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ECONOMÍA

Crisis y oportunidades

La idea de que las crisis se pueden ver como oportunidades parece estar de moda: ahí está la llamada "inteligencia emocional" y su aplicación a la empresa y el management.

La idea de que las crisis se pueden ver como oportunidades parece estar de moda: ahí está la llamada "inteligencia emocional" y su aplicación a la empresa y el management.
Las crisis, de cualquier tipo y en cualquier ámbito, se suelen manifestar en periodos de cambios bruscos, en los que aparecen amenazas, peligros, pero también oportunidades. Ante éstas siempre caben dos actitudes contrapuestas: tratar de aprovecharse de ellas y adaptarse a la situación tanto como sea posible o abrazar el negativismo y la pasividad y hundirse a la más mínima señal de cambio. Muy oportunamente, en chino el término crisis comprende las nociones de peligro y oportunidad.

Las crisis económicas no son una excepción. Desde el punto de vista de la teoría económica, las etapas de recesión son periodos en los que el conjunto de la economía debe ajustarse y volver a poner los pies en la tierra. Es la consecuencia necesaria e inevitable de haber disfrutado un periodo de bonanza artificial e insostenible, en el que los agentes económicos han vivido por encima de sus posibilidades, gracias a la abundancia y facilidades del crédito. De alguna manera, es algo positivo que entráramos en recesión el año pasado: de vivir en condiciones de auge artificial por estas fechas, la ulterior caída sería más brusca, y la salida todavía más difícil.

Indudablemente, las crisis no afectan a todo el mundo por igual. Para una persona en paro y con una familia que sostener, es extremadamente difícil poder ver la crisis como una oportunidad. Muy distinta es la situación de un joven que acaba de encontrar, con bastante fortuna, su primer empleo. Quien está endeudado hasta las cejas y pierde su fuente de rentas no ve las cosas de la misma manera que quien ha ahorrado durante la etapa de auge y descubre inversiones rentables.

Entre las oportunidades interesantes que pueden surgir en tiempos como el presente se cuenta la bolsa de valores. Tras haber sufrido un batacazo considerable, los índices han tomado la senda de la recuperación en 2009, aunque no se descartan notables caídas en el futuro, ni el estallido de nuevas burbujas. Las acciones del BBVA se han revalorizado alrededor de un 150% desde el pasado marzo, tras haber caído de 20 a 5 euros en 2007-2008. Los índices de referencia, como el Dow Jones, el S&P 500 o el Ibex 35, han seguido trayectorias similares.

Tras un periodo de caídas muy bruscas generalizadas, el mercado parece haber empezado a discriminar valores, según los analistas de la gestora de patrimonios y fondos de inversión Bestinver. Una de las consecuencias de la crisis ha sido la generalización del miedo y la incertidumbre, lo que ha provocado que durante cierto tiempo el valor de las empresas se moviera con mucha volatilidad y cayera a unos niveles muy inferiores de lo que sugerían sus fundamentales –expresados en indicadores como el flujo de efectivo o el margen de beneficios–. 

Esto no solo supondrá una gran oportunidad para quienes sepan identificar a las compañías con negocios sólidos y elevado potencial, sino para aquellos, menos entendidos, que confíen en empresas como Bestinver, que continúa obteniendo rentabilidades muy interesantes.

Como opinaba Albert Esplugas, la crisis puede ser una gran oportunidad para los jóvenes que quieran iniciarse en la bolsa: el potencial de beneficios es mayor que en otras épocas debido a la caída de las cotizaciones. Es una gran oportunidad no solo para poder sentar las bases de un patrimonio notable, sino para poder vivir con cierta independencia y seguridad económica en tiempos inciertos; incluso para poder ofrecer una buena formación a nuestros hijos en un ambiente poco favorable al esfuerzo y la excelencia, contar con una pensión de jubilación aceptable –no como las que percibiremos gracias al solidario sistema público– o tener la posibilidad de jubilarse a una edad muy temprana, como el caso del exitoso inversor Jim Rogers (a los 37).

Los políticos pueden hacer que la obtención de servicios esenciales sea increíblemente difícil y costosa para los individuos. Pueden seguir expoliando a los ciudadanos, poniendo trabas a la generación de riqueza y empobreciendo a la sociedad. Pero el caso es que los pilares sobre los que se sustenta el Estado del Bienestar se tambalean, y la necesidad de buscar alternativas es acuciante.

Existen alternativas al Estado paternalista y protector, como la sociedad de propietarios que propuso hace ya tres años el Instituto Juan de Mariana. Su aplicación es casi una utopía, dado el paupérrimo nivel de la clase política. Pero aun con el sistema que tenemos ahora el capitalismo nos ofrece grandes oportunidades, que no se deberían desaprovechar. En nuestras manos está el querer y saber aprovecharlas o, por el contrario, el dejarlas pasar; en este último caso, ya vendrán después los lamentos.


ÁNGEL MARTÍN ORO, miembro del Instituto Juan de Mariana.
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