
La victoria de Hugo Chávez en las presidenciales venezolanas está siendo calificada por fuentes predecibles como una legitimación de su régimen. "La victoria del presidente Chávez es una victoria para la democracia", declaró el presidente populista de Bolivia, Evo Morales. La fuerte participación de la oposición en las elecciones refuerza aún más la idea de la legitimidad de Chávez en las mentes de algunos. "El pueblo ha hablado", dicen.
Si bien el candidato opositor Henrique Capriles reconoció su derrota, sería un error interpretar el resultado electoral como un fiel reflejo del sentimiento popular. Chávez manipuló el proceso electoral con tanta firmeza, que es sorprendente que a la oposición le fuera tan bien (obtuvo cerca del 45 por ciento de los votos).
Pregúntese esto: si lo siguiente hubiese ocurrido en su país, tal como ocurrió en Venezuela, ¿aceptaría el resultado?
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El Gobierno descalificó con legalismos a algunos de los principales candidatos.
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Chávez utilizó los ilimitados recursos del Estado para su campaña de reelección. Canales estatales de televisión transmitían propaganda chavista, y edificios estatales mostraban propaganda oficialista.
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Las apariciones televisivas de Capriles estaban limitadas a tres minutos diarios, mientras que Chávez aparecía durante horas a la vez en todos los canales, como lo demanda la ley.
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El padrón electoral contenía irregularidades o era al menos cuestionable. Desde 2003 hasta 2012, el número de votantes registrados aumentó de 12 millones a casi 19, a pesar de que la población creció tan solo unos pocos millones durante ese período. Catorce de los 24 estados de Venezuela tienen más votantes registrados que personas con capacidad para votar. Hay miles de votantes registrados con edades entre los 111 y 129 años.
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Las papeletas fueron impresas de tal manera que los votos de muchas personas que pensaron estar votando por Capriles fueron contabilizados como votos para un tercer candidato.
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El gasto gubernamental aumentó en un 30 por ciento durante el último año. Ocho millones de personas dependen directamente del Gobierno en punto a ingresos o reciben dádivas del mismo.
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Chávez cerró el consulado de Miami, hogar de miles de posibles partidarios de Capriles, con lo que obligó a éstos a votar en el consulado de Nueva Orleans o a perder su derecho al voto.
- El Gobierno intimidó a los votantes, empezando por aquellos que son empleados públicos, al insinuar que su voto no sería secreto.
A esa lista incompleta sume el hecho de que Chávez controla todas las instituciones estatales –incluyendo el Ejército, el Congreso, la Corte Suprema, el Consejo Nacional Electoral, el monopolio nacional de petróleo, etc.– y casi todos los medios de comunicación (incluyendo gran parte de la prensa privada, cuyos derechos han sido violados), y que mantiene al sector privado a raya a través de controles de capital y otras formas de represión económica. El abuso de poder ha sido bien documentado por el Washington Post, Mary O’Grady del Wall Street Journal, The Economist y otras fuentes (v. aquí, aquí, aquí, aquí, aquí y aquí).
Venezuela dejó de ser una democracia hace mucho tiempo. Eso no quiere decir que el esfuerzo de la oposición haya sido en vano. Al contrario, y a diferencia de años anteriores, en que boicoteó las elecciones, la oposición mostró a los venezolanos y al mundo hasta dónde llegaría el régimen con sus trucos sucios, hasta qué grado violaría la ley y socavaría el proceso electoral; y aun así obtuvo un importante apoyo el día de las elecciones.
Así que... ¿ganó Chávez las elecciones? Yo creo que no, pero el punto es que en realidad no se sabe con certeza, ya que no fueron unas elecciones justas. Solo podemos afirmar que, en todo sentido relevante, Chávez está encabezando un régimen autoritario. No dejemos que este ejercicio electoral nos haga pensar lo contrario.
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