En Sylt, los días de invierno son cortos, y generosos en lluvias. Pero esto no es obstáculo para disfrutar de la maravillosa playa de la zona occidental de la isla: treinta kilómetros de arena para pasear hasta que no nos queden fuerzas. Ahora bien, con la indumentaria adecuada (recordemos, por ejemplo, que aquí llueve lo suyo).
Hay pocas casas aquí; y eso se paga: concretamente, en torno al millón de euros los cien metros cuadrados. Tampoco hay muchos coches, pero los que hay suelen ser de alta gama: maseratis, porches, aston martin...; así como las tiendas: las hay de Hermes, de Bulgari, de Gil Sanders...
La forma de la isla ha sufrido continuos cambios. El fuerte oleaje devora la gran playa, y los sedimentos transforman la costa. Entre los elementos distintivos de estos parajes tan planos, una colina de poco más de 52,5 metros y los dos faros de la parte norte.
Los científicos saben que el Parque Nacional de Wattenmeer es uno de los mejores lugares de Europa para estudiar los lodos marinos. Así que hay unos cuantos. Eso sí, viven (muy) alejados de las famosas casetas móviles que se enseñorean de la paya en verano.
Sylt es un lugar para ir, disfrutar... y volver. Es ésta una isla cargada de energía positiva; la magia la ponen, en buena medida, quienes la visitan.
DÓNDE COMER
– Sansibar (Hornumer Strasse, 80, Rantum/Sylt. Teléfono: 49 651 964 646).
Un sitio delicioso, de ambiente muy cosmopolita, con una cocina sencilla y sabrosa. La bodega cuenta con excelentes vinos de todo el mundo.
DÓNDE DORMIR
– Séller Hof (Gurtstig, 7, Keitum. Teléfono: 49 465 193 340).
Un pequeño hotelito, en una casita preciosa. Los desayunos son de antología.
MÁS INFORMACIÓN
www.sylt.de