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CRÓNICAS COSMOPOLITAS

¿Adivina quién viene a matarme?

Es cierto que existen diferencias entre el nacionalismo vasco y el catalán, pero eso no quita que ERC está en la Generalitat y que Maragall no suelta prenda, les quiere en su gobierno, quiere gobernar con cavernícolas, y ¿qué culpa tiene Pi y Margall? Esto crea malestar, y hasta indignación, en las filas del PSOE, y, claro, no sólo en las filas del PSOE.

Juan Goytisolo nos cuenta (El País, 2/02/04), cuánto había sufrido durante su infancia y adolescencia por culpa de Falange y de la Iglesia y debido a la formación paticoja recibida, hasta que se largó, cuando pudo a París, “para no volver nunca a España”. Promesa no cumplida, ya que volvió, incluso durante el franquismo, tanto o más que yo, pero no en las mismas circunstancias, ya que en algunas ocasiones, según me contaron en Madrid, organizaba una comitiva de abogados y periodistas que le esperaban en Barajas, por si las moscas, mientras que yo viajaba con pasaportes falsos, porque si fue antifranquista, yo también, y en condiciones más arriesgadas.
 
En cambio, no puedo comparar nuestras experiencias de infancia y adolescencia, ya que nuestro padre, con toda la familia, se refugió en París, en 1939, y además apenas si cursé estudios. “Se nota”, me dicen mis mejores amigos. Pero he hablado de ese periodo con quienes lo vivieron, más o menos por las mismas fechas que Goytisolo, y si es cierto que bastantes se indignaban, otros se mofaban de “los principios del Movimiento” y demás cosas de la época, otros lograron, con espíritu crítico, desde luego, formarse de manera relativamente decente y no consideran que sus estudios fueran totalmente inútiles o nocivos. Algunos mantienen incluso que la enseñanza ha empeorado estos últimos años. No sé, no estaba. Pero héle en París, en donde descubre la belleza de la literatura española y se pone a aprender el catalán. Me parece muy bien, si hubiera aprendido el sueco o el chino me parecería también estupendo, yo siempre he sufrido por manejar tan pocas lenguas y tan mal, pero cuando nos dice que tuvo que ir a París para descubrir la belleza de la literatura española, y aprender catalán, es pura demagogia. Muchísimos, sin moverse de Barcelona, pongamos, aprendieron, pese a la censura, catalán Y lo hicieron  en familias como la suya, y conocieron, y a veces prosiguieron, la literatura española, digo bien, española.
 
Dejemos pues la nostalgia del niño bonito, tan bien acogido en París, para insultarle por su “Homenaje a Cataluña”, título de su artículo, robado al magnífico Orwell. A mí me importa tres cominos que se alegre por el triunfo de la izquierda en Cataluña, se ha alegrado de tantos aquelarres que uno pasa, y aún me importa menos que amenace, en caso de triunfo “del aznarismo sin Aznar” en las próximas elecciones, con convertirse en “independentista de la Rambla, la Barceloneta, o el Raval”. Que se declare independentista en su cocina, ¿qué más da? Hablemos de política. Pero dejaré de lado su retahíla anti-PP, convertida en triste automatismo de intelectuales necios, que niegan la realidad. Una realidad contradictoria, con sus blancos, sus negros, y sus grises, como siempre. Pero en ningún caso criticaré la valiente actitud de Aznar en la “crisis iraquí”, y hasta me pregunto si alguien será capaz de la misma firmeza en la defensa de los valores democráticos los años venideros.
 
Hablemos de los nacionalismos violentos, y cuando digo violentos no me refiero únicamente a los asesinos de ETA, si bien es cierto que son lo peor. Escribe Goytisolo: “El lamentable traspiés del ex conseller en cap Corad Rovira partía de un cálculo erróneo, ETA no es la Terra Lliure que él contribuyó a disolver (...)”. Desde luego, pero Terra Lliure no estaba en la Generalitat, y ERC, sí, porque no se trata sólo de Carod, sino de ERC. Sigue un análisis comparativo entre el nacionalismo vasco y el catalán en el que denuncia claramente a ETA y crítica, entre otras cosas, al “nacionalismo cavernícola” de Arzalluz, y le cita: “Los vascos descendemos de los primeros neandertales y conservamos un patrimonio genético diferente”. Esta frase genuinamente nazi (relean sus clásicos) demuestra que siguen siendo (Arzalluz, Otegui, los amigos etarras de Carod, etcétera) totalmente neandertales, sin las circunstancias históricas atenuantes de sus supuestos antepasados... Opone el soberanismo vasco, incluyendo el “plan Ibarretxe”, al proyecto federalista de una España “plural” de su admirado Pasqual Maragall, inspirado, dice, en las tesis de Pi y Margall.
 
Goytisolo, quien antaño, en una polémica con Francisco Fernández Santos, mantenía en pleno delirio “tercermundista” que España no era Europa, parece no darse cuenta de que no vivimos en el siglo XIX. Desde luego, no puede borrarse la Historia de un plumazo, o inventarla, como hacen los nacionalistas “periféricos”, como se les califica, con inconsciente desprecio, y es cierto que existen diferencias entre el nacionalismo vasco y el catalán, pero eso no quita que ERC está en la Generalitat y que Maragall no suelta prenda, les quiere en su gobierno, quiere gobernar con cavernícolas, y ¿qué culpa tiene Pi y Margall? Esto crea malestar, y hasta indignación, en las filas del PSOE, y, claro, no sólo en las filas del PSOE. Muestra de ello, pero hay muchas más, es el artículo de Javier Pradera, la “famosa voz de sus amos”, porque si sus amos caminan, él no, él siempre “¡a sus órdenes comandante!”: “Conjuras mágicas” (El País, 4.02.04), en donde escribe: “El caso Carod no está cerrado. El destituido conseller en cap no ha contado aún ni los propósitos, ni el contenido, ni los resultados de sus conversaciones con ETA, aunque acepte a regañadientes su equivocación en las formas (...)”.
 
Pero Carod no acepta nada, le aconsejaron mentir para disimular, y mintió. Y en cuanto al contenido de esa reunión conspirativa, fácil es imaginarlo: ¿dónde ponemos las bombas? En Cataluña, más vale que no, por ahora, para no perjudicar el sendero luminoso de la Generalitat de izquierdas, a cambio apoyaremos el “plan Ibarretxe”, y lo que sea... Se trata de sentar las bases de una colaboración entre ETA y ERC, “vanguardia” de una colaboración más amplia entre nacionalismos vasco y catalán contra España. Este es, en todo caso, su proyecto, y Pradera lo sabe de sobra, pero sólo se atreve a sugerirlo sotto voce. Pero, al menos, lo sugiere, lo cual demuestra que existe un real malestar en el PSOE.
 
También se ha dicho que la reunión clandestina de la dirección de ERC con la cúpula de ETA nada tenía de escandalosa, ya que los gobiernos del PSOE y del PP también habían celebrado en Argelia y Suiza reuniones secretas con ETA. ¿A quién puede convencer esa propaganda? Era el deber de los gobiernos intentar negociar con ETA una tregua y hasta, sin ilusiones, un desarme. Fue un fracaso previsible. La respuesta de Felipe González fue el contraterrorismo criminal de los GAL, del que “se enteró por la prensa”, y tanto benefició a ETA. La de Aznar fue acrecentar la lucha contra el terrorismo, pero en el marco estricto de la legalidad democrática. O sea, exactamente lo contrario a la reunión clandestina de Perpiñán, en donde se discutió la mejor manera de proseguir la guerra civil.
 
 
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