Peregrinos bien comidos

 

David Yarnoz pone a nuestra disposición su acreditada experiencia gastronómica. Nos atrevemos a decir que el suyo es uno de esos restaurantes a los que se va en peregrinaje desde cualquier lugar de España.

 

El comedor está bañado por una luz tenue que le da un aire acogedor; el mobiliario es sencillo, con estilosas sillas, mesas cubiertas con faldas y un mantel blanco tan sobrio como la vajilla y la cristalería. Y es que el color lo ponen los platos, pequeñas obras de arte que parecen salidas de la chistera de un mago.

 

De la carta recomendamos, por su autenticidad, los huevos escalfados y, por su complejidad, el foie gras de pato caliente.

 

 

 

 

No necesita mucha presentación por nuestra parte, pues tiene muy buen currículo: una estrella Michelín, dos soles de la guía Campsa, un nueve en Gourmetour y multitud de premios. Con todo, su principal valor es el reconocimiento del exigente público de Pamplona y alrededores.

 

Rodero es una empresa familiar que lleva varias décadas funcionando, y aunque el diseño interior del establecimiento se ha renovado, permanece el ambiente de salón de casa elegante.

 

La carta es muy variada, ya que cambia con cada estación, y siempre hay platos nuevos en el menú de degustación. Recomendamos empezar por los platos de verdura y seguir con las combinaciones de mar y tierra, como el lomo de bacalao confitado con manitas de cordero y textura de pimiento verde. Y para terminar, mucho chocolate blanco, sorbetes y dulces populares adaptados a los nuevos tiempos.

 

 

 

 

Un lugar pequeño pero muy agradable que empieza a ser referente en la zona. Escepticismo no faltó a la hora de echar a andar el negocio, ya que hasta la madre de Isabel, la dueña, decía que le parecía una locura poner un restaurante en aquella calle. Pero la idea no fue una locura; todo lo contrario: hoy es un lugar lleno de vida, con un ambiente agradable muy distendido.

 

Los arroces están de fábula, con sus calamares, sus bogavantes y demás elementos de la marinería. Isabel está al frente de los pucheros: he aquí la clave del éxito. Es una mujer con unas dotes extraordinarias para la cocina imaginativa. Boquiabierto dejó al público en la promoción "Burgos Ciudad Paisaje" con sus nidos de pétalo de rosa y láminas de chocolate.