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EL CONSENSO SE DESMORONA

¿Calentamiento global?

A los estadounidenses les han metido en la sesera que el calentamiento global va a acabar destruyendo el planeta. En cuanto a los científicos que se han mostrado escépticos con las tesis del calentamiento global antropogénico, han sido tachados de traidores o de vendidos a las petroleras.

A los estadounidenses les han metido en la sesera que el calentamiento global va a acabar destruyendo el planeta. En cuanto a los científicos que se han mostrado escépticos con las tesis del calentamiento global antropogénico, han sido tachados de traidores o de vendidos a las petroleras.
El Washington Post afirmó el 28 de mayo de 2006 que sólo había "un puñado de escépticos" en lo relacionado con la amenaza del calentamiento global originado por el hombre. El 30 de agosto de ese mismo año Bill Blakemore decía: "Luego de una investigación exhaustiva, ABC News no ha podido dar con debate [científico] alguno". El secretario ejecutivo de la Convención sobre Cambio Climático de Naciones Unidas, Yvo de Boer, dijo en su día que era "criminalmente irresponsable" ignorar la urgencia del calentamiento global. En mayo de 2007, la enviada especial para el clima de Naciones Unidas, Gro Harlem Brundtland, dio por "zanjado" el debate y advirtió que era "completamente inmoral" el mero cuestionamiento del "consenso" científico de la ONU. Un par de meses más tarde, Miles O'Brien, de CNN, afirmó: "El debate científico ha terminado". Previamente había dicho que los científicos escépticos solían estar "comprados y sobornados por la industria de los combustibles fósiles".
 
La histeria desatada a cuenta del calentamiento ha brindado una nueva oportunidad a todos aquellos que quieren controlar nuestras vidas. Después de todo, sólo la imaginación es capaz de poner límites a las leyes y restricciones que pueden promulgarse al amparo de la salvación de la Tierra. Ahora bien, cada vez son más los científicos que están reuniendo el valor necesario para alzar la voz. Así, Stanley B. Goldenberg, de la División de Investigación de Huracanes de la Administración Nacional Atmosférica y Oceánica, ha declarado: "Lo de que sólo hay un puñado de científicos que no comparte la tesis del calentamiento antropogénico es una mentira descomunal, propagada por los medios".
 
"Más de 650 científicos internacionales disienten del discurso del calentamiento antropogénico: los científicos siguen poniendo en entredicho el consenso", puede leerse en un reciente informe de la minoría en el Senado norteamericano. Entre esos 650 científicos se cuentan, por ejemplo, el Nobel de Física Ivar Giaever ("Soy escéptico ... El calentamiento global se ha convertido en una nueva religión"), el químico Kiminori Itoh ("[Estamos ante] el peor escándalo científico de la historia ... Cuando la gente descubra la verdad, se sentirá engañada por la ciencia y los científicos"), el ingeniero químico de la Universidad Abo Akademi de Finlandia y ex miembro de Greenpeace Jarl R. Ahlbeck ("Hasta ahora, las mediciones no muestran signos alarmantes de que vaya a producirse un calentamiento catastrófico") y el físico atmosférico James A. Peden, que en tiempos trabajó en el Centro de Coordinación e Investigación Espacial de Pittsburgh ("Muchos [científicos] buscan ahora la forma de distanciarse discretamente [del ecoalarmismo] sin ver arruinadas sus carreras profesionales").
 
Lo cierto es que cada vez son más las investigaciones que sugieren que podría producirse un enfriamiento global. El geólogo Don J. Easterbrook, profesor emérito de la Western Washington University, dice: "Los cambios registrados en el Sol últimamente sugieren que podría ser [un enfriamiento] bastante severo, quizá más parecido al de 1880-1915 que al de 1945-1977. Un enfriamiento como el mínimo de Dalton y Maunder podría sumir al planeta en una nueva Pequeña Edad del Hielo, pero sólo el tiempo dirá si esto es una posibilidad". El geólogo Dr. David Gee, presidente del comité científico del Congreso Geológico Internacional de 2008, que actualmente trabaja en la Universidad de Uppsala (Suecia), se pregunta: "¿Durante cuánto tiempo ha de enfriarse la Tierra para que nos demos cuenta de que no se está calentando?".
 
He aquí una pregunta trascendental que los americanos han de plantearse. Las leyes, una vez promulgadas, es muy difícil, por no decir imposible, echarlas abajo. Si el hielo se enseñoreara de Nueva Jersey y demás zonas septentrionales del país, como lo hizo en tiempos remotos, a mí no me extrañaría que un Congreso manejado por fanáticos conservara toda la legislación aprobada para prevenir el calentamiento global. Lo que es yo, no les daría tanta manga ancha.
 
 
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