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IZQUIERDA LIBERAL

Acaben con la inmersión o...

Ahora que conozco por dentro el Parlament puedo entender por qué la casta política catalanista no ve lo evidente. Sabes que si siguieras allí, envuelto en esa atmósfera idéntica a sí misma, acabarías pensando como el resto… o no tendrías otro remedio. Has de tomar aliento, conjurarte e ir hacia la tribuna de oradores dispuesto a ser despreciado. Nunca pertenecerás a ese mundo mientras lo habiten sólo los dueños de la masía. La realidad sonó burda entre tanto terciopelo rojo. No pude decirlo todo, pero buena parte de lo que sigue debieron escucharlo en silencio. La grandeza de la democracia.

Ahora que conozco por dentro el Parlament puedo entender por qué la casta política catalanista no ve lo evidente. Sabes que si siguieras allí, envuelto en esa atmósfera idéntica a sí misma, acabarías pensando como el resto… o no tendrías otro remedio. Has de tomar aliento, conjurarte e ir hacia la tribuna de oradores dispuesto a ser despreciado. Nunca pertenecerás a ese mundo mientras lo habiten sólo los dueños de la masía. La realidad sonó burda entre tanto terciopelo rojo. No pude decirlo todo, pero buena parte de lo que sigue debieron escucharlo en silencio. La grandeza de la democracia.
Sr. Consejero de Educación:
 
No podemos entender a qué ha venido tanto revuelo por querer incrementar una hora de castellano a la semana en nuestras escuelas.
 
Debo recordarle, señor Maragall, que el decreto de enseñanzas mínimas no aumenta una hora de castellano, como si a éste se le pretendiera dar ventajas. No, señor conseller: el decreto del Gobierno devuelve la tercera hora de estructuras comunes que hasta ahora, y desde la implantación de la Logse y la inmersión lingüística, se le había hurtado a la enseñanza de la lengua castellana. No añade, por tanto nada. Sólo restituye. No extrae tampoco de la enseñanza del catalán nada, porque su aprendizaje tendría también tres horas.
 
Es sangrante comprobar que, además de impartirse todas las áreas del conocimiento en catalán a causa de la inmersión lingüística, se atrevan a discutir una raquítica hora de castellano, que le pertenece por currículum al área de aprendizaje de la propia lengua.
 
Como diputado de esta Cámara, no puedo compartir que el consejero de Enseñanza y los responsables de los otros dos socios del Gobierno de Cataluña, ERC e Iniciativa, así como la oposición de CiU, no hayan tenido otra cosa mejor que hacer por la calidad de nuestra educación que presentar un "requerimiento de incompetencia" al Gobierno central y, después de su rechazo, replicarles con un decreto propio filtrado ayer a la prensa, a media noche, con nocturnidad y alevosía, que permite una hora más, pero en la asignatura de castellano. Y esta mañana el señor presidente, José Montilla, declara que presentarán un recurso de inconstitucionalidad. ¿No tienen criterio, o se lo hacen cambiar sus socios de gobierno?
 
Así llevan desde el 7 de diciembre, fecha que se publicó el decreto de enseñanzas mínimas en primaria. ¡Válgame Dios! Como si en nuestras escuelas e institutos hubieran desaparecido la violencia, el absentismo, el fracaso escolar, o el bullyng de unos alumnos a otros, y sobrara responsabilidad y buena educación, los profesores volvieran a ser respetados y la cultura fuera un fin deseado por todos.
 
Ernest Maragall, consejero de Cultura del Gobierno autonómico catalán."Invasión de competencias", es la disculpa. Como si el problema fuera de competencias estatutarias y no de derechos lingüísticos.
 
No le creo, señor conseller. Huele a un nuevo truco: la tercera hora de castellano la darán en otra asignatura. No se sabe cuál ni cuándo, pero lo que es seguro es que no se podrá exigir en lengua castellana, la única manera de objetivar la obligación. Quienes conozcan con qué criterios lingüísticos son dirigidos nuestros centros de enseñanza no tendrán duda alguna: se diluirá en alguna asignatura maría o no se impartirá en absoluto.
 
¡Qué paradoja, señor conseller! Mientras disponen que se empiecen a dar asignaturas en inglés, arrojan fuera del sistema una mísera hora de castellano a la semana. ¿Qué pasa, que el español resta horas al catalán y el inglés no?
 
¿Por qué nos ha montado este numerito? ¿Para salvar la cara al Gobierno del PSOE o para contentar a sus socios de gobierno?
 
Habría de darnos una respuesta. Nos tiene despistados, señor Ernest. Hace unos días, en esta misma Cámara, parecía usted razonable al contestar a la señora Irene Rigau cuando ésta nos intentaba vender sin pudor alguno que si se impartía una hora más de castellano los niños de Bañolas nunca más volverían a tener el maravilloso catalán que ahora tienen. Con sentido de la realidad, le dijo usted lo que ya es una evidencia: hay niños del interior de Cataluña que tienen dificultades para expresarse en castellano. Si es así, ¿a qué espera para hacer cumplir el decreto del Gobierno central?
 
