarse a la mesa?

¿Por qué en Occidente nadie marcha por la paz y contra la insurgencia marxista en Colombia, que allí secuestra, tortura y asesina a cientos de civiles anualmente en nombre de la utopía revolucionaria? ¿Por qué el progresismo no hace frente común con el pueblo venezolano, cuyo nivel de vida, seguridad personal y libertad de expresión se han degradado escandalosamente durante el mandato de Hugo Chávez Frías? ¿Por qué en Washington, París o Madrid no tienen lugar manifestaciones análogas a las de Caracas, pero a favor de éstas? ¿A dónde pretenden llevar al pueblo cubano quienes defienden el capitalismo de Estado implementado por el castrismo con la complicidad del empresariado latinoamericano y europeo? ¿Por qué en Cuba la clase obrera no tiene derecho a sindicalizarse o debe aplaudir que el Gobierno que le roba desvergonzadamente la paga sea defendido por los antiglobalización y/o progresistas? ¿Saben aquellos que en Occidente marchan a favor de la legalización de la marihuana o de los derechos de los homosexuales —por ejemplo— que en la mayor de las Antillas el consumo de esa misma planta es penado con años de cárcel y la sexualidad que defienden aún es objeto de una discriminación institucionalizada? ¿Por qué el judío Spielberg visita a Fidel Castro, máximo responsable de la huida en masa de los hebreos residentes en Cuba —a quienes esquilmara tras su ascenso al poder— y de la pelea cubana contra los demonios que habitan el cine y el modo de vida que Spielberg representa? ¿Por qué la izquierda quiere para la Isla lo que rechaza para sí misma?

¿Qué es un reaccionario? ¿Un partidario de la reacción, según el María Moliner? ¿De reaccionar políticamente contra el progreso, contra las reformas progresistas? ¿“Reaccionario” es una manera de decir? ¿De posar? ¿De ser? ¿De qué va un reaccionario? ¿Por qué se dice progresista?

Armando Añel es cubano y escritor.

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