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CRÓNICAS COSMOPOLITAS

Campanas lejanas

Si el espíritu crítico y la duda sistemática constituyen virtudes esenciales para un intelectual, filósofo, sociólogo o científico, tratándose de jefes de estado, y políticos en general, la duda sistemática puede constituir un estorbo y en ciertos casos un grave defecto. No es que yo opine que los políticos o los militares no necesiten ser inteligentes, pero se trata de otro tipo de inteligencia a la que debe unirse la voluntad, la energía y la rapidez de decisión. Esto lo digo en relación con los retratos que se hacen en la prensa europea, pero también norteamericana, de George W. Bush y John Kerry.

Si el espíritu crítico y la duda sistemática constituyen virtudes esenciales para un intelectual, filósofo, sociólogo o científico, tratándose de jefes de estado, y políticos en general, la duda sistemática puede constituir un estorbo y en ciertos casos un grave defecto. No es que yo opine que los políticos o los militares no necesiten ser inteligentes, pero se trata de otro tipo de inteligencia a la que debe unirse la voluntad, la energía y la rapidez de decisión. Esto lo digo en relación con los retratos que se hacen en la prensa europea, pero también norteamericana, de George W. Bush y John Kerry.
Y me gustaría que Ronald Reagan, actor de segunda categoría, fue un gran presidente de Estados Unidos, cosa que muchos de los que se habían pasado la vida insultándole, reconocieron a la hora de su muerte. Porque Reagan ayer, como Bush hoy, fueron víctimas de una campaña de infundios que nada tenía o tiene que ver con la crítica política. En el caso de Reagan, una de las explicaciones fue su anticomunismo, su firmeza ante la URSS y el fortalecimiento de las fuerzas armadas norteamericanas que aceleraron considerablemente el hundimiento del Imperio soviético, la liberación de Europa del Este y alguna cosa más. Y eso, sin guerra. En aquella ocasión, algunos descubrieron que la URSS tenía más partidarios que los PC, que iban a derrumbarse al compás de la implosión de la URSS y de las "democracias populares".
 
En el caso de Bush, la intervención militar en Irak constituye el principal pretexto a las críticas más desaforadas. Los mismos que participaron (simbólicamente, en general) al primer acto de esta guerra, acto inconcluso, lo cual creó el aquelarre actual, los mismos que aprueban la intervención en Afganistán, en Bosnia, en Kosovo, y a su nivel en Haití, consideran a Bush junior como un "criminal de guerra" por haber intervenido y además vencido la tiranía y capturado a Sadam Husein, e iniciado la devolución del poder a los iraquíes, como previsto y anunciado, y eso pese a los tremendos atentados.
 
Pero hay más, los mismos que se mofan de la dejadez de la CIA, del FBI, y otros servicios de seguridad antes de los atentados del 11 de septiembre, se indignan ahora cuando las autoridades norteamericanas intentan reforzar las medidas de seguridad para evitar, en lo posible, la vuelta de tan tremendos atentados. Hablan de “macartismo”, que en su jerga significa “fascismo norteamericano”, cosa que nunca fue, pero éste es otro tema, y nuestro prodigioso Zapatero "exigió" a Bush que no destruya el alma democrática. Porque desertar de Irak sería democrático.
 
A mí, francamente, me importa más, mucho más, saber si después de las elecciones presidenciales los USA mantendrán una política firme de lucha contra el terrorismo, que el nombre del vencedor, sea éste demócrata o republicano. Bueno, con Bush y sus colaboradores, sabemos que eso existió, con Kerry no sabemos nada. Fue el abuelo del candidato demócrata quien emigró a los Estados Unidos y, como hacen bastantes, cambió su apellido "Cohn", era judío checo, en "Kerry", que suena a irlandés. Desde entonces, los Cohn-Kerry se aliaron con la buena sociedad bostoniana, y el padre de John fue diplomático y él senador durante años antes de ser candidato. Todas estas historias familiares tienen una importancia muy relativa, o nula, para saber qué política va a conducir John Kerry si es elegido. Sabemos que votó en el Senado a favor de la intervención militar en Irak, sabemos que en su campaña dice lo que sea para ganar, como lo hacen todos los candidatos, y por ahora parece que en cuestiones internacionales y de lucha contra el terrorismo, sus declaraciones no contradicen la política llevada a cabo por Bush. Yo oí a John Kerry declarar por televisión que la seguridad de los Estados Unidos no era una cuestión de demócratas o republicanos, sino el problema de todos los norteamericanos. Bush dice lo mismo. Leemos en la prensa que serán las cuestiones de política interior las que decidirán del resultado de las elecciones. Pues, que yo sepa, la economía de los EEUU no va nada mal, la producción aumenta, el paro disminuye, y la bonanza actual extraña e incluso irrita a todos los anti Bush, que desde luego son muchos.
 
Yo no tengo la ingenuidad de pensar que en un país como los Estados Unidos, es el presidente quien hace y deshace la economía, son las empresas, la libertad de mercado, la iniciativa privada, y todo el resto, lo que cuenta, aunque los presidentes puedan frenar o acelerar el desarrollo, aumentando o disminuyendo los impuestos, aumentando en manos de las empresas y del mercado, y Bush si no lo ha creado, ha favorecido dicho desarrollo. He leído en algún sitio, que Bush fue nulo en cuestiones de educación. Vamos a ver: los programas de educación dependen, en gran medida de los estados, y en cuanto a las universidades, éstas en su mayoría son privadas y autónomas, y cuando son estatales, como una en Nueva York, depende de Albany y no de la Casa Blanca. No estoy diciendo que el gobierno federal de Estados Unidos y su presidente no puedan actuar en todos estos terrenos y aún menos que todo lo han hecho bien. Quería sencillamente recordar que se trata de un país federal y que los gobernadores, para dar un solo ejemplo y tétrico, tienen la posibilidad de firmar penas de muerte o de indultar al condenado, sin que el presidente pueda hacer nada, salvo llamar por teléfono al gobernador.
 
Esta complejidad del sistema democrático norteamericano no siempre se entiende en Europa, como se entiende el papel fundamental del Senado y Bush intervino militarmente en Irak, o Afganistán, con el voto positivo de ese mismo Senado, demócratas como republicanos votando a favor. Por lo tanto, todos los que en Europa se hacen ilusiones, creyéndose que si gana Kerry, el mundo va a cambiar y para bien, se van a llevar un chasco. De todas formas, los Estados Unidos son mucho más importantes que sus presidentes, como todas las naciones son más importantes que sus gobiernos. Los Estados Unidos se "tragaron" a Jimmy Carter, sin pena ni gloria, y no llego a convencerme de que Kerry resulte peor que Carter. Es imposible. Pese a todo, yo votaría por la reelección de Bush y que me perdonen mis hijos, partidarios de Kerry, y que tienen, ellos, derecho a votar, ya que son ciudadanos norteamericanos.
 
Las vueltas que da la vida...
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