Mientras tanto, la calidad de las clases de lengua española es escasa porque las horas son insuficientes. Todo lo que les preocupa de este decreto de mínimos es si agrede o no las competencias del Estatuto. Nada sobre si este currículum es o no suficiente para que nuestros hijos logren la competencia lingüística que se espera de un sistema escolar adecuado.
 
Toda esta prevención encubierta contra la lengua común de todos los españoles empieza a ser intolerable. Es inadmisible la impunidad con que desprecian los derechos lingüísticos de sus propios votantes. Es tan natural su indignación contra la tercera hora de castellano, viven tan seguros de sí mismos, son tan autosuficientes en su nacionalismo lingüístico, que no reparan en la mirada humillada de todos los ciudadanos que no pensamos como ustedes.
 
Ya que no les puedo despertar de esa autosuficiencia, sí quisiera mostrarles el estupor que nos produce la naturalidad y la impunidad con que su Gobierno y la mayor parte de esta Cámara conculcan los derechos de muchos catalanes.
 
¿A quién perjudica que la tercera hora de castellano se imparta con normalidad en nuestras escuelas? ¿Acaso el catalán no tendrá las mismas? ¿Por qué tanto rechazo y revuelo por restituir una hora a la enseñanza de la lengua común de todos los españoles, si esa tercera hora le corresponde por currículum y por ley? ¿Acaso no oyen hablar a las gentes en las calles? ¿Son extraterrestres los cuatro millones de catalanes que utilizan el castellano cada día, cada hora, con total normalidad? ¿Están confundidos el 59% de los ciudadanos catalanes que considera adecuado dar esa tercera hora de castellano, frente al 32,9 % que la rechaza?
 
¿Encuentran civilizado que, a plena luz del día, quieran reducir la enseñanza del castellano a la mínima expresión, como si fuera una enfermedad de la que nos debiéramos curar? ¿Tanto molesta una lengua que hablan cientos de miles de ciudadanos que les han votado? ¿Acaso ellos no tienen sentimientos ni derechos? ¿Se cree que somos de piedra? ¿Tan pronto se han olvidado del desprecio sufrido en el pasado por querer hablar y estudiar en catalán? ¿Creen que ellos, y la lengua en que se expresan normalmente, son menos ciudadanos que ustedes?
 
Todas estas preguntas retóricas sólo buscan mostrarle que en esta Cámara se vive de espaldas a la realidad lingüística de Cataluña; como si tal realidad no fuera bilingüe, como si una de las dos lenguas oficiales no fuera lo suficientemente digna, lo suficientemente propia, lo suficientemente oficial. Sólo así se puede entender que den por hecho, Gobierno y oposición, que tienen derecho a escandalizarse ante la propuesta de restitución de la tercera hora de castellano, pero no de que se esté arrinconando su aprendizaje.
 
Algo profundamente inmoral está pasando en Cataluña ,que da por normal lo que es profundamente injusto.
 
Miren, yo no sé si han reparado en ello, pero ese no aprecio que muestran por la enseñanza de la lengua de Cervantes a quienes más perjudicará será a los niños catalanohablantes. Me explicaré. Un chico de Cornellá, mal que bien, acabará chapurreando y mal escribiendo catalán y castellano, pero un chico de Olot, de familia catalanohablante, con inmersión lingüística en catalán y dos horas de castellano a la semana, TV3 y un entorno catalanohablante, tendrá serias dificultades para aprender el castellano que saben sus padres.
 
No es, por tanto, sólo un derecho legítimo de los niños castellanohablantes, también lo es, y quizás con más urgencia, de los niños catalanohablantes. Claro está, si están de acuerdo conmigo en que el español es un idioma obligatorio, además de útil.
 
Después de todo, señor Maragall, todo este guirigay no es más que una polvareda. Con el cuento de la tercera hora se oculta el verdadero problema, la inmersión lingüística. Empieza a ser hora de que acabe el abuso y de que todos los niños puedan estudiar en los dos idiomas oficiales de Cataluña. Es un derecho que consagra la Constitución y desarrolla la ley de política lingüística en vigor, la de 1998. En su capítulo III, artículo 21, apartado 2 dice:
Els infants tenen dret a rebre el primer ensenyament en llur llengua habitual, ja sigui aquesta el català o el castellà. L’Administació ha de garantir aquest dret i posar els mitjans necessaris per a fer-lo efectiu. Els pares o els tutors poden exsercir-lo en nom de llurs fills instant que s’apliqui.
A pesar de tan evidente mandato, la inmersión sigue impidiendo que los padres puedan escoger la lengua en que estudian sus hijos.
 
Usted mismo ha dicho, el 22 de enero pasado en el ABC, que "cuestionar el actual modelo lingüístico catalán sería un suicidio". Tiene usted razón: sería un suicidio para todos los que viven del cuento de la lengua propia. Es hora de que respeten los derechos lingüísticos de todos.
 
Hágame caso, señor conseller: acaben con la inmersión o la inmersión acabará electoralmente con ustedes.
 
 
ANTONIO ROBLES (antoniorobles1789@hotmail.com), diputado en el Parlamento de Cataluña por Ciutadans-Partido de la Ciudadanía.
 
El autor pronunció este discurso en el Parlamento de Cataluña el pasado 31 de enero.
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