En el último capítulo, Mills parece dispuesta a declararle la guerra a la hija de su ex. Así, podría pedir una orden judicial que impida a Stella McCartney ver a la única niña que tuvo el malogrado matrimonio, Beatrice, que cumplirá tres años en octubre.
La decisión de Heather parece provocada por la grabación de una conversación telefónica privada en la que Stella, fruto del matrimonio de Paul con su primera esposa, Linda, aseguraba a su padre que Heather le había mentido sobre su pasado. Según el Sunday Mirror, Stella añadía que se creía todas las informaciones que decían que la ex modelo había sido prostituta.
Poco después de anunciar su separación, las páginas de los diarios sensacionalistas ingleses acusaron a Mills de haber prestado sus servicios a miembros de la alta sociedad árabe y de la realeza a cambio de importantes sumas de dinero. La ex modelo hizo frente a la polémica desmintiéndolo todo y anunciando demandas contra las publicaciones que se hicieran eco del asunto. Contó además con el apoyo de McCartney, que pidió que la dejaran en paz.
Desavenencias familiares
La conversación, que se grabó de forma ilegal, supuestamente, mientras el ex beatle estaba en su casa de campo de Peasmarsh, llegó a manos de Heather, que decidió enseñársela a su ex marido. Parece que Paul está muy disgustado por el incidente, y ha comenzado a investigar quién es el responsable de esta intromisión en su vida privada.
Las supuestas desavenencias entre la diseñadora y Heather Mills alimentaron la polémica en torno a la pareja cuando se anunció el compromiso. Ya entonces Mills fue tachada en la prensa de "cazafortunas" y "calculadora", y se aseguraba que la hija del artista no se llevaba bien con ella. McCartney tuvo que desmentirlo todo, y dijo entonces que su hija y su futura mujer tenían una relación excelente.
Si Mills cumple su amenaza, Paul McCartney no podría volver a ver a sus dos hijas juntas, algo que ocurrió hace varias semanas, en la celebración de su 64º cumpleaños.