Al parecer, esta particular cumbre por la paz, celebrada en la residencia de verano del ex beatle, en South Hampton, podría ser calificada de un éxito. Ahora sólo queda ver que sí, que es cierto, y que el "fuego cruzado" de acusaciones e insultos velados (Heather Mills llamó anciano –y no precisamente con tan amable palabra– al músico) se interrumpe.
Hace más de veinticinco años, Paul McCartney escribió una canción titulada Pipas de la paz. En ella, el bueno del músico clamaba por la paz, la difícil paz que sigue a un amor roto. Ahora, con coherencia, el cantante –de 64 años– ha querido reunirse con Heather Mills y tratar de llegar a un acuerdo pacífico, paso necesario para alcanzar un divorcio rápido, la obsesión de Paul McCartney, a quien la exposición pública de su vida privada se le hace especialmente insoportable. Además, el ex beatle quiere llegar cuanto antes a acuerdos en cuanto al cuidado y custodia de su hija, algo que, realmente, tiene muy preocupada a esta pareja hoy rota.
Los costes de la guerra
Según el Daily Mirror y el Daily Express, McCartney invitó a Mills a su mansión. Nadie sabe si ambos (que no firmaron separación de bienes cuando contrajeron matrimonio) habrán llegado a un acuerdo que ponga fin a las hostilidades, algo muy recomendable, en especial para la pequeña Beatrice.
Con todo, no cabe duda de que, lleguen al acuerdo que lleguen, el ex beatle habrá de desembolsar una ingente cantidad de dinero. Incluso hay quien dice, según los tabloides ingleses inspirados por la opinión de Mark Stephens, un conocido abogado de famosos, que el monto total podrá ascender a 150 millones de euros, si es que no llegan a un acuerdo pacífico. Así que, por la cuenta que le trae, McCartney está poniendo todo cuanto puede de su parte para que se firme la paz. Por ahora, una tregua con reservas.
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