La escisión del clítoris de las niñas es una costumbre bárbara, como lo es la lapidación, la hoguera, o la cárcel, como se planeó recientemente en Turquía, para las mujeres supuestamente adúlteras. Podría multiplicar los ejemplos de costumbres bárbaras, como el canibalismo, pongamos. A lo largo de la Historia, ciertas interpretaciones de la religión fueron bárbaras y criminales. La Inquisición fue una barbaridad, como lo fue y lo sigue siendo la "guerra santa" islámica. Por lo tanto, ni costumbres, ni religiones, a secas, sin más precisiones, nos sirven para definir la civilización.
Las ideas, las ciencias, técnicas y artes, forman parte, desde luego, de la civilización, y yo las situaría en primera fila. Pero si en los libros de Historia y en el saber común de millones de personas sistemas considerados como civilizados practicaron la esclavitud y el comercio de esclavos, es de clavo afirmar que hoy un sistema político-social con esclavos no sería considerado como civilizado, sería más bien considerado como bárbaro. Porque la noción de civilización, como otras, evoluciona al compás de la evolución del mundo, de las costumbres y de las ideas. Y, si no desde un punto de vista académico, en nuestra concepción moderna de la sociedad no puede hablarse seriamente de civilización sin libertad, democracia, igualdad de derechos para todos los seres humanos, negros o blancos, amarillos o violetas, y sobre todo, igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Y en este sentido, yo afirmo, junto a muchos otros, que no existe hoy una civilización islámica, y que el Corán es exactamente lo contrario de la Declaración de los Derechos Humanos o la Constitución norteamericana. Haciendo gala de mucho optimismo, puede decirse que en el mundo arabomusulmán hay sectores de la sociedad que luchan por reformar sus costumbres, sus sistemas políticos reaccionarios, su fanatismo religioso, y muchas cosas más. En este sentido puede decirse también que cuanto más luchan más se alejan de su tradición, de su "civilización". Y no me citen otra vez a Averroes, que murió en 1198, porque estoy hablando ahora.
Estas verdades de Perogrullo me sirven para soltar sendas carcajadas ante las solemnes sandeces en la Asamblea General de la ONU de los paletos Rodríguez Zapatero y su correveidile Moratinos sobre la "Alianza de la civilizaciones". Esto, desde luego, no quiere decir absolutamente nada, salvo que tengan la intención, aún oculta, de obligar a los diputados a asistir descalzos a las sesiones da las Cortes, y cosas por el estilo. El pasado día 6 El País, que hace tiempo que ya no es un periódico sino un boletín parroquial, nos anunciaba triunfante, que Moratinos, en El Cairo, había logrado que la Liga Árabe apoyara la "Alianza de las civilizaciones", concebida por Zapatero. Lo que pueda decir o no Moratinos le importa tres cominos a la Liga Árabe. Al único que le importa un poquito es a ese civilizado de Fidel Castro por los motivos que todos conocemos.
Pero, como detrás de esa fraseología huera, se mueven en el fango, monstruos prehistóricos, daré un ejemplo concreto de hasta dónde puede llegar el espíritu "muniqués" y la cobardía ciudadana. Para demostrar su buena voluntad y su espíritu de apertura, la Unión Europea autorizó a la cadena de televisión del Hezbolá libanés, Al manar, difundir sus programas en Europa. Se nos declaró solemnemente que serían programas expurgados y decentes. Pues bien, desde el pasado mes de noviembre cuando comenzó la retransmisión de dichos programas islamistas, todos los imbéciles asociados de Europa, protestan, exigen, denuncian y hasta se indignan. Como ya dije, sigo sin lograr captar dicha cadena, pero el escándalo –¡gracias a Dios!– empieza a ser tal que otras cadenas europeas se atreven a mostrar fragmentos de estas civilizadas emisiones islámicas, sobre todo, las cosas como son, la televisión alemana. Ya mencioné el programa en el que se mostraba cómo los "sionistas" difundían el Sida en los países árabes para debilitarlos y destruirlos mejor. Por ARTE vi una bonita muestra de como los "sionistas" siguen cometiendo asesinatos rituales y beben la sangre de los niños. Para compensar se exalta el heroísmo de los terroristas palestinos –y particularmente el de los suicidas– y se llama a la "guerra santa" hasta el aniquilamiento de Israel.
El que tenga el extravagante privilegio de ser viejo, y de haber vivido en Francia durante la ocupación nazi, como es mi caso, puede perfectamente comparar la propaganda antisemita de la época, que uno tuvo que tragar, con la islámica actual, que en muchos casos es peor. Yo me pregunto si todos los "Ramadanes" que pululan por tierras europeas no consideran la película antisemita "El judío Süss", como demasiado tibia. Este es, por lo tanto, un buen ejemplo de la imbecilidad, unida a la cobardía, de esta "Alianza de civilizaciones", que ha conducido a las autoridades europeas a un callejón de difícil salida. Sin haber analizado siquiera en que consistía la programación de esa cadena islámica, su ideología racista, quienes eran sus dirigentes y propietarios, o, aún peor, sabiéndolo todo, pero, como avestruces que hunden sus narices en la arena, ahora se enfrentan, y menos mal, con airadas protestas, y tendrán que prohibir dichas emisiones. Entonces se enfrentarán a la airadas protestas de sus amigos islamistas, quienes denunciarán el triunfo de los sionistas y la falta de libertad de expresión. Un poco de sentido común no les vendría mal a nuestros políticos, y no me refiero a Moratinos, que está más allá del bien y del mal, en el limbo de la connerio. Pero muy bien rodeado.