Bonadona dice:
No hay nada que pueda frenar la búsqueda de la propia satisfacción y no hay nada, en la concepción smithiana, que diga por cuál vía lograrlo. No hay prójimo por quien preocuparse, se trata de cada uno por sí mismo. Ni familia ni religión o, mejor dicho, la religión es esa incesante sed de acumulación.
Cualquiera que lea este párrafo y el resto del artículo de Bonadona podría concluir que a Smith, siguiendo una lógica maquiavélica e incluso criminal, sólo le importaba la acumulación de riqueza. Nada más lejos de la verdad.
En primer lugar, Smith no inventó la lógica del interés propio, como parece creer Bonadona, sino que simplemente, dejando los prejuicios de lado y adoptando una actitud científica, observó que una parte del comportamiento humano se ajusta a la búsqueda del mismo. De esa observación sacó algunas deducciones. Sostener, como hace Bonadona, que "lo que ocurre hoy es la consecuencia de la lógica que inició Smith" es análogo a decir que el hecho de que la Tierra gire alrededor del Sol es culpa de Copérnico.
En segundo lugar, Smith no justificó el comportamiento criminal, ni la anarquía. Smith, de hecho, consideraba una actividad legítima del Estado el evitar y castigar la actividad criminal de las mafias, los estafadores y los alcapones de turno.
En tercer lugar, Smith no postuló que todo comportamiento humano se ajuste a la búsqueda del interés propio. De hecho, escribió un libro, titulado La teoría de los sentimientos morales, donde analizó las causas que llevan a los seres humanos a preocuparse por el prójimo, a actuar correctamente, a ser altruistas y benevolentes. Ahí afirmó:
No importa cuán egoísta supongamos que sea, el hombre posee evidentemente unos principios en su naturaleza que hacen que se interese por el bienestar de otros y que la felicidad de otros le sea necesaria, aunque no gane nada con ello.
Aún en vida, Smith donó gran parte de su fortuna a instituciones de caridad.
Tampoco es posible concluir que Smith era ateo, o que hacía de la acumulación de riqueza una religión; al contrario, creía que es Dios quien pone en los seres humanos los sentimientos de empatía y benevolencia que frenan sus impulsos egoístas. Cuando Bonadona afirma: "Lo bueno, según el principio liberal, es que la persona haga dinero impulsada por su propio beneficio y lo acumule. Lo malo es que no aproveche cualquier oportunidad para hacerlo", reduce el pensamiento liberal a mero algoritmo y demuestra su desconocimiento de la filosofía liberal y del pensamiento smithiano (desconocimiento evidente, por otra parte, ya que ni siquiera parafraseó correctamente la frase del cervecero y el carnicero).
Decir que en la concepción smithiana no existe familia ni religión, prójimo por quien preocuparse ni virtudes humanas, sólo el afán de acumular dinero, es una tergiversación vulgar propia de alguien que no ha leído ni comprendido a este filósofo del siglo XVIII.
